Por Luis Fernando García Núñez (para Safe Democracy)

Luis Fernando García Núñez es crítico con Colombia: la dirigencia política sigue teniendo un sentido autoritario de la democracia y poco ha cambiado en el país tras la recientes elecciones legislativas, alerta. Hay una ausencia de programas sociales, políticos y económicos que le puedan dar un giro a la complicadísima situación que vive esta nación latinoamericana. Lo que hace falta, añade, es consolidar la participación ciudadana y fortalecer la presencia de sectores de opinión contrarios a las políticas autoritarias que imperan hoy en el país.


Luis Fernando García Núñez es periodista y profesor de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá.

UNA MIRADA CRITICA A LAS ELECCIONES PARA CONGRESO que se efectuaron el pasado 12 de marzo, permite reflexionar detenida y críticamente sobre Colombia, la mal llamada democracia más antigua de América del Sur. Y es, precisamente, ese sentido de democracia el que se debe revisar en forma detenida. Con seguridad, para los analistas extranjeros este proceso democrático es bien curioso.

EL DISCRETO ENCANTO DE LA DIRIGENCIA
¿Cómo funciona una democracia que presenta como candidatos más visibles al Parlamento a hermanos, primos, tíos, sobrinos, esposos y esposas de líderes que desde hace más de medio siglo gobiernan al país?, ¿cuál es el criterio democrático que los vuelve candidatos?, ¿cuántos llamados delfines aparecieron en esta ocasión? Sin duda, una primera rareza que valdría la pena analizar desde el extraño sentido de democracia que tiene la dirigencia política colombiana.

URIBISMO, CON ALTA ABSTENCIÓN
De otro lado, una pregunta que ronda en estos días en algunos sectores académicos, es ¿cuál es la poderosa razón de mostrar un â€Ëœapabullante’ triunfo del uribismo en estas elecciones?, y desconocer, al mejor estilo del chavismo venezolano, la fuerte abstención –la más alta de las últimas elecciones–, que en esta ocasión alcanzó el 65 por ciento, sin sumarle más de un millón de votos nulos y sin marcar y los votos en blanco, teniendo en cuenta, además, que por lo menos en Venezuela la razón fue la imperdonable â€Ëœretirada’ de la oposición.

Y EL GANADOR ESâ€Â¦
No habían terminado las elecciones y ya los medios de comunicación estaban haciendo las casi semanales encuestas que siempre favorecen al presidente candidato y que, además, tienen una difusión nunca antes vista. ¿Cómo, entonces, interpretar el sentido de democracia en estas condiciones sui géneris, sin saber, además, qué sucedió con –¿y cuáles eran?–, los hombres y mujeres del paramilitarismo que aspiraban a una curul en este Congreso?

PARTICIPACIÓN CIUDADANA
¿Cómo construir, entonces, un sentido de democracia que permita mirar, en forma transparente, el desarrollo de los procesos que se efectúan para consolidar proyectos, con base en programas coherentes, que puedan consolidar la participación de la sociedad y fortalecer la presencia de sectores de opinión contrarios a las políticas autoritarias que hoy imperan?

LAS MISMAS CARAS DE SIEMPRE
En verdad pocas cosas cambiaron en estas elecciones. Son pocas las caras nuevas y las nuevas, en realidad, no lo son, y las mismas quejas: compra de votos, conteos irregulares, complicaciones de orden público, corruptela y viejos vicios, acompañaron a un electorado que va a las urnas por pequeñas prebendas que ofrece el mismo gobierno y los jefes políticos que desde hace varias décadas gobiernan a su antojo -con tejas, cemento, ladrillos y aguardiente- al país.

A LA IZQUIERDA, CARLOS GAVIRIA DÍAZ
La única sorpresa agradable es el triunfo de Carlos Gaviria Díaz, candidato de la izquierda democrática, ex magistrado, talentoso y transparente, quien muy probablemente le dará altura a un debate que parece, desde ya, caer en los insultos personales y en denuncias y contradenuncias con las cuales ocultar la ausencia de programas sociales, políticos y económicos que le den un giro a la complicadísima situación que vive esta nación latinoamericana.