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Por Javier Jordán (para Safe Democracy)

Javier Jordán analiza los resultados de las investigaciones del juez español Juan del Olmo, a cargo de las investigaciones de los atentados del 11 de marzo en Madrid, publicados recientemente, y afirma que la autoría intelectual de los atentados continúa siendo una de las principales incógnitas de la investigación judicial.


Javier Jordán es profesor del Departamento de Ciencias Políticas y de la Administración de la Universidad de Granada, del Instituto Andaluz de Criminología, y del Experto en Servicios de Inteligencia del Instituto Universitario «General Gutiérrez Mellado». Es también redactor jefe de JihadMonitor.org.

Javier Jordán.JPG EL PASADO MARTES 11 DE ABRIL, el juez de la Audiencia Nacional española Juan del Olmo dictó el auto de procesamiento de los atentados de Madrid. Las 1.460 páginas que lo componen recopilan multitud de detalles sobre la preparación y ejecución de aquella terrible masacre. Sin embargo, la autoría intelectual de los atentados continúa siendo una de las incógnitas no aclaradas.

ACTUACIÓN POR CUENTA PROPIA

A primera vista el auto de procesamiento da a entender que la red del 11-M fue un grupo autónomo, «un apéndice de una red macroterrorista llamada Al Qaeda, carente por completo de organización, que emite órdenes asesinas para los que quieran cumplirlas» (páginas 1412-1413).

Desde ese punto de vista, los autores intelectuales pudieron ser los mismos terroristas que llevaron a cabo los atentados. El auto recoge varios relatos de testigos que confirman efectivamente los deseos del tunecino Serhane ben Abdelmajid, del argelino Allekema Lamari y del marroquí Jamal Ahmidan, entre otros, de llevar a cabo una acción terrorista en España como castigo a la implicación del gobierno de aquel momento en la guerra de Irak. Según esta visión de los hechos, los líderes del grupo habrían actuado por su cuenta, coincidiendo además con las directrices generales de Al Qaeda. Osama Bin Laden amenazó explícitamente a España por esa misma razón en un comunicado emitido el 18 de octubre de 2003.

INFLUIR EN LAS ELECCIONES
A favor de esta hipótesis el auto recoge dos documentos publicados en varias web radicales, que también circularon a través de la lista de distribución yihadista conocida como Global Islamic Media, a la que alguno de los miembros del grupo del 11-M estaba suscrito. En esos dos documentos se aconsejaba atacar intereses españoles con el fin de influir en las elecciones de marzo de 2004 y chantajear al gobierno para que retirase las tropas españolas de Irak.

Algún medio de comunicación en España ha afirmado que los terroristas comenzaron a preparar los ataques tras conocer el primero de esos documentos en septiembre de 2003 (lo cual confirmaría aún más esta primera hipótesis).

Sin embargo, dicho documento no fue publicado hasta diciembre de ese mismo año y –a esas alturas– los preparativos ya estaban muy avanzados. De hecho, la investigación policial constata que los primeros contactos de la red del 11-M con los delincuentes que les facilitaron los explosivos se habían iniciado en el mes de julio. Esos documentos quizás reafirmaron a los terroristas en su propósito, pero la decisión ya se había tomado varios meses antes

DECISIÓN EN UN NIVEL SUPERIOR
La hipótesis del grupo autónomo –siguiendo directrices generales– es congruente con el modo de actuar de Al Qaeda después del 11-S y permitiría dar por concluido uno de los aspectos más importantes de la investigación de los atentados. Sin embargo, el auto de procesamiento también aporta información que permite pensar en una implicación más directa de individuos de alto nivel dentro del entramado yihadista global, e incluso de la propia organización Al Qaeda. Esto también se correspondería con otros atentados ejecutados después del 11-S.

Varios miembros del núcleo operativo tenían relación con personas que podrían haber transmitido la idea de parte de otros, o incluso haberla sugerido ellas mismas. Esos canales de comunicación eran los siguientes:

– A través del español de origen sirio, Moutaz Almallah Dabas, con el entorno radical de Abu Qatada en Londres, considerado líder ideológico de Al Qaeda en Europa.

– A través de Yussuf Belhadj, con miembros destacados del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) en Europa, un grupo asociado a Al Qaeda. De hecho, tanto Yussuf Belhadj como Hassan El Haski (otro miembro de alto nivel del GICM), conocían con anterioridad los atentados y abandonaron España algunos días antes de que se produjeran.

– A través de Moutaz Almallah y del propio Serhane ben Abdelmajid con el español de origen marroquí Amer Azizi (tenían relación con él vía e-mail). Amer Azizi se encuentra en situación de busca y captura desde finales de 2001 y posiblemente esté escondido en Afganistán o Pakistán. Fue miembro de la red de Abu Dahdah, pasó por los campos de entrenamiento de Afganistán, y –si se encuentra en Asia Central– podría estar en contacto con el núcleo central de Al Qaeda.

Por otra parte, la repetida referencia de los terroristas en sus comunicados al misterioso «Abu Dujan Al-Afgani, portavoz del ala militar de Ansar Al Qaeda en Europa» también podría ser un indicio de que los terroristas de Madrid no actuaron simplemente por cuenta propia, sino que a su particular fervor combativo se añadió la consigna directa y explícita de alguien situado en un nivel superior dentro del entramado yihadista global.

La autoría intelectual de aquellos atentados continúa siendo una incógnita.