Por Ariel Moutsatsos (para Safe Democracy)

Ariel Moutsatos analiza la situación política de México previa a las elecciones y afirma que la campaña presidencial sigue dando sorpresas: Andrés Manuel López Obrador (PRD, izquierda) cae estrepitosamente en la intención de voto, por sus propios errores, y anula la posibilidad de que México sea el siguiente gran miembro del eje de izquierda latinoamericana como se preveía, al menos por ahora. Por su parte, Felipe Calderón (derecha) sube en las encuestas ayudado por su adversario, mientras se hace cada día más evidente que el PRI (Roberto Madrazo) ha desaprovechado la oportunidad de reformarse tras perder el poder.


Ariel Moutsatsos es periodista mexicano de origen griego, egresado del Tecnológico de Monterrey. Tiene un Master en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense, y ha sido corresponsal internacional en Nueva York, Europa y Oriente Medio. Cubrió los atentados terroristas del 11-S y 11-M para la televisión y radio mexicana. Ha impartido cátedra de Terrorismo Internacional y de Prensa Comparada. Vive en París.

LAS ÚLTIMAS ENCUESTAS EN MÉXICO REVELAN ALGO QUE AÚN parece difícil de creer: Felipe Calderón, el candidato derechista a la presidencia del país, está técnicamente empatado en las preferencias electorales con su archirival, el hasta hace poco invencible Andrés Manuel López Obrador (AMLO, por sus iniciales), quien apenas unos meses atrás llevaba la delantera con sendos diez puntos de ventaja y se perfilaba como el siguiente gran miembro del eje de izquierda latinoamericana.

De acuerdo con la encuesta de Excelsior/Parametria, López descendió al 31 por ciento de las preferencias de voto y Calderón subió al 29 por ciento (si se considera el rango de error, hay empate). En algunos sondeos de opinión, como el realizado hace sólo unos días por el periódico Reforma, Calderón está incluso arriba por un pequeño margen porcentual.

UNOS SUBEN, OTROS BAJAN
No es necesario ser profeta ni adivino para aseverar que, si López Obrador no cambia de estrategia, la tendencia se mantendrá, es decir, que AMLO seguirá bajando, Calderón seguirá subiendo y Roberto Madrazo, del eterno Partido Revolucionario Institucional (PRI), quedará cada vez más rezagado en el tercer lugar, dado su evidente descrédito entre los electores.

Lo que hoy ocurre parecía casi imposible hace poco tiempo, no sólo por la considerable ventaja numérica que tenía AMLO, sino porque su historia reciente lo mostraba como un político muy poco vulnerable en términos de apoyo popular.

ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR
Así quedó de manifiesto en varios casos:

Primero, en 2004, cuando uno de sus más allegados colaboradores fue filmado recibiendo sobornos de un empresario mexicano, López Obrador se deslindó y dijo ignorar tales acciones; luego otro funcionario fue captado por una cámara apostando grandes montos en Las Vegas y AMLO también marcó su raya y pidió que se investigara. Aquellos escándalos, sin embargo, no le afectaron significativamente en el mediano plazo.

AL BORDE DEL JUICIO POLÍTICO
Posteriormente, a principios de 2005, ya sin fuero y separado de su cargo de Alcalde de la Ciudad de México, López Obrador estaba a punto de ser sometido a juicio político, pero dada la enorme controversia por el supuesto desacato a una sentencia de la Corte Suprema –y en medio de las sospechas de que el proceso era una maniobra de sus adversarios para quitarle del camino a la Presidencia–, el mandatario mexicano Vicente Fox «facilitó» las cosas y el ex Alcalde se salvó, otra vez.

Ya como candidato presidencial, López Obrador insultó a Fox en un mitin público, hace pocas semanas, es decir a la propia institución que aspira a dirigir, llamando «chachalaca» (pájaro escandaloso) al Presidente.

Se añaden además las descalificaciones al Instituto Federal Electoral mexicano (que es el que organiza las elecciones y goza de una buena imagen ante la opinión pública); propuestas como la de reducir el sueldo de los altos funcionarios; y anunciar la intención de utilizar el Palacio Nacional como espacio físico para la Presidencia y deshabilitar la actual residencia de Los Pinos (y no al revés, como sería quizá más lógico).

«HARAKIRI» A LA MEXICANA
En términos mediáticos, uno de los spots del Partido Acción Nacional (de Calderón) hizo hincapié en el endeudamiento con el que AMLO dejó a la capital mexicana; a su equipo sólo se le ocurrió responder con otro (simple) spot en el que la prestigiosa y respetada escritora Elena Poniatowska pedía que no lo calumniaran.

Para coronar la cronología de este «harakiri» a la mexicana, López Obrador decidió no asistir al primero de dos debates presidenciales televisados (del 25 de abril), regalando a sus adversarios la posibilidad de atacar una silla vacía.

DONDE LOS ERRORES LLAMAN LA ATENCIÓN
Aunque no se debe desmeritar a Calderón –que ha llevado a cabo un notable replanteamiento de su estrategia– parece que la cadena de errores de López Obrador ha sido tan contundente que ha llamado mucho más la atención del público, mientras que algunas de las fallas de la derecha no han sido registradas de forma tan sensible por los electores (como el hecho de que el dirigente del PAN descalificara abiertamente a Poniatowska por estar a favor de AMLO).

Vistas las cosas, la campaña presidencial mexicana sigue dando sorpresas. López cae por sus errores, Calderón sube ayudado por su adversario, se hace evidente que el PRI ha desaprovechado la oportunidad de reformarse tras perder el poder, el PAN decepcionó en el Gobierno y la izquierda intelectual ya no está en el PRD, sino en las páginas editoriales de los periódicos.

Y lo que faltaba, algo bueno por cierto, la derecha mexicana se ha vuelto propositiva.