Por Rafaela Merino Bianchi (para Safe Democracy)

Rafaela Merino Bianchi escribe que la nueva presidente chilena Michelle Bachelet tiene un liderazgo consensual, escucha y pide opiniones, y que su gobierno será en cierto sentido una continuación de la política de su antecesor Lagos, profundizando la línea política que tan bien le ha funcionado a Chile. Merino Bianchi cree que lo más importante ahora es el plano internacional, en el que la flamante mandataria deberá ser capaz de demostrar que Chile es ajeno a la delicada situación regional, confirmando que está a cargo del gobierno de un país serio y estable.


Rafaela Merino Bianchi es periodista de la Universidad Finis Terrae de Chile y colaboradora del periódico El Mercurio.

MICHELLE BACHELET ASUMIÓ EL 15 DE MARZO como Presidenta de Chile. Su elección fue una gran sorpresa para un país que se ve a sí mismo como conservador. Pero la amplia mayoría con la que ganó la segunda vuelta electoral demostró que los chilenos están listos para elegir a una mujer, socialista, divorciada, agnóstica y madre de hijos de distinto padre.

SÍMBOLO DE UNA TRÁGICA HISTORIA

Bachelet es un símbolo del pasado dictatorial de Chile y del presente que se ha ido forjando. Se trata de una doctora, ex ministra de Salud y de Defensa.

Su padre, Alberto Bachelet, fue General de Brigada de la Fuerza Aérea durante el gobierno de Salvador Allende. El 11 de septiembre de 1973, fue detenido y a causa de las lesiones provocadas por las torturas, sufrió un ataque al corazón que terminó con su vida. Michelle y su madre fueron detenidas y trasladadas a Villa Grimaldi, el principal centro de torturas de la dictadura.

Sufrió el exilio y retornó a Chile en 1979, momento en que se integró a la lucha por el reestablecimiento democrático.

Es la cuarta mandataria de la Concertación de Partidos por la Democracia, coalición que lideró el retorno a la democracia en Chile, después de los 16 años de la dictadura que encabezó Augusto Pinochet.

BÚSQUEDA DE CONSENSO
Bachelet también representa continuidad. Seguirá la línea del presidente anterior, Ricardo Lagos, quien contó con una altísima aprobación popular. Continuará con la actual línea de libre mercado que tan bien le ha funcionado a Chile.

Lejos de buscar los ideales socialistas –por lo menos en el plano económico– el gobierno de Bachelet continuará la senda capitalista y su política seguirá el camino de la estabilidad, como ha sido la tónica en Chile desde el retorno de la democracia.

El mayor cambio político apunta al uso de comisiones de estudio para atender a las necesidades sociales, con el objetivo de consolidar una democracia participativa.

Comparada con Lagos, su estilo de liderazgo es más consensual, escucha y pide opiniones. El hecho de que imponga plazos cortos y que contemple consultar a la sociedad (incluso quienes no votaron por ella) le da un rasgo novedoso. Y ya está en marcha. En el tiempo que lleva en el poder ya se constituyeron dos comisiones de peso: una dedicada a la infancia y otra a la reforma provisional. Y en las que además colaboran expertos de distintas tendencias políticas.

POLÍTICA EXTERIOR
Desde que asumió el Gobierno de Chile, Michelle Bachelet ha ido cumpliendo con éxito las 36 medidas que se propuso consumar en los primeros cien días de su gestión. Queda por ver cómo se moverá en el terreno internacional.

Michelle Bachelet se enfrenta a su primera gira por Europa. Su debut es en Viena, en la IV Cumbre de jefes de Estado y Gobierno de Latinoamérica y Europa, donde además de las reuniones plenarias tiene programadas quince reuniones bilaterales. La más esperada: la que solicitó el mandatario boliviano Evo Morales, para hablar de temas energéticos, de recursos hídricos, comerciales, militares, pero también de la histórica demanda marítima del país antiplánico.

La gira de Bachelet comenzó en España, donde firmó con su homólogo José Luis Rodríguez Zapatero, una Alianza Estratégica de Cooperación bilateral. Esta asociación estratégica impulsará las relaciones de ambos Estados, profundizará la cooperación y permitirá ampliar las relaciones de los inversores españoles en Chile.

La visita oficial a España estuvo llena de elogios y halagos para la Presidenta, primero del propio Rodríguez Zapatero, quien puso a Chile como ejemplo de país serio y moderno y luego, al ser galardonada con el premio «Nueva Economía Forum 2006», que recibió de manos de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega.

Pero lo más importante a nivel internacional es que la flamante mandataria deberá ser capaz de demostrar que Chile está ajeno a la delicada situación regional. Y confirmar que está a cargo del gobierno de un país serio y estable, tanto a nivel político, como en los planos económicos y sociales. Sin dudas, todo un desafío para la presidenta, que afrontará el reto con la entereza, la fuerza y la inteligencia que le caracterizan.