Por Juan Gabriel Tokatlian (para Safe Democracy)

Juan Tokatlian dice que a pesar de que Estados Unidos ha ahondado su unilateralismo y su agresividad belicosa, y que en el tema de los acuerdos y responsabilidades internacionales socava una amplia gama de protocolos, pactos y deberes mundiales, lo más aconsejable sería comprometer más a Washington en la construcción, defensa y promoción de distintos regímenes internacionales; pero si ello no ocurre, no hay que dejarse chantajear. Tokatlian cree que es posible pensar y establecer mecanismos regionales, es decir coaliciones diversas entre naciones semejantes en Sudamérica, o bi-regionales (Latinoamérica y Europa) más allá de Estados Unidos, y abocarse a solucionar problemas como la pobreza, el deterioro de los derechos humanos y el medio ambiente, el abuso de drogas, la proliferación de armas ligeras, el SIDA y la corrupción.


Juan Gabriel Tokatlián es sociólogo y ha realizado un doctorado y una maestría en Relaciones Internacionales en la Johns Hopkins University, de Washington. Dirige actualmente la carrera de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés, en Argentina.

A ESTA ALTURA, ES EVIDENTE QUE LA ADMINISTRACIÓN del presidente George W. Bush ha optado por ahondar el unilateralismo que ha caracterizado buena parte de la conducta internacional de Washington desde finales de la Guerra Fría.

De la unilateralidad ad hoc del gobierno del presidente Bill Clinton, se ha pasado, en Washington, a una política unilateral agresiva.

NO DEJARSE CHANTAJEAR
En el tema de los acuerdos y responsabilidades internacionales, Estados Unidos no sólo no respalda, sino que incluso se opone y hasta socava una amplia gama protocolos, pactos y deberes mundiales.

Lo anterior debe producir una justa crítica contra Estados Unidos, así como una actitud activa del resto de la comunidad de naciones. Lo mejor sería comprometer más Washington en la construcción, defensa y promoción de distintos regímenes internacionales. Pero si ello no ocurre no se trata de desconocer su enorme poder, sino de no dejarse chantajear.

MUCHO POR HACER SIN WASHINGTON
La inmensa mayoría de los países que aún confían en el multilateralismo deberían profundizar los compromisos en torno a una parte importante de la agenda del siglo XXI, sin reparar en la ausencia de Estados Unidos.

Se debe avanzar en la lucha contra la pobreza, la salvaguarda de los derechos humanos, la preservación del medio ambiente, la superación del abuso de las drogas, la reducción de las armas ligeras, el control del SIDA y la superación de la corrupción, con o sin Washington.

Se deben desarrollar reglas de juego serias y aplicables, aunque Estados Unidos no quiera auspiciarlas.

FALSOS DILEMAS
Es posible pensar mecanismos regionales (coaliciones diversas entre naciones semejantes en Sudamérica), o bi-regionales (por ejemplo, entre Latinoamérica y Europa) para abocarse a solucionar problemas substantivos de diversa índole. En breve, es mucho lo que se puede hacer sin la participación de Estados Unidos.

Hay que superar, psicológica y políticamente, el falso dilema que proyecta Estados Unidos en el que las relaciones internacionales discurren con el ritmo y el contenido que Washington propone, o se cae en caos. Caos que sin duda proviene, entre otras, de su unilateralismo belicoso.

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