Por Chimène Coste (para Safe Democracy)

Chimène Coste dice que Cuba padece de un estado de parálisis político y social desde la internación de Castro y cree que la situación actual podría ser interpretada como un ensayo general de lo que pasará cuando Fidel muera. En este sentido, se están estudiando las reacciones de la población y las palabras claves en estos días extraordinarios son normalidad, confianza, unidad del pueblo y continuidad. Pero, ¿se trata de la continuidad de las ideas revolucionarias o de la prolongación de la dinastía familiar? Coste piensa que la única certeza es que el proceso de legitimación de la delegación del poder a Raúl Castro –cuya popularidad nunca fue muy alta– ya está en marcha.


Chimène Coste es politóloga y tiene un Master en Sociología Política por la Universidad de La Sorbonne. Se encuentra actualmente realizando su doctorado sobre Cuba por la misma universidad.

APARECIÓ DE MANERA INESPERADA CARLOS VALENCIAGA, el secretario personal de Fidel Castro, en la televisión el 31 de julio leyendo una proclama del jefe del Estado cubano en la cual declaró delegar con carácter provisional sus funciones como Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y sus funciones de Comandante en Jefe de las heroicas Fuerzas Armadas Revolucionarias y como Presidente del Consejo de Estado y de Gobierno de la República de Cuba a su hermano Raúl Castro Ruiz.

DE HERMANO A HERMANO
Añade también que con carácter provisional delega en José Ramón Balaguer Cabrera, miembro del Buró Político, sus funciones como impulsor principal del programa nacional e internacional de salud pública, y en Machado Ventura y Esteban Lázo Hernández, asimismo miembros del Buró Político, sus función como impulsor principal del programa nacional e internacional de Educación, y en Carlos Lage Dávila, miembro del Buró Político y Secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros la labor de impulsor principal del programa nacional de la revolución energética en Cuba.

El 1 de agosto otro mensaje del jefe del Estado cubano fue leído en la televisión; éste declaró que su estado de salud debe convertirse en un secreto de Estado y que no puede estar divulgándose constantemente.

UN PROCESO TURBIO Y SECRETO
La situación en Cuba es totalmente inédita. Fidel Castro desaparece de la escena pública dejando al pueblo al amparo de la incertidumbre: primero delega todos sus poderes a través de una proclama escrita y pronunciada por otra persona y lo hace además con carácter provisional. En La Habana abundan los rumores. ¿Habrá muerto el comandante en jefe? Fidel es noticia pero nada se informa sobre su estado de salud.

Cuba padece de un estado de parálisis político y social. Desde que fue anunciada la noticia de su internación, no apareció ningún alto oficial del Estado en los medios de comunicación. Ni Raúl Castro, ni los miembros del Buró Político han asumido públicamente el poder.

Los directores de la información no dejan de rechazar la posibilidad de una transición política en el país, pero tampoco proporcionan análisis sobre la situación. En las calles no se visualiza ningún cambio significativa; la vida sigue igual.

FUERTES TENSIONES
No obstante, pueden sentirse fuertes tensiones detrás de esta fachada de normalidad. El carnaval de La Habana ha sido cancelado y se ha prohibido vender ron (la bebida nacional) en el Malecón, el eje nocturno de la capital.

Otras noticias circulan sin que se pueda verificar su validez. El número de policías vestidos de civil ha sido incrementado drásticamente.

Además de la movilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias podría haber unos 300 mil civiles movilizados de la reserva. No se puede corroborar la cifra, pero se les nota andando vestidos de verde por las calles de las ciudades. También podría haber movimientos de tanques alrededor de La Habana.

Frente a esta militarización de la sociedad existen sin embargo actos de desobediencia civil: algunos jóvenes se esconden o simplemente deciden no responder a la convocatoria.

CUANDO FIDEL MUERA
La situación actual podría ser interpretada como un ensayo general de lo que pasará cuando Fidel muera. En todos los medios de comunicación ha comenzado una verdadera guerra psicológica a favor del status quo como lo atestiguan algunas de las portadas de la prensa nacional: Continuaremos la marcha, Más socialismo, Voluntad de triunfo o el impactante Estaremos a la altura de este joven de 80 años; y en contra de los cubanos de Miami: Gusanos de mal gusto. Todo ello impide, una vez más, que surja una alternativa entre estos dos polos opuestos e irreconciliables.

Mientras tanto, se están estudiando las reacciones de la población a través de los canales habituales como organizaciones de masas y agentes de la Seguridad Cubana y otros menos habituales. Se hacen rondas por las ciudades para controlar los puntos conocidos como potencialmente calientes y se vigila a los disidentes.

DELEGACIÓN DEL PODER
Las palabras claves en estos días extraordinarios son normalidad, confianza, unidad del pueblo y continuidad.

Pero, ¿se trata de la continuidad de las ideas revolucionarias o de la prolongación de la dinastía familiar?

La única certeza es que el proceso de legitimación de la delegación del poder a Raúl Castro –cuya popularidad nunca fue muy alta– ya está en marcha.

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