Por George Chaya (para Safe Democracy)

George Chaya realiza una crónica de las acciones de Hezbolá en 2005 y 2006 y analiza la decapitación de la Revolución de los Cedros en Líbano, la guerra con Israel y la imposición del cese al fuego reciente. En este sentido, Chaya proyecta los próximos pasos que dará Hezbolá y afirma que Nasrala tendrá que luchar decidida y frontalmente contra la Resolución 1701 –que le exige su desarme como milicia– o tomar abiertamente el control del gobierno libanés. Chaya cree que Nasrala va a intentar hacer ambas cosas: controlar el gobierno libanés, y continuar la guerra contra Israel, aún a riesgo de que estalle una nueva guerra civil en el país.


George Chaya es experto en Oriente Medio y analista de política internacional. Dirige el Bureau de Informaciones Libanesas para América Latina. Es coordinador de la Organización de Soporte a los Derechos Humanos de Paris para Hispanoamérica. Ha publicado decenas de artículos en español, inglés y árabe.

NO SON POCOS QUIENES DESDE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LA OPINIÓN PÚBLICA se preguntaron por qué Estados Unidos tardó tanto para llevar adelante una resolución junto con Francia en Naciones Unidas.

La resolución en cuestión, no obstante, ya fue promulgada días atrás por vía del Consejo de Seguridad. Otros se desconcertaban al ver a Fouad Siniora, primer ministro de Líbano, llorando emocionado en la reunión en Beirut con esa entelequia denominada Liga Árabe y llamando al rechazo de una fuerza multinacional en el sur del país, apoyando con su discurso de manera indirecta a Hezbolá.

EL STATUS QUO
Los comentaristas políticos apenas pueden comprender y descifrar por qué los supuestos aliados de Washington en la guerra contra el terror –Egipto, Arabia Saudí y Qatar– estuvieron presionando por el retiro israelí, rechazando la fuerza multinacional beneficiando de ese modo el status quo en favor de Hezbolá.

Todo ello suena como si el año 2005 y lo que va de 2006 fuera un espejismo: ¿y la Revolución de los Cedros en Líbano con elecciones libres? ¿y la formación de un gobierno anti-sirio encabezado por Saad Al Hariri, el hijo del asesinado ex primer ministro Rafik Al Hariri?

¿Qué pasó entonces?, ¿Quién llamó, estimuló y llevó a Líbano a esta guerra?

DURO GOLPE DE ISRAEL
Israel golpeó duramente la parte sur del país, pueblos, ciudades, y hasta el sur de Beirut; atacó puentes y cubrió de escombros el país arrasando y causando un estrago humanitario y político.

Israel dice haber ganado la batalla militar y Hezbolá está organizando su futuro político y tal vez una nueva guerra mientras también festeja su victoria; el único derrotado fue el pueblo libanés.

LA CONTRAOFENSIVA
Antes de abril de 2005, cuando el presidente sirio Bachar Al Assad replegaba su ejército del Líbano –luego de 29 años de ocupación– y el mundo libre celebraba la muy apoyada Revolución de los Cedros en Beirut, la contraofensiva de Hezbolá estaba siendo diseñada dentro de los siguientes parámetros.

Hezbolá absorbía la furia de las masas libanesas postergadas en su beneficio buscando así construir su proyecto político, generando las condiciones para no desarmarse –rechazando la Resolución 1559 del CSONU– y solidificando, con el gobierno sirio y sus instituciones, el apoyo de éste último, así como también los vínculos con el régimen iraní. Nasrala ultimó los detalles para una guerra con Israel. Desafortunadamente, estas acciones fueron invisibles para Occidente.

Luego apareció en escena la estrategia de Hezbolá con mucha más claridad, siendo capaz de:

UNO
Neutralizar a los dirigentes y políticos libaneses de la Revolución de los Cedros y bloquear las acciones en el Parlamento tendientes a sanear los vicios y la corrupción de la reelección del presidente pro-sirio Emile Lahoud. Mantener a Lahoud en su lugar le aseguró a Hezbolá seguir contando con los servicios de inteligencia del Estado libanés y a la vez continuar con el bloqueo y el control sobre el ejército para que éste fuera movilizado al sur del país. Primer objetivo cumplido en junio 2005 de manera exitosa.

DOS
Asimismo, Hezbolá se presentó en las elecciones legislativas manteniéndose en la negativa a ser desarmado, y, con 350 millones de dólares para repartir entre los votantes, se aseguraron con sus aliados del Movimiento Amal de 30 bancas en el Parlamento.

LOS RESULTADOS
Una mayor cantidad de diputados de Hezbolá que se incorporaron en el Parlamento, supuestamente anti-sirio. Esto no fue observado en la real magnitud ni en el peso que ello significó a futuro en la arena política libanesa por los demás partidos que festejaron en cambio el logro de la resistencia a Siria. No obstante, el peso de las 30 bancas de Hezbolá –y su aliado Amal— logró ratificar al pro-sirio Nabih Berri como jefe del Parlamento. El resultado fue el segundo éxito político de Hezbolá al mantener a Lahoud y también a Berri en sus posiciones políticas.

TRES
El gabinete de Siniora fue amenazando, chantajeado y boicoteado por el bloque de diputados chiíes que se retiraron del gobierno por más de 25 días exigiendo cuatro ministerios para el bloque de Hezbolá, es decir, la cantidad necesaria para vetar todas las decisiones sobre el despliegue del ejército libanés al sur del país y sobre el desarme de las milicias. El tercer objetivo fue consolidado antes de agosto de 2005.

CUATRO
Entre julio y diciembre de 2005, las mafias terroristas asesinaron a varios líderes de la Revolución de los Cedros que no aceptaban la mala influencia de Hezbolá en el gobierno libanés, entre ellos: Samir Kassir, George Hawi y Gubran Tueni, la figura principal de la Revolución. Otros periodistas y cuadros fueron blancos de atentados y amenazas incluyendo a May Chidiac, presentadora de la Televisión Libanesa de la cadena LBC, quien sobrevivió al atentado con explosivos en su camioneta pero quedó mutilada. La Revolución de los Cedros decapitada dentro de Líbano para finales de 2005: cuarto objetivo cumplido.

CINCO

Antes de marzo de 2006, Hassan Nasrala firmó un acuerdo con el ex General Michel Aoun, ex político anti-sirio; este último separó su movimiento de los partidos que apoyaban al Gobierno y como consecuencia de ello se dividió a la comunidad cristiana en dos sectores.

La oposición a Hezbolá fue reducida a la confusión. El líder Walid Jumblatt (druso) y algunos diputados cristianos ya no se manifestaban contra Siria y lo hicieron tibiamente contra Hezbolá. Nasrala acompañó sus ofensivas victoriosas con el financiamiento iraní de muchos proyectos socioeconómicos fuera de las tradicionales plazas fuertes chiíes, extendiendo así su proyecto en otros pueblos y regiones del país.

SEIS
Antes de abril de 2006, la estrategia dual de Hezbolá creció con mayor rapidez, y el gobierno estaba casi paralizado en la puesta en práctica de Resolución 1559 CSONU. Por un lado, Nasrala y su aliado Nabih Berri inducieron a los políticos anti-sirios a sentarse a una mesa de dialogo nacional para discutir el futuro de Líbano, alejados de las demostraciones populares sin hacerlo visible a la comunidad internacional, ni al pueblo libanés. Hezbolá ganó tres meses muy valiosos.

SIETE
Mientras tanto, a través de las muy abiertas y lánguidas fronteras sirias y libanesas, Irán envió todos todo el armamento necesario para que Hezbolá pueda librar esta última guerra contra Israel.

El plan A de Nasrala era una guerra limitada contra Israel seguido por una rebelión contra el gobierno de Siniora y la toma del mismo. Israel, sin embargo, lo empujó a una guerra mucho más larga. De ese modo, el plan B de Hezbolá fue una resistencia más extensa, postergando de momento sus planes del control sobre el gobierno y tranzándolos para un futuro cercano.

Se sabe, por declaraciones de diputados libaneses que imploran el anonimato, que Hezbolá amenazó al gobierno de Siniora con generar su desintegración si no seguían sus planes.

SINIORA COMO REHÉN
Pero el plan verdadero del eje iraní-sirio radica en el hecho de mantener el gobierno de Siniora como rehén. El plan de siete puntos del gabinete libanés que se ha aprobado, es netamente el sugerido por Hezbolá: ninguna concesión, ningún capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, ninguna Resolución del Consejo de Seguridad que desarme a la milicia.

Siniora llora delante de los representantes de la Liga Árabe, Nasrala controla tranquilamente la situación y la mayoría de los políticos libaneses claudican ante esta realidad.

EL GRAN NEGOCIO
Los gobiernos árabes suníes escuchan y apoyan al primer ministro suní, apoyan sus tesis, y convencen a Estados Unidos y Francia de que la presión sobre Hezbolá puede llevar a Líbano a una nueva guerra civil.

Irónicamente, los bombardeos sobre Beirut y los demás puntos del país hacen que Nasrala se posicione en detrimento del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y de los diplomáticos árabes. Él sabe demasiado bien que en ausencia de la Revolución de los Cedros está ganando la ofensiva política.

Puesto que hoy nadie está oponiéndose a su agenda –sus servicios han controlado la información en la mayoría de los medios libaneses– Nasrala hace su gran negocio.

DOS OPCIONES PARA NASRALA
Con la promulgada Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, las opciones de Hezbolá se han reducido actualmente a dos variables:

La Resolución avala y fortalece la determinación del gobierno libanés para extender su jurisdicción y la legalidad, para que logre, además, afianzar su control en la totalidad del territorio del país.

En este sentido, Nasrala tendrá que luchar decidida y frontalmente contra la Resolucion 1701 o tomar abiertamente el control del gobierno libanés, de modo que con esa acción pueda paralizar definitivamente la puesta en práctica de la Resolución.

Mi instinto me dice que él va a intentar hacer ambas cosas: a) controlar el Gobierno, y; b) continuar la guerra contra Israel, aún a riesgo de que estalle una nueva guerra civil en el país.

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