Ciro Di Costanzo explica por qué el movimiento liderado por el candidato de centroizquierda Andrés Manuel López Obrador (PRD) –que protesta en el corazón de México por un supuesto fraude electoral en las recientes elecciones– tenderá a erosionarse con el tiempo. Di Costanzo cree que la muy peculiar resistencia civil a la mexicana del candidato del PRD carece de argumentos y de pruebas contundentes para aglutinar a los ciudadanos en la causa que abandera, y se trata más bien de una estrategia arriesgada contra las instituciones democráticas, que podría perjudicar al propio gobierno entrante de Marcelo Ebrard (PRD) en el distrito federal.
[2] Ciro Di Costanzo es periodista y analista de política internacional. Conduce actualmente uno de los programas más importantes de radio de México (Reporte 98.5fm en su tercera emisión) y es catedrático de Comunicación y Política Internacional en la Universidad Iberoamericana. Ha realizado coberturas internacionales y fue fundador del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales. Da conferencias en las principales universidades de su país y en el extranjero.
MÉXICO ATRAVIESA EN ESTOS MOMENTOS las vicisitudes de una democracia por definición imperfecta y, por circunstancia joven, que se desliza en las tormentosas aguas de la tradición cultural caudillista de un México que ya no existe.
La mayoría de los ciudadanos se preguntan, con explicable angustia, cuáles serán los derroteros de la impugnada elección presidencial o, por lo menos, qué es lo que se busca por parte de quienes han llamado ya a la resistencia o, incluso, a la desobediencia civil.
[3] EN EL CORAZÓN DEL DF
Para poder entender de qué se trata este movimiento liderado por el candidato de centroizquierda (PRD) Andrés Manuel López Obrador, habrá que decir que se trata de una resistencia civil a la mexicana muy peculiar.
El punto neurálgico de la resistencia se ubica en el corazón de la ciudad de México mediante la instalación un mega-plantón que bloquea la Avenida Paseo de la Reforma, la principal arteria de la capital del país, hasta el Zócalo capitalino, en donde se asienta la principal plaza del centro de México, D.F.
ESTRATEGIA ARRIESGADA
Este bloqueo tiende a asfixiar el principal corredor turístico-económico, social, cultural y político y, desde luego, perturba aún más, el ya desquiciante tráfico vehicular de la Ciudad de México.
Es muy peculiar porque son acciones de resistencia que afectan a la ciudadanía del principal bastión de la organización que las encabeza, de donde ha salido la mayor parte de sus propios votos, lo que supone una estrategia muy arriesgada para el propio PRD.
[4] LÓPEZ OBRADOR Y MARCELO EBRARD
Es una resistencia muy peculiar porque, a diferencia de los estándares normales de una resistencia civil, ésta cuenta no solo con el aval, sino con el abierto apoyo del Gobierno de la entidad sometida, esto es, el gobierno perredista de la ciudad, de tal suerte que, de manera paradójica, el principal damnificado a mediano plazo es el mismo gobierno del PRD, en donde está la mayor estructura de poder alcanzada por el mismo partido que encabeza las acciones.
De continuar, ¿colapsará el entrante gobierno de Marcelo Ebrard, impulsado por el mismo López Obrador?
[5] Se trata indudablemente de una resistencia muy peculiar porque los planteamientos que le dan contenido se hacen a nombre de la democracia y éstos atacan, fundamentalmente, a las instituciones democráticas que disolvieron el antiguo régimen totalitario que se ejercía en México a través del otrora hegemónico partido de Estado (PRI).
UNA CAUSA SIN PRUEBAS
Sobre todo y de manera general, los movimientos de resistencia civil se sostienen en el tiempo mediante el oxígeno que da la causa y el calado, la envergadura de la misma.
En la particularidad del caso que nos ocupa, la causa recae en un supuesto fraude electoral, del cual no se ha presentado una sola prueba, ni un solo elemento que permita visualizarlo de manera clara y contundente, requisito medular para que la generalidad de una población determinada la abrace.
[6] 70 AÑOS DE FRAUDES
Después del recuento parcial de 12 mil casillas ordenado por el Tribunal Electoral mexicano, el resultado no ha modificado mayormente la tendencia registrada ya por el conteo distrital del Instituto Federal Electoral.
Hay, sin duda, pruebas de inconsistencias que existen en toda elección, pero éstas distan mucho de probar un fraude deliberado que necesariamente tendría que involucrar a cientos de miles de mexicanos. Tal estafa sólo se sostiene en el hecho de que la palabra fraude electoral sí tiene sentido en un México que sufrió 70 años de fraudes, pero que, en la actualidad, el señalamiento no resiste un análisis objetivo, por lo que la falta de solidez en la causa que abandera la resistencia civil a la mexicana tenderá a erosionarse con el tiempo. Lo dicho: muy peculiar…