Por Maximiliano Borches (para Safe Democracy)

Maximiliano Borches dice que el gobierno de Evo Morales se encuentra acechado (desde la izquierda y la derecha) ante el proyecto de nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia: la oposición comienza a dar golpes cada vez más certeros como lo ha demostrado la reciente Asamblea Constituyente y la insatisfacción creciente de algunos departamentos del país. Ante esta crisis política, Evo Morales tendrá que rebajar sus objetivos y demostrar a su propio país y al mundo que el apoyo popular que recibió hasta el momento se mantiene, y que además se encuentra abierto al diálogo con la oposición, que ayudará a profundizar la democracia en Bolivia, tantas veces vapuleada.


Maximiliano Borches es periodista y analista internacional. Colabora en distintos medios de prensa latinoamericanos y es director de la revista «Horizonte».

EL GOBIERNO BOLIVIANO ENCABEZADO POR EL SOCIALISTA EVO MORALES se encuentra acechado tanto por izquierda como por derecha.

Los sectores pertenecientes a la derecha boliviana han intentado llevar adelante una maniobra contundente contra el decreto de nacionalización de los hidrocarburos, que quedó desdibujada a pesar de que el gobierno haya aceptado la renuncia de uno de sus hombres de confianza, el ahora ex presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos Jorge Alvarado. A la misma se le han sumado una ola de protestas a nivel nacional, que parecen indicar el final de un romance de siete meses que el gobierno mantuvo con algunos sindicatos desde que asumió, en enero pasado.

EDUCACIÓN Y TRANSPORTE
Estas huelgas, encabezadas por el combativo gremio docente –que rechaza el proyecto de educación oficial y pide la renuncia del ministro de Educación– tuvo un dispar acatamiento, pero se encamina a nacionalizarse, y ya existen indicios de que todas las escuelas públicas, privadas como así también las universidades, cerrarán sus puertas hasta que el Plan oficial caiga.

Otro gremio que sorprendió al gobierno fue el de Transporte. A pesar de que se ha alcanzado a un acuerdo con el mismo, la tensión se mantiene.

INSATISFACCIÓN CON EL GOBIERNO
Además del frente sindical abierto, el oficialismo también tiene que lidiar con la insatisfacción de algunos departamentos: son las zonas de mayor riqueza natural como Santa Cruz y Tarija, y los más hostiles al gobierno.

Estos conflictos regionales, se suman a la ofensiva que por estos días debe enfrentar el gobierno por parte de los sectores más conservadores de la sociedad boliviana, que pugnan por hacer lobby a favor de las empresas trasnacionales y no acuerdan con las medidas nacionalizadoras de los hidrocarburos ni con el proyecto de expropiación de tierras fiscales en desuso, para la mayoritaria población pobre de Bolivia, que lleva adelante este gobierno.

OBSTÁCULOS PARA LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE
El pasado 2 de julio, se llevó a cabo una doble elección para elegir constituyentes y decidir el futuro autonómico de nueve departamentos. El oficialismo cosechó bueno resultados logrando casi un 53 por ciento de los votos y manteniendo el mismo apoyo que recibió la candidatura de Morales en la segunda vuelta presidencial.

Si bien el debate recién comienza, y la Asamblea pondrá a disposición de un plebiscito los acuerdos logrados para refundar la Carta Magna boliviana, lo cierto es que el diálogo tuvo un mal arranque lo que no es más un capítulo de la crisis política que vive Bolivia.

EL REGLAMENTO DE LOS DEBATES
El bloque mayoritario, representado por el oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), se encuentra dividido y a punto de quebrarse por la discusión en torno a la redacción del proyecto de Reglamento de Debates. La discusión central pasaba por definir si el voto debía ser por mayoría absoluta, por mayoría simple o por la adopción de un mecanismo de aprobación mixto para legitimar la toma de decisiones de la Asamblea Constituyente.

El sector indigenista del MAS (de posición más radical) aboga por la mayoría absoluta, mientras que el opositor –de derechas– PODEMOS, junto el resto de los partidos minoritarios pide la mayoría simple. El sector del MAS menos radicalizado, por su parte, desea un mecanismo de aprobación mixto.

EL MAS LOGRA IMPONERSE
Tras una fuerte discusión, el MAS logró imponer su propuesta, en tanto que el voto de la mayoría simple sólo será operativo para la aprobación del texto constitucional definitivo.

Esta crisis interna del MAS, y la avanzada de la oposición que comienza a dar golpes cada vez más certeros –junto al divorcio de algunos sindicatos que hasta el momento acompañaron sin chistar las acciones del Ejecutivo– preocupan de sobremanera a un gobierno que tiene buenas intenciones en el postergado terreno social, pero que deberá mostrar cintura política y bajar ciertas pretensiones que lo ciega, para continuar gestionando el destino de Bolivia.

LOS DESAFÍOS DE EVO MORALES
La falta de cuadros políticos, administrativos y técnicos es uno de los talones de Aquiles del gobierno socialista boliviano, que avanzó hacia el poder en un momento en el que la mayoría de los intelectuales –incluso los de izquierda– habían sido cooptados por el neoliberalismo.

Esta carencia pone en tensión al gobierno en esta etapa de crisis política. Además, el gobierno reconoció que la nacionalización de los hidrocarburos se encuentra estancada y armó un equipo especial reforzado por los ministros de Hacienda, Planificación, Defensa y de la Presidencia.

INVERSIÓN, SIN PATRONES NI DUEÑOS
YPFB aún no participa en toda la cadena productiva ni comercializa los hidrocarburos en el mercado interno y externo como establece el decreto del 1º de mayo; su refundación sigue sin entrar en efecto mientras gestiona un préstamo de 180 millones de dólares con el Banco Central y las auditorias están atrasadas, lo que hace casi imposible la firma de nuevos contratos con las transnacionales en el tiempo previsto.

Es momento de dar claras señales a Brasil y a España del compromiso asumido por Bolivia para continuar las negociaciones, a pesar de que Evo Morales haya rectificado que lo que necesitamos es inversión, pero no necesitamos patrones ni dueños.

BRASIL Y ESPAÑA
Las negociaciones con Brasil para dar viabilidad al aumento anunciado por el gobierno boliviano, que acrecienta de cuatro a siete dólares por millón de BTU (gas) se verán por ahora congelados, por las ansias reeleccionistas del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. De hecho, el viaje del vice-presidente boliviano, García Linera, así lo demuestra; sólo consiguió el compromiso para reanudar conversaciones.

Con España, por su parte, será una pelea un poco más reñida. Por lo pronto, García Linera estaría viajando a Madrid en octubre para dar forma a nuevos acuerdos e intentar frenar la presión que la empresa española Repsol-YPF está ejerciendo sobre el gobierno boliviano.

Evo Morales, hasta el momento, ganó todas sus batallas en los mítines públicos. Debe demostrar ahora a su propio país y al mundo que el apoyo popular que recibió hasta el momento se mantiene, y que además se encuentra abierto a un diálogo con la oposición, que ayudará a profundizar la democracia en Bolivia, tantas veces vapuleada.

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