Carlos Escudé repasa los ejes principales de la política exterior de Venezuela –cuyo objetivo es lograr un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas– y dice que el presidente Hugo Chávez es un populista transnacional sin ideología que está montado sobre un flujo multimillonario de petrodólares que financian sus aventuras geopolíticas (en América Latina, África y Oriente Medio). En este sentido, Escudé cree que el presidente venezolano dedica abundantes recursos a caprichos geopolíticos que le generan apoyos populares a nivel mundial pero muy poco de todo ello redunda en beneficios para el pueblo venezolano.
[2] Carlos Escudé es Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Yale y profesor de Relaciones Internacionales. Dirige el Centro de Estudios Internacionales y de Educación para la Globalización en la Universidad del CEMA (en Buenos Aires). Ha sido asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores de su país.
LA IDEOLOGIZACIÓN DE LA POLÍTICA CONDUCE A GRANDES EQUÍVOCOS. Por ejemplo, que Chávez y Castro son animales políticos del mismo linaje. No lo son. Chávez es un populista transnacional sin ideología que está montado sobre un flujo multimillonario de petrodólares que financian sus aventuras geopolíticas. Para él sigue válido el dicho de que la política exterior es el deporte de los reyezuelos. Castro es un comunista totalitario cuyo Estado está en bancarrota. En el pasado mercadeaba revolución y ahora exporta servicios médicos a la Venezuela de Chávez.
Por grande que sea nuestra castrofobia (y se justifica), es dable reconocer que una Venezuela de matriz chavista jamás podrá exportar servicios médicos a ninguna parte. Castro ha sido un dictador con los ideales propios de su descarriada ideología igualitarista. Chávez es un demagogo y un deportista sin ideología ni ideales.
[3] EL DUEÑO DEL ESTADO-NACIÓN
El bolivariano es virtualmente dueño del Estado-nación venezolano y puede dedicar sus abundantes recursos a caprichos geopolíticos que le generan apoyos populares porque generan satisfacciones emocionales en las masas ignorantes de América latina. Ha elegido como archi-enemigo al contrincante que más rating produce: George W. Bush y su Imperio postmoderno.
No le disturba que Estados Unidos sea el principal comprador de petróleo venezolano y por lo tanto la fuente de los recursos que invierte en su guerra de historieta. Y aparentemente, a Estados Unidos tampoco le molesta saber que el 15 por ciento de sus importaciones de crudo provienen de Venezuela y nutren al caudillo populista y sus políticas.
[4] EN LA VIDRIERA, CONTRA EL IMPERIO
En la actualidad la ambición de Hugo Chávez pasa por conseguir, en la votación de octubre, un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es una vidriera que le daría mucho lucimiento en su campaña de oposición sistemática a las políticas del Imperio.
Además, espera desquitarse de su fracaso de hace pocos meses, cuando no pudo obtener un sitial en el recientemente reestructurado Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Durante la última asamblea de la Organización de Estados Americanos, en Santo Domingo, intentó copar el apoyo del bloque latinoamericano para su aspiración en el Consejo de Seguridad, pero sólo lo consiguió a medias ya que Guatemala le disputó la carrera palmo a palmo.
Como consecuencia, se lanzó a una gira mundial para obtener apoyos que compensen los que le faltan en América latina para asegurarse el asiento.
TRANSNACIONALIZANDO EL POPULISMO
Una de sus principales apuestas es el bloque africano. Visitó Benin y Mali y concretó negocios mineros. Pero lo verdaderamente importante es que cerró trato para comprar algodón en estos países. En Benin el 60 por ciento de la población vive de este cultivo, que representa el 70 por ciento de las exportaciones del país y el 75 por ciento de las de Mali. Cuando estuvo en Bamako, capital de Mali, anunció que compraría la totalidad de la producción exportable de algodón a un precio superior al del mercado. Al hacerlo, lanzó sus dardos contra el proteccionismo europeo y norteamericano.
De esta manera, el caudillo venezolano transnacionalizó su populismo. Alentada por su dirigencia, la paupérrima población local le cantó las loas. El presidente Amadou Toumani Toure proclamó alborozado que un asiento venezolano en el Consejo equivale a uno de Mali. Y esto le abre el camino para cortejar al bloque africano, que con sus 54 miembros representa a más de una cuarta parte de la comunidad internacional.
[5] CULTIVANDO LAZOS
Fiel a sus instintos, Chávez fue más allá y recomendó a los africanos que sigan el camino de Bolivia nacionalizando sus hidrocarburos, o el de la propia Venezuela, que aplica impuestos confiscatorios a las transnacionales. Todo esto es parte de una política cuidadosamente planeada que ya había llevado a Chávez a ese continente a principios de julio, cuando participó de la cima de la Unión Africana como huésped de honor junto a Mahmoud Ahmadinejad, el presidente de la República Islámica de Irán.
Obviamente, aquel encuentro no fue casual. Parte de le estrategia de Chávez consiste en cultivar lazos con los peores enemigos de Estados Unidos, y Venezuela e Irán ya se consideran aliados cercanos.
La reciente gira mundial de Chávez lo condujo también a Teherán, donde volvió a encontrarse con Ahmadinejad. El venezolano invitó a Irán a aumentar sus inversiones en Venezuela y aseguró que Venezuela respaldará a Irán en todo momento y bajo toda condición. Por su parte, el presidente iraní describió a Chávez como un hermano y compañero de trinchera.
[6] COMPRANDO ARMAMENTO
En Rusia, el venezolano compró armas por un valor de mil millones de dólares. Los norteamericanos se preguntan (no sin sarcasmo) qué piensa hacer Venezuela con cazas Su-30 y sistemas de defensa misilísticos Tor-M1. Mucho más preocupa la compra previa de 100.000 rifles Kalashnikov, y la posibilidad de instalación de una fábrica de estos rifles de asalto, que despierta el fantasma de que Chávez los exporte de manera abierta o encubierta. Sus clientes potenciales son países, grupos subversivos como las FARC colombianas y quizás incluso narcotraficantes.
Estas derivaciones potenciales de la aventura chavista nos traen de regreso a América latina. A Fidel Castro le ha gustado vanagloriarse que él impidió el éxito del golpe de Estado que casi derrocó a Chávez en abril de 2002. Desde entonces la economía cubana ha sido subsidiada por éste.
[7] VENEZUELA REEMPLAZA A LA URSS
Hasta ahora ha recibido 2.000 millones de dólares. Unos 100.000 barriles de crudo venezolano llegan a Cuba todos los días. El subsidio se aproxima al que en los buenos tiempos recibía la isla de la Unión Soviética. A cambio Castro exporta los servicios de unos 20.000 médicos, además de enfermeras, dentistas y, más curioso, expertos del servicio de inteligencia cubano para reorganizar a los letárgicos espías venezolanos.
Gracias a estos recursos humanos, Chávez puede expandir su influencia en otros países con mayor eficiencia. Los médicos cubanos que curan cataratas en la región son un regalo no de Cuba sino de Venezuela. Y así se exporta populismo chavista.
POCA UTILIDAD PARA EL PUEBLO
Argentina ya ha recibido 3.200 millones de dólares en ayuda financiera, además de haber desarrollado una fuerte dependencia energética frente a Caracas. Y en Bolivia, Venezuela se ha comprometido a invertir 1.500 millones de dólares para reemplazar las inversiones congeladas de Petrobrás. Pero, ¿cuánto ha penetrado Chávez en organizaciones populares latinoamericanas del estilo de los piqueteros argentinos? Nadie lo sabe. Ni siquiera el Departamento de Estado norteamericano.
Lo que sí se sabe es que –más allá de un primitivo orgullo pasajero– nada de esto le sirve en nada al pueblo venezolano, cuya infraestructura se viene abajo por falta de inversión. Ya ni siquiera se puede usar el puente que cruza los pantanos entre el aeropuerto de La Guaira y Caracas. Los pilares se han hundido y el desvío prolonga el viaje en varias horas.
Cuando se le acabe el petróleo, Venezuela no exportará médicos a Cuba, pero Chávez se habrá divertido y el mundo conmovido.