Por Sohail Mahmood (para Safe Democracy)

Sohail Mahmood analiza las distintas fórmulas para encontrar una solución pacífica y viable al conflicto entre India y Pakistán por Cachemira. Para ello explica cómo recrear el ambiente de confianza, credibilidad y buena voluntad y alcanzar así la paz en el Sur de Asia. Mahmood cree que es tiempo de que ambos pueblos, con el apoyo de la comunidad internacional, levanten la voz y envíen un claro mensaje de diálogo a sus líderes políticos y al resto del mundo. He aquí algunas sugerencias.


Sohail Mahmood es Decano Asociado del Departamento de Relaciones Internacionales de la Preston University en Islamabad y Doctor en Ciencia Política por la Northern Arizona University, en Estados Unidos. Es uno de los mayores expertos en Musharraf y Pakistán en el mundo y ha publicado docenas de libros y artículos sobre el tema.

CON CUATRO GUERRAS EN SU HABER, terrorismo internacional y hostilidad permanente en la región de Cachemira, el conflicto entre India y Pakistán ha sido uno de los principales factores desestabilizadores que han afectado al Sur de Asia durante décadas.

La paz en esta zona del mundo es más que necesaria, pero el proceso dista de ser sencillo ya que hay muchos obstáculos que obstaculizan la paz.

Los recientes ataques terroristas en Bombay levantaron sospechas hacia Pakistán; los medios de la India vincularon las explosiones con la organización terrorista Lashkar-e-Taiba, situada antiguamente en Pakistán. La reacción del presidente Manmohan Singh fue el cese inmediato de todas las negociaciones de paz.

A pesar de todo, Singh y Pervez Musharraf se reunieron recientemente en Estados Unidos, lo cual generó esperanzas de que el estancamiento en el proceso de paz entre India y Pakistán pudiera llegar a su fin. Hasta hace muy poco tiempo, estos países se habían considerado mutuamente acérrimos enemigos; hoy la dificultad más próxima es la de lidiar con aquellos sectores de la población que quieren que la guerra continúe.

TERRORISMO Y PAZ
La realidad se percibe de formas diversas por las partes que intervienen en un conflicto, y por ello es importante entender las distintas percepciones en juego. Sólo es posible percibir la realidad a través de nuestra ideología, hecho que moldea nuestras apreciaciones e influye en la forma de pensar o sentir respecto determinado acontecimiento.

En varios círculos indios se percibe que Pakistán ha estado detrás de los ataques en Bombay. No es la primera vez que se implica a este país en ataques terroristas en tierra india: en 2001, 38 personas murieron en un devastador ataque a la Asamblea Cachemira en Srinagar; ese mismo año 14 personas murieron al perpetuarse una agresión armada al Parlamento indio en la ciudad de Delhi. Se cree que cachemires respaldados por Pakistán fueron los responsables de ambos ataques, razón por la cual se procedió al envío de tropas a la frontera indo-pakistaní, generando una sensación de peligro ante el inminente crecimiento del conflicto.

En enero de 2002, Musharraf dio un importante discurso en el que anunciaba que Pakistán no toleraría que el terrorismo operara en su territorio e hizo un llamamiento al gobierno de la India para resolver la disputa concerniente a Jammu y Cachemira a través del diálogo. En enero de 2004, el gobierno indio reestableció las negociaciones de paz con el General Musharraf, restituyendo así la confianza.

CACHEMIRA, EL ELEMENTO CLAVE
La paz es posible en el Sur de Asia en la medida en que haya una solución al tema de Cachemira. El impedimento histórico en esta parte del mundo es importante: al menos 80.000 personas han muerto en la Cachemira india desde 1989, año en que una revuelta separatista musulmana estalló en contra del gobierno de aquel país. La India ha manifestado durante largo tiempo que Pakistán ha entrenado y dotado de armas a los militantes separatistas.

Desde 2003, un resbaladizo alto el fuego ha mantenido el conflicto armado a raya. A pesar de ello, los cachemires han sufrido demasiado y merecen una solución pacífica a tantos años de violencia.

Cachemira es el elemento clave para forjar una paz duradera entre India y Pakistán. Éste último se ha declarado a favor de un acuerdo que refleje las aspiraciones cachemires y que cuente con el visto bueno de ambos países. Por su parte, India se vería obligada a hacer grandes concesiones en la política que aplica a Cachemira con el fin de lograr la paz.

Entre tanto, Estados Unidos ha alentado a ambas partes para que el diálogo no se detenga y se ofreció a mediar las conversaciones sobre Cachemira. Con ayuda proveniente del exterior, muchos piensan que podría darse un verdadero avance.

Para alcanzar la paz, es necesario que el ejército indio reduzca el número de soldados desplegados en el valle de Cachemira; debería, asimismo, incluir la participación de una tercera parte que sea capaz de frenar las constantes violaciones a los derechos humanos perpetuadas por las fuerzas de seguridad de dicho país. Pakistán ya ha desmantelado las organizaciones militares que tenía en Cachemira, pero debería considerar la posibilidad de una cooperación activa con la armada india para prevenir la entrada de militantes a la región.

La paz debe de ser alcanzada con el mínimo control indio o pakistaní de la región, adoptando el principio de soberanía diluida con el fin de que una Cachemira autónoma se cree a largo plazo. Los musulmanes cachemires deben organizarse y reconocer a la Conferencia Hurriyat de todos los partidos como su representante legal.

Para que Cachemira logre la autonomía, debe de instituirse un comité que incluya a indios, pakistaníes, cachemires y representantes de una tercera parte como Naciones Unidas. El pueblo de Cachemira merece el derecho a la autodeterminación, y con el planeamiento adecuado, la región podría dar un paso hacia delante en cuestiones de justicia y de paz.

DESARROLLO ECONÓMICO Y POLÍTICO
La paz es sumamente importante para el crecimiento y desarrollo del gobierno y la economía pakistaní. Este país necesita tiempo y un planeamiento adecuado para reconstruir y reforzar sus instituciones así como para poner en marcha sus planes económicos. La cooperación económica en temas como el gasoducto iraní debería de ayudar a la creación de un ambiente de mutuo entendimiento. El desarrollo en Pakistán se verá frenado sino hace la paz con la India, por lo que el gobierno de Musharraf debe concentrarse en la siguiente etapa del diálogo: la creación de confianza y compromiso mutuo.

Resulta contraproducente e innecesaria la provocación hecha a Pakistán al vinculársele con los ataques ocurridos en Bombay; hay que tener en cuenta que el proceso de paz es muy frágil, por lo que el tema debe tratarse con delicadeza.

La división ideológica entre musulmanes e hindúes es vasta, y lo cierto es que la larga historia de enemistad es difícil de superar. Pero si se toman en cuenta los profundos problemas económicos y sociales de ambos países, debería existir un deseo de alcanzar la paz a fin de invertir los ingresos derivados de los recursos y la energía para destinarlos a la lucha contra la pobreza. Los escasos ingresos de ambos países están siendo desperdiciados en el incremento de las iniciativas de Defensa. Si se logra establecer la paz, se podrán destinar estos recursos al desarrollo social.

APOYO INTERNO Y EXTERNO
Pakistán necesita ayuda del extranjero. La gente del Sur de Asia debe enviar un claro mensaje de paz al resto del mundo. El apoyo y los recursos de la comunidad internacional serán muy importantes para el restablecimiento de las relaciones entre India y Pakistán, así como en el inicio de un movimiento global por la paz.

Los gobiernos de ambas naciones han fallado en traer la paz a sus pueblos y han ignorado las presiones sociales y económicas con el fin de incrementar el presupuesto de Defensa. El General Musharraf se ha escondido tras una falsa democracia y las ganancias del régimen económico no han sido compartidas entre las masas de su país.

La paz no será fácil en el Sur de Asia. El proceso es largo. Deberá crearse un ambiente de paciencia, credibilidad, confianza y buena voluntad con el fin de alcanzar la paz. El año que viene se celebrarán elecciones generales en Pakistán; es tiempo de que la gente se haga escuchar y lance un claro mensaje a su país. Si logran organizarse de forma masiva y utilizan para ello herramientas como las nuevas tecnologías, su mensaje ya no podrá ser ignorado: nosotros, los pueblos del Sur de Asia, anhelamos la paz y la justicia para todos.