Por José Luis Martínez (para Safe Democracy)

José Luis Martínez explica por qué la utopía cubana ha llegado a su fin y lo hace basándose en las declaraciones de dos hijos de la revolución: Vladimir Roca y Canek Sánchez Guevara. Martínez cree que la revolución falleció en Cuba hace años y se transformó, en cambio, en un régimen totalitario-absolutista. Fidel Castro pasó de ser el joven revolucionario a un viejo tirano, intentando soslayar así el fracaso de un modelo económico y político que retrasa la democracia y la libertad en la isla. Es hora de que la izquierda latinoamericana reconozca este error y rectifique.


José Luis Martínez es periodista, editor y analista de política internacional del diario La República de Montevideo. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Diplomado en Estudios Europeos y Relaciones Unión Europea, América Latina y el Caribe de la Universidad Miguel de Cervantes de Chile. Asimismo, es graduado en Planificación y Administración de Recursos de Defensa en el CHDS, Universidad Nacional de Defensa de Estados Unidos. Ha publicado varios libros sobre política y conflictos internacionales.

HAY UNA IZQUIERDA QUE SE OBSTINA en no renunciar al mito de la revolución cubana. La vieja utopía se convierte ante los ojos de los obstinados de siempre, en una distopía.

No existen dictaduras buenas y malas, al igual que no hay golpes buenos o malos. Todas las dictaduras son malas, no importa su signo.

DOBLE MORAL
La izquierda conservadora tiene una doble moral. El alzamiento de Hugo Chávez contra un gobierno constitucional fue por una causa justa y revolucionaria, mientras que las protestas en Bolivia son intentos para derrocar a Evo Morales. El régimen de Fidel Castro –luego de 47 años en el poder– no es una dictadura pese a la falta de todas las libertades y derechos. En nombre de la llamada revolución socialista todo está permitido, se puede violar e irrespetar lo que sea. Para ellos, el que no defiende a Castro y sus aliados, responde a Estados Unidos o a los intereses de la derecha más rancia.

Ese discurso maniqueo de los ideólogos izquierdistas intenta soslayar el fracaso de un modelo económico y político. Busca retrasar la democracia y la libertad en la isla, la misma de la que ellos se benefician –con derecho– en Latinoamérica.

UN SOCIALISTA CONTRA CASTRO
Hay gente que le llama dictadura, otros le dicen tiranía. Yo le digo régimen totalitario absolutista. En Cuba hemos sufrido dictaduras y tiranías, y tenemos ejemplos de este tipo de regímenes en el mundo, como las dictaduras de Pinochet y de Franco, sin embargo, esto no se parece a ninguna de las dos. Por eso prefiero calificar el régimen de Fidel Castro como totalitario y absolutista.

Lo anterior no lo afirma un hombre de derechas, sino un socialista cubano. Vladimiro Roca fue funcionario del Comité Estatal de Colaboración Económica del gobierno de Castro, piloto de combate de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, militante de la juventud comunista y ex preso político del régimen que ayudó a construir. Su apellido Roca tiene un significado especial en Cuba. Es hijo de Blas Roca, quien fuera secretario general del Partido Socialista Popular –el primer Partido Comunista que tuvo Cuba– tiempo antes de que triunfara Castro. Roca ocupó importantes cargos dentro del régimen hasta su muerte. Fue presidente de la Asamblea del Poder Popular y vicepresidente del Consejo de Estado.

Su hijo, Vladimiro Roca, es hoy uno de los principales opositores del régimen del presidente Castro, asimismo integra el ilegal Partido Socialdemócrata de Cuba. Vladimir sigue creyendo en el socialismo, pero con democracia. El socialismo con dictadura no es socialismo, aseguró durante una entrevista que mantuve con él en La Habana. Sus meditadas críticas nacen en las entrañas del régimen.

DE REVOLUCIONARIO A TIRANO
Para el nieto del guerrillero Ernesto Che Guevara, Canek Sánchez Guevara, la revolución en Cuba no fue democrática, sino un vulgar fidelismo. En una carta y una autoentrevista que se publicó en México, el nieto del Che criticó duramente el mesianismo de Castro y afirmó que el octogenario dirigente comunista pasó del joven revolucionario al viejo tirano que falsificó un ideal.

La revolución parió una burguesía, aparatos represivos dispuestos a defenderla del pueblo y una burocracia que la alejaba de éste. Pero sobre todo fue antidemocrática por el mesianismo religioso de su líder, señaló.

LA CRIMINALIZACIÓN DE LA DIFERENCIA
Canek desnudó la revolución cubana y habló de la criminalización de la diferencia, mediante la persecución de homosexuales, hippies, librepensadores, sindicalistas y poetas y la instalación de una burguesía socialista, fingidamente proletaria.

Hace años que la revolución falleció en Cuba: fue asesinada por quienes la invocaron para evitar que se volviera contra ellos, tuvo que ser institucionalizada y asfixiada por su propia burocracia, por la corrupción, por el nepotismo y por la verticalidad de la tan mentada organización: el Estado revolucionario cubano, dijo. Todas mis críticas hacia Castro parten de su alejamiento de los ideales libertarios, de la traición cometida contra el pueblo de Cuba y de la espantosa vigilancia para preservar al Estado por encima de sus gentes.

LA UTOPÍA LLEGÓ A SU FIN
El nieto mayor del Che Guevara destaca la represión que se vive en la isla, con la vigilancia perpetua sobre los individuos y la prohibición de asociaciones al margen del Estado. Seamos honestos, un joven rebelde como lo fue Castro, en la Cuba de hoy, sería fusilado , aseguró.

Vladimiro Roca y el nieto del Che Guevara, son hijos del socialismo cubano. Fueron educados por el régimen bajo las ideas marxistas-leninistas, no por los denominados ideólogos del enemigo capitalista.

Cuando uno está equivocado debe reconocer el error y enmendarse a tiempo. Eso debería hacer la izquierda latinoamericana para que nadie pueda decir después –como ocurrió tras la caída del muro de Berlín– que no sabía lo que pasaba en la isla.

La utopía llegó a su fin y así opinan los hijos de la revolución.

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