XVI Cumbre Iberoamericana de Montevideo

Por José Luis Martínez (para Safe Democracy)

José Luis Martínez dice que la XVI Cumbre Iberoamericana de Montevideo –cuyo eje central es analizar el fenómeno de la emigración– muestra algunos distanciamientos políticos en la región, incluso dentro de bloques como el MERCOSUR. Martínez cree que a pesar de las diferencias, el Compromiso de Montevideo constituye un buen punto de partida para discutir cómo gestionar ordenadamente los flujos migratorios en América Latina y promover al mismo tiempo el desarrollo económico que reduzca la fuga de cerebros y la mano de obra barata hacia Estados Unidos y España.


José Luis Martínez es periodista, editor y analista de política internacional del diario La República de Montevideo. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Diplomado en Estudios Europeos y Relaciones Unión Europea, América Latina y el Caribe de la Universidad Miguel de Cervantes de Chile. Asimismo, es graduado en Planificación y Administración de Recursos de Defensa en el CHDS, Universidad Nacional de Defensa de Estados Unidos. Ha publicado varios libros sobre política y conflictos internacionales.

LOS DERECHOS DE LOS EMIGRANTES y su aplicación a través de políticas adecuadas es el tema central de la XVI Cumbre Iberoamericana de Montevideo. Acuerdos bilaterales en materia migratoria para facilitar una gestión ordenada de los flujos en el futuro, es la idea para intentar regular el fenómeno creciente. El Compromiso de Montevideo es sólo un punto de partida.

Paradójicamente, la afinidad de valores, de cultura y de lengua que une a los casi 600 millones de habitantes del espacio iberoamericano –es decir, América Latina, España y Portugal, que representan el 10 por ciento de la población mundial y el 8 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) mundial– no pasan por su mejor momento a la hora de abordar uno de los dolores de cabeza que sacude ambos lados del Atlántico.

DISTANCIAMIENTO ENTRE SOCIOS
Decenas de Jefes de Estado y de gobierno, conjuntamente con los reyes de España, el secretario general iberoamericano y el secretario general de Naciones Unidas, entre otros funcionarios internacionales, se dan cita en el cono sur en momentos en que aparecen distanciamientos políticos en la región, incluso dentro de bloques subregionales como el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) o los países adheridos a la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

Ejemplos no faltan. Conflictos entre Uruguay y Argentina por plantas celulosas y cortes de rutas; tensiones en el MERCOSUR por asimetrías y Tratados de Libre Comercio extra regionales; Venezuela se alejó del CAN y firmó alianzas militares con Bolivia con la consiguiente reacción de Chile y Perú; las relaciones entre Venezuela y México no pasan por su mejor momento; Guatemala y Venezuela pugnaron por un asiento en el Consejo de Seguridad de ONU con Latinoamérica dividida, y la lista continúa.

PROCESOS GLOBALES Y COMPLEJOS
Más allá de las diferencias –que persistirán– la Cumbre pone de relieve el capítulo Migración y Desarrollo, uno de los procesos globales de mayor expansión y complejidad, que involucra actualmente a 200 millones de personas en todo el mundo, por lo que se busca mejorar los derechos humanos, la regulación e integración de los flujos migratorios, así como las remesas como fuente de financiamiento externo, y la cooperación contra el tráfico de personas.

Los emigrantes son hoy de capital importancia por varias razones. Según el Banco Mundial (BM), se registró en 2005 un récord de envío de remesas por un total de 180.000 millones de dólares en todo el mundo. La cifra podría ser hasta 50 por ciento mayor si se consideran las transferencias realizadas por canales informales.

RECURSOS ESENCIALES
Este dinero se ha convertido para muchas naciones pobres en un recurso ineludible, superando los ingresos por comercio y ayuda al desarrollo.

De todos sus emigrados en el exterior, la región compuesta por América Latina y el Caribe recibirá remesas por más de 60.000 millones de dólares en 2006, frente a los 53.600 millones de 2005, según datos difundidos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Sólo desde Estados Unidos –según un informe presentado semanas atrás por el BID– unos 12,6 millones de inmigrantes latinoamericanos enviarán unos 45.000 millones de dólares a sus países de origen este año. Un 73 por ciento de los latinoamericanos en Estados Unidos enviará dinero a su tierra natal en 2006. Un 61 por ciento lo hizo en 2004.

DE LA AYUDA AL DESARROLLO ECONÓMICO
Según un informe del BM publicado en 2006 sobre el efecto en el desarrollo de las remesas en América Latina, el flujo de dinero hacia esa región equivale a 70 por ciento de la Inversión Extranjera Directa y a cinco veces el monto de la ayuda oficial para el desarrollo.

Las remesas ya son el programa de alivio de pobreza en muchos países de esta región. Ahora el desafío es lograr que estos flujos se conviertan en una importante herramienta para el desarrollo económico, sostiene el BID.

A modo de ejemplo, El Salvador, uno de los principales receptores de remesas en América Latina, se encamina a cerrar el año 2006 con la cifra récord de 3.300 millones de dólares recibidos de sus ciudadanos en el exterior, la mayoría en Estados Unidos, según proyecciones oficiales.

LAS PROPUESTAS DE ESPAÑA
Pero no todo es dinero, España desembarcó en Montevideo con propuestas concretas. La creación de un Erasmus universitario, que consta de un programa de becas e intercambio universitario; un proyecto de cooperación para facilitar el acceso al agua potable, de la que carecen 70 millones de personas en la región; un programa para fomentar alianzas con PyMES latinoamericanas y el desarrollo de indicadores de los pueblos indígenas y afro descendientes para conocer sus necesidades.

Diplomáticos ya anunciaron que el gobierno español seguirá impulsando el canje de deuda por educación, que ya firmó con siete países de la región, Ecuador, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Bolivia y Perú, por un total de 219 millones de dólares.

20 MILLONES EN ESTADOS UNIDOS
Estados Unidos es hoy el primer destino para nuestros emigrantes, alberga a casi 20 millones de latinoamericanos y caribeños, 11 millones procedentes de México –3,8 por ciento de la población mexicana– y gran parte de los cuales reside de forma ilegal.

España es el segundo país preferido por los latinoamericanos a la hora de buscar nuevos horizontes. El Instituto Nacional de Estadística de esa nación registra 3,7 millones de residentes extranjeros entre legales e ilegales y 2,7 millones de documentados, 36 por ciento de los cuales es de origen latino.

FUGA DE CEREBROS Y MANO DE OBRA
Motivados en su mayoría por la búsqueda de mejores condiciones de vida, en lo cual subyacen asimetrías económicas y posiciones divergentes entre los países emisores y receptores, todo indica que la migración continuará más allá de declaraciones presidenciales y medidas que se tomen. Forma parte de la globalización y nadie podrá detenerla totalmente.

Sólo el desarrollo y la inversión en Latinoamérica lograrán menguar esta sangría de cerebros y de mano de obra barata, que hace algunas décadas también padeció el Viejo Continente.

Safe Democracy le invita a suscribirse gratis al boletín electrónico semanal, con el análisis y los comentarios de nuestros expertos internacionales (pinche aquí).