III Foro de Cooperación en Pekín

Por Mario Esteban (para Safe Democracy)

Mario Esteban explica en qué consiste la expansión de China por África y dice que Pekín no sólo busca fuentes de energía y materias primas para abastecer su rápido crecimiento económico, sino también mercados para sus productos y apoyo diplomático internacional. Esteban cree que cuando África está lejos de ser una prioridad para Occidente, China ha hecho una apuesta decidida por la región. ¿Se trata de una mera recreación china de los errores de Occidente? ¿O podría servir para que África se suba al tren del desarrollo?


Mario Esteban es Profesor Ayudante Doctor en el Centro de Estudios de Asia Oriental de la Universidad Autónoma de Madrid. Coordina el Panel de Expertos sobre Asia-Pacífico del Observatorio de Política Exterior Española de la Fundación Alternativas. Su área de especialización comprende las relaciones internacionales de Asia Oriental y los sistemas políticos de China y Taiwán.

SE ACABA DE CELEBRAR el III Foro de Cooperación China-África en Pekín. Esta cumbre –que congregó a más de 30 jefes de Estado africanos– ha sido el mayor encuentro entre el gigante asiático y el continente negro en 50 años, lo que evidencia el creciente papel de China en esa región. Se trata, sin embargo, de un papel que está lleno de luces y sombras.

China no sólo busca fuentes de energía y materias primas para abastecer a una economía en rápido crecimiento: China es el segundo consumidor mundial de petróleo y sus importaciones de gas, cobre, cobalto y otros recursos estratégicos se están incrementando hasta en un 20 por ciento anual. También busca mercados para sus productos: el volumen comercial entre China y África se ha triplicado en los últimos 5 años hasta hacer de Pekín el tercer socio comercial del continente. China busca además apoyo diplomático internacional –para neutralizar a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU– y aislar aún más a Taiwán (los dos últimos países que han dejado de reconocer a la República de China son africanos: Senegal y Chad).

AYUDA AL DESARROLLO
Cuando África está lejos de ser una prioridad para Occidente, China ha hecho una apuesta decidida por esta región. Pekín ha condonado a diversos países africanos deuda por un monto total de 10.000 millones de dólares y ha invertido para crear y modernizar numerosas infraestructuras como ferrocarriles, redes eléctricas y telefónicas, puertos, escuelas, carreteras, hospitales y puentes.

Estas medidas –junto a la subida del precio de las materias primas asociado al incremento de la demanda china– han contribuido a que la economía africana creciese un excelente 5,2 por ciento en 2005.

Asimismo, el gobierno chino ha otorgado numerosas becas a estudiantes africanos y, en los últimos 2 años, 11.000 profesionales africanos han recibido capacitación laboral en China. Esto, junto al envío de médicos y de 1.500 soldados a diferentes misiones de la ONU en África, ha contribuido a crear una imagen de China como un actor responsable en el continente negro.

FORMAS Y FORMAS DE HACER NEGOCIOS
China está dispuesta a pagar sobornos para ganar contratos y a no vincular su ayuda al respeto por los derechos humanos ni a ningún tipo de supervisión.

Esto socava los esfuerzos para incrementar la transparencia, las prácticas de buen gobierno y la promoción de la democracia en los países africanos.

Es más: Pekín está dispuesto a reforzar la posición en el poder de dictadores como Mugabe o Al-Bashir, aunque esto implique reprimir a la sociedad civil de estos países o usar su estatus como miembro del Consejo de Seguridad para bloquear cualquier iniciativa sobre el genocidio de Darfur.

Además, muchas compañías chinas prefieren contratar personal chino en lugar de población autóctona, contribuyendo así a destruir las empresas locales, Ignoran además los estándares laborales y medioambientales más básicos al operar en estos países. Todo ello está provocando un creciente malestar social en algunas zonas de África, como ilustran las revueltas anti-chinas que estallaron en Zambia a inicios de octubre.

NO PERDER LA OPORTUNIDAD
China es el segundo proveedor de armas del África subsahariana. Además vende armamento y suscribe acuerdos de cooperación militar con Estados que cometen violaciones masivas de los derechos humanos como Sudán, Zimbabwe o Eritrea. Estas transacciones no sólo reportan ingresos económicos para la industria armamentística china, sino que sirven para reforzar las relaciones con los países donde China tiene intereses estratégicos.

Esperemos que las numerosas infraestructuras que está financiando China –donde otros no querían invertir– sirva para atraer más oportunidades de negocio a estos países e incrementen el nivel de desarrollo socioeconómico de su población y, a más largo plazo, mejoren su gobernabilidad.

De lo contrario, podríamos asistir a una mera recreación china de los errores del imperialismo occidental y se perdería otra oportunidad para que África se suba al tren del desarrollo.

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