Una alianza al margen de la UE y molesta para Moscú
Mercedes Herrero de la Fuente analiza la alianza estratégica entre Washington y Varsovia y dice que el último capítulo de esta estrecha colaboración es la instalación de una base antimisiles estadounidense en Polonia ante la posibilidad de un ataque iraní. Herrero de la Fuente cree, sin embargo, que la polémica desatada tiene mucho que ver con el pulso que Estados Unidos y Rusia mantienen desde hace algunos años por aumentar su influencia en el conjunto de países de la ex Unión Soviética. Varsovia es la capital europea que más fervientemente se adhiere a los intereses de la política exterior estadounidense, algo que es inaceptable para Moscú.
Mercedes Herrero de la Fuente es profesora asociada de Periodismo Internacional en la Universidad Antonio de Nebrija (España) y productora en los Informativos de TELEMADRID.
PODRÍA DECIRSE QUE POLONIA ES EL PAÍS EUROPEO que más fervientemente se adhiere a los intereses de la política exterior estadounidense. No dudó en su momento en apoyar la invasión de Irak y aportar para ello sus tropas, las cuales se mantienen todavía en territorio iraquí. Su implicación en los vuelos secretos llevados a cabo por la CIA para trasladar a sospechosos de actividades terroristas ha sido reconocida por la propia Agencia Polaca de Inteligencia Militar. El último capítulo de esta estrecha colaboración es la instalación por parte de Estados Unidos de una base antimisiles en Polonia, que debería estar operativa en menos de cuatro años.
Las negociaciones al respecto se han intensificado en los últimos días. Se contempla la posibilidad de sumar a dicho proyecto otra base que se construiría en la República Checa. Según Washington, se trata de una iniciativa destinada a defender el Este de Europa de un ataque con misiles procedente de Irán.
CONTENER A RUSIA
Este argumento no convence a la Federación Rusa, que ya ha anunciado una posible revancha. Para el Ministerio de Exteriores ruso, los planes de Estados Unidos no están dirigidos a una ofensiva desde Oriente Medio, sino a desequilibrar el actual balance estratégico entre Washington y Moscú en Europa Oriental. Ante estas valoraciones, el Pentágono ha declarado que la envergadura de la base polaca es insignificante con relación a los cientos de misiles del arsenal ruso.
En todo caso, la polémica desatada tiene mucho que ver con el pulso que Estados Unidos y Rusia mantienen desde hace algunos años por aumentar su influencia en el conjunto de países antes parte de la Unión Soviética. Para Rusia, el activo papel que Polonia está desempeñando a favor de Estados Unidos resulta inaceptable. En la mente de todos está el apoyo brindado desde Varsovia a la controvertida Revolución Naranja en Ucrania. Además los sucesivos gobiernos polacos han denunciado el autoritarismo del régimen bielorruso, condenando una y otra vez el carácter no democrático del principal aliado de Moscú en la región.
En ambas cuestiones, Polonia ha servido claramente a los objetivos de Washington, en lo que debería entenderse no sólo como una coincidencia de intereses con la gran potencia, sino también como un intento de minar todo lo posible la capacidad de maniobra de Rusia en una zona, en la que hasta 1991 este país gozaba de total hegemonía.
EVADIENDO LOS CRITERIOS DE LA UE
En medio de todo esto, Polonia ha chocado con las directrices de la política exterior comunitaria, especialmente en lo que a la invasión de Irak se refiere. Sin embargo, desde Varsovia no se ha dudado ni un momento en dar prioridad a los planes de Estados Unidos. La retirada de las tropas polacas de territorio iraquí estaba prevista para finales de 2005. Pero la llegada al poder de la derecha dura representada por los hermanos Kaczynski ha retrasado la salida de los soldados polacos ya en dos ocasiones. Las últimas declaraciones al respecto prevén que dicha misión termine antes de 2008.
Sobre los polémicos vuelos de la CIA, el propio director del pequeño aeropuerto de Szymany, situado al noreste de Polonia, ha señalado que numerosos aviones aterrizaron en sus instalaciones. Allí eran esperados por vehículos militares procedentes de la cercana base militar de Stare Kiejkuty. Se recibieron órdenes de autorizar siempre tales aterrizajes, incluso en fechas en las que la pista se encontraba helada, o cuando se trataba de aviones de gran tamaño, (como un Boeing 737). Por tales aterrizajes se pagó una tasa varias veces superior a la cobrada normalmente a los aviones civiles.
Publicado por:
sergio bernardo
fecha: 11 | 02 | 2007
hora: 12:00 am
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Se llamaba a Polonia el país de las mil invasiones, implicando esta referencia la trágica historia de ese país, al que la geografía y el devenir geopolítico de la región ubicó como clave de los avances y retrocesos en el poder del este y el oeste europeo. Es muy interesante la nota de la autora y ciertamente aguda su observación, entre otras cosas pone en evidencia el riesgoso criterio de equilibrio que el gobierno polaco ha instalado en su políntica exterior.