Ética y responsabilidad social como antídoto ante la desigualdad

Por Bernardo Kliksberg (para Safe Democracy)

Bernardo Kliksberg reflexiona sobre el desequilibrio en el reparto de las riquezas a nivel mundial y dice que la distribución actual es obscena. Estas disparidades instituyen un mundo de condenados de la tierra en el que la mayoría de la población carece de acceso al agua potable, a instalaciones sanitarias, a viviendas, a salud o a un empleo. Por qué ha llegado el momento de una mayor y mejor responsabilidad social. La importancia de la solidaridad. El papel anti-ético de los subsidios agrícolas.


Bernardo Kliksberg es uno de los mayores expertos mundiales en lucha contra la pobreza y asesor principal del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de América Latina y el Caribe. Es autor de 40 libros, el más reciente el best seller «Más ética, más desarrollo» (publicado en España por el INAP), además de centenares de artículos técnicos activamente utilizados internacionalmente. Ha asesorado a más de 30 países en alta gestión, incluyendo a diversos presidentes y a numerosas organizaciones públicas de la sociedad civil y empresariales.

WESLEY AUTREY ES UN NOMBRE PARA HONRAR. Este humilde obrero estadounidense de la construcción estaba esperando el metro en New York con sus dos hijas de 4 y 6 años. Cerca de él vio a un joven que se tambaleaba, en un ataque de epilepsia. El joven cayó a la vía, y venía el tren. No dudó, se arrojó sobre él aplastándolo y el tren pasó sobre ambos. El Alcalde de Nueva York le otorgó la máxima distinción de la ciudad. Su mensaje: hacernos responsables los unos por los otros, como lo pide el texto bíblico.

El siglo XXI necesita desesperadamente esa responsabilidad. Kofi Annan ha advertido: sin solidaridad ninguna sociedad puede ser estable. No es realista pensar que algunas personas pueden derivar grandes beneficios de la globalización, mientras muchas son arrojadas a la pobreza abyecta. Eso es lo que está sucediendo. Los países ricos gastan 84 mil millones de dólares al año para subsidiar a sus granjeros. La Unión Europea subsidia con 30 dólares al año a cada oveja. Los países ricos les dan a los 3.000 millones de pobres del mundo 26 dólares anuales de ayuda, menos que a sus ovejas. Por otra parte, al subsidiar a sus granjeros les impiden que puedan vender sus productos.

LOS HIJOS DE DON QUIJOTE
La distribución de la riqueza mundial es casi obscena. Según la Universidad de Naciones Unidas, 64 millones de personas tienen más del 90 por ciento de los patrimonios del mundo, 40 veces más que 3.250 millones.

Estas y muchas otras asimetrías crean un mundo de condenados de la tierra. Personas sin agua potable, instalaciones sanitarias, viviendas, acceso a salud, y trabajo, en todo el mundo en desarrollo. También en los mismos países desarrollados. En Francia se está librando una lucha denodada por la responsabilidad social.

Una ONG, Los Hijos de Don Quijote, llamó a la ciudadanía a solidarizarse con los sin techo y a vivir junto a ellos en tiendas de campaña (carpas). Denunció que hay 3.207.500 personas que viven en sucuchos, en la calle, o en hoteles de pésima calidad (en Estados Unidos hay 744.000 sin techo). La reacción pública fue potente. Miles se fueron a vivir a las tiendas de campaña. Presionado, el Gobierno anunció que va a implantar el derecho universal a la vivienda. El Estado se hará garante de que todo ciudadano tenga ese derecho mínimo.

URGE RESPONSABILIDAD
Varios estados de Estados Unidos están adoptando la misma actitud frente a la salud. Están implantando el seguro de salud universal. En América Latina, la pobreza y los altísimos niveles de inequidad cobran víctimas a diario. Los sin vivienda son millones. El 40 por ciento de las personas de tercera edad no tienen protección de ninguna índole. Mientras que Canadá gasta en salud 2.989 dólares anuales por habitante, en Nicaragua son 208, en Honduras 184, en Guatemala 235, en Perú 233, y en Ecuador 220.

Eso tiene consecuencias muy concretas. Mientras que la tasa de mortalidad infantil entre el 20 por ciento más rico de Nicaragua es 16 personas por cada mil, en el 20 por ciento más pobre es de 50 personas por cada mil.

El mundo y América Latina necesitan urgente dosis en gran escala de la responsabilidad por los demás que mostraron Autrey y los Hijos de Don Quijote.

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