George W. Bush, de gira por América Latina

Por Mario Toer (para Safe Democracy)

Mario Toer explica por qué la administración estadounidense ha empezado a reaccionar ante los cambios que se han generado entre los vecinos del Sur. Aunque uno de los asuntos principales con América Latina tiene que ver con la agricultura y la bioenergía, la preocupación primordial de Washington está centrada en los cambios operados en el continente, entre los que se incluye el fortalecimiento de Hugo Chávez. Toer cree que los estrategas de la Casa Blanca han elegido a Uruguay, Brasil, Colombia, Guatemala y México dado que en estos países el rechazo hacia Estados Unidos es (supuestamente) menor. Lo que más pesa en la agenda estadounidense es la inquietud por recomponer la dañada imagen regional.


Mario Toer es experto en Brasil y catedrático de Sociología y de Política Latinoamericana de la Universidad de Buenos Aires. Acaba de publicar «De Moctezuma a Chávez. Repensando la Historia de América Latina» (Ediciones Cooperativas).

LA ADMINISTRACIÓN REPUBLICANA HA EMPEZADO A REACCIONAR ante el cambio de tono que se ha generado entre los vecinos del Sur. La gira del presidente George W. Bush le otorga particular relevancia. Asimismo, la visita emprendida por el número tres del Departamento de Estado, Nicholas Burns y el Subsecretario para asuntos hemisféricos, Thomas Shannon, van en esa dirección.

En sus agendas se incluyen temas vinculados a posibles complementaciones en agricultura y bioenergía, de creciente significación en la región. Sin embargo, la preocupación central tiene que ver con los cambios operados en el continente y el papel de Hugo Chávez, presunto instigador de los riesgos que se ciernen sobre la región, según la simplificada mirada del actual gobierno estadounidense. La pretensión de alentar la ascendencia de Brasil y Argentina en el área y su pretendida mayor moderación se conjuga con dichos objetivos.

LOS PAÍSES ELEGIDOS
Los réditos obtenidos por los visitantes, a lo sumo se pueden considerar discretos. En Brasilia, el ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorim, no dejó de resaltar que cada uno es cada cual y que más allá de diferencias de estilos, la integración de Venezuela al MERCOSUR supone responsabilidades compartidas y un factor de estabilización. En Buenos Aires, el clima fue bastante más áspero ante la dura advertencia del presidente Néstor Kirchner a la embajada de Estados Unidos. Se habló sobre los aprietes a favor de una empresa estadounidense de electricidad ante la parcial reabsorción de la actividad por parte de la estatal ENARSA. En los diálogos posteriores se aludió a equívocos destacándose la pertinencia de la actividad de lobby de parte de las embajadas, más allá del inusitado despliegue obtenido en el diario de mayor circulación (Clarín).

Con el tema de Venezuela, el ministro argentino de Planificación Julio De Vido deslizó la reflexión de que la comprensión de la situación en ese país debía incluir el papel jugado por las empresas estadounidenses con anterioridad, lo que les pareció injusto a los visitantes norteamericanos. Posteriormente, Néstor Kirchner respondió que no está para contener a nadie.

Burns y Shannon habrán sacado sus conclusiones, vitales para conformar el libreto que incluye la jugada de alto vuelo que significa visitar a Uruguay, Brasil, Colombia, Guatemala y México por parte del presidente George W. Bush.

EL SUR Y EL ESTE
Si bien la elección de los cinco países implica suponer que las manifestaciones de repudio son menores, no puede escapársele a los estrategas de Washington que, en cualquier caso, han hecho ruido. La soledad de Brasilia o el ascendiente de Tabaré Vázquez en sus filas, no alcanzarán a aminorarlas.

Desde el fondo de la historia resuena la memoria de las intensas protestas con motivo de la gira que emprendiera el entonces vicepresidente Richard Nixon, en 1958, unos pocos meses antes de la entrada de los guerrilleros en La Habana. ¿Suponen estos estrategas que esta vez será diferente? ¿Están al tanto de las encuestas que miden el disgusto sin parangón con el mandatario visitante? De cualquier forma habrá que suponer que lo que más pesa es la inquietud por recomponer lo dañado del establishment estadounidense que tiene los días contados con la actual administración. Quizá el gesto vaya asociado a la evaluación de futuras concesiones, tal vez en el ámbito de las trabas a las importaciones de commodities de la región.

Si es así, vienen a la memoria las alusiones que solía hacer el ex presidente argentino Raúl Alfonsín para llamar la atención de los mandatarios del norte. Les recordaba que debían reparar que el Sur existía, porque sino, también existía el Este. El gambito no duraría demasiado y ya sabemos que hoy, el Este no existe o al menos es más prudente y juega a largo plazo. Pero lo que sí pareciera ser es que el rojo rojito del comandante Chávez está haciendo las veces…

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