El creciente aislamiento de Estados Unidos

Por Augusto Zamora R. (para Safe Democracy)

Augusto Zamora R. analiza el creciente aislamiento de Estados Unidos en Latinoamérica tras la gira de George W. Bush y dice que la Unión Europea y China están siendo un fuerte contrapeso para Washington en lo político, económico y comercial en esta región. Zamora R. cree que a Estados Unidos le está siendo muy difícil competir con las nuevas potencias inversoras y que la gira de George W. Bush, más que la de un emperador por sus dominios, pareció un ejercicio de nostalgia por las glorias pasadas. Sepa a continuación por qué América Latina se beneficia de la transición a un mundo multipolar.


Augusto Zamora R. es profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido abogado nicaragüense ante la Corte Internacional de Justicia entre 1983 y 2001. Es columnista del periódico El Mundo. Su última obra es «La paz burlada. Los procesos de paz en Centroamérica» (Editorial Sepha, Madrid, 2006).

LA PASADA GIRA DEL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS por cinco países latinoamericanos no pudo ser más vacua.

Con Brasil se firmó un acuerdo para fomentar la producción de etanol, biocombustible que representa un porcentaje mínimo del consumo mundial. En Uruguay no se firmó nada memorioso. Tampoco lo hubo en Colombia y Guatemala. Con México se dieron desencuentros, como el referido a la cuestión migratoria. Sólo quienes desconocían la realidad latinoamericana podían pensar que la gira tendría un resultado distinto. La realidad es que las circunstancias que viven la región y el mundo encogen el papel de Estados Unidos en Latinoamérica.

Los medios de prensa pusieron mucho énfasis en señalar que la gira de George W. Bush era una forma de responder a la notable influencia de la Venezuela del presidente Hugo Chávez. Sin restar importancia al hecho, no es Venezuela el país que más desafía la menguante influencia estadounidense. Desde hace años, la Unión Europea viene haciendo un contrapeso a Washington, en lo político, económico y comercial. A la UE debe agregarse la penetración más discreta, pero de mayor calado, de la República Popular de China.

LA PRESENCIA DE CHINA
La emergente potencia asiática no disimula de ninguna forma su enorme interés por la región, como indican las cifras de los intercambios económicos. Sólo entre 2000 y 2004, las relaciones comerciales aumentaron un 250 por ciento, al punto que China es hoy el segundo socio comercial de Brasil y el mayor consumidor del cobre chileno. Las ventas de petróleo venezolano a China se duplicaron entre 2004 y 2005, llegando a los 3.000 millones de dólares.

La inagotable capacidad de consumo de recursos en China tiene el efecto de mantener elevados los precios de materias primas esenciales para muchos países del área, convirtiéndose así en un pulmón insustituible para las economías de la zona. China absorbe el 50 por ciento del cemento que produce Latinoamérica, el 47 por ciento de la soja, el 40 por ciento del cobre y el 25 por ciento del níquel, por señalar algunos. China es, además, el quinto inversor extranjero en Latinoamérica. China, en fin, ha suscrito distintos protocolos de inversión con varios países de la región, que superna los 50.000 millones de dólares.

PÉRDIDA DE INFLUENCIA ESTADOUNIDENSE
Además de tener que lidiar con rivales de la magnitud de la UE y China, Estados Unidos está inmerso en guerras perdidas de antemano con Latinoamérica, como la emigración y el narcotráfico. La desafortunada iniciativa de George W. Bush, de levantar un muro de 1.100 kilómetros en la frontera con México, para frenar el maremoto migratorio que llega del sur, constituyó un error político garrafal, repudiado por todos los países del área. El proteccionismo agrícola de Estados Unidos arruina el campo latinoamericano, no dejando a los campesinos más opciones que emigrar o dedicarse al cultivo de cáñamo y de coca. El colapso económico de tantos países, y la ruina general provocada por décadas de neoliberalismo ha dejado abierto el campo a los narcotraficantes, que se han convertido en Estados dentro del Estado en un número creciente de países, como México, Colombia y Guatemala.

La pérdida de influencia de Estados Unidos se constata en el fracaso de sus iniciativas más importantes en el continente. El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), buque insignia del segmento continental del Gran Siglo XXI estadounidense, yace en la última gaveta del Departamento de Estado. Las presiones de Washington para que los países del área firmaran un tratado que exonerara a sus soldados de comparecer ante la Corte Penal Internacional, fueron rechazadas por Estados tan significativos como Brasil, Perú, Venezuela, Uruguay, Ecuador y Bolivia. Dado que Estados Unidos sancionaba con restricciones militares el rechazo de ese tratado, una mayoría de países afectados recurrió a Rusia y China para reponer el material embargado por el país norteamericano.

AMÉRICA LATINA Y EL MUNDO MULTIPOLAR
Pocos hechos ilustran mejor el creciente aislamiento de Estados Unidos de su entorno continental que la política hacia Cuba. Expulsada de la OEA en 1962 y sometida a un embargo y a una cuarentena política implacable, rota apenas por México y Canadá, al día de hoy sólo Estados Unidos sigue empeñado en esa política. La práctica totalidad de países del continente mantiene relaciones políticas, económicas y comerciales con Cuba, ante la perplejidad e indignación de Washington. En la pasada Cumbre del Grupo de Río en Guyana, se incluyó en agenda la introducción de Cuba en ese concierto latinoamericano.

La gira de George W. Bush no fue la de un emperador por sus dominios. Recordó más las que realiza la reina Isabel por países de la Commonwealth: un ejercicio de nostalgia por las glorias pasadas. La razón es simple. Estados Unidos tiene difícil hacer más de lo que hace y le es imposible competir con China y la UE. Latinoamérica se beneficia enormemente del mundo multipolar que ha surgido y que le permite, de formas diversas, avanzar firme hacia su segunda descolonización. Son los nuevos tiempos, las nuevas horas.

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