Al Qaeda y la reconquista de Al Andalus

Por Adrián Mac Liman (para Safe Democracy)

Adrián Mac Liman dice que los servicios de inteligencia españoles tienen razones de peso para especular sobre la perpetración un nuevo atentado islamista tras el mensaje pronunciado por el número dos de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri. De hecho, los analistas no disimulan su preocupación ante el espectacular avance del islamismo radical en el Magreb, a escasos kilómetros de los confines con la fortaleza europea. Mac Liman cree, sin embargo, que no hay que olvidar que las reivindicaciones del islamismo radical no surgen con Al Qaeda. Cabría preguntarse: ¿sueña realmente el mundo islámico con la reconquista de Al Andalus?


Adrián Mac Liman es analista político y consultor internacional. Fue corresponsal de El País en Estados Unidos y trabajó para medios de comunicación internacionales como ANSA (Italia), AMEX (México), Gráfica (Estados Unidos). Ha sido colaborador habitual del vespertino madrileño Informaciones y de la revista Cambio 16, corresponsal de guerra en Chipre (1974), testigo de la caída del Sha de Irán (1978) y enviado especial de La Vanguardia durante la invasión del Líbano (1982). Residió en Jerusalén (1987-1989). Tras su participación la Conferencia Euromediterránea de Barcelona (1995), se incorporó en calidad de experto al Grupo de Estudios Mediterráneos de La Sorbona. Es autor de varios libros sobre Oriente Medio.

EL EJÉRCITO DE ESTADOS UNIDOS MANDARÁ A AFGANISTÁN un contingente de indios Apache, Navajo y Sioux para agilizar las operaciones de búsqueda y captura de los guerrilleros talibán. Emulando el ejemplo de la Segunda Guerra Mundial, los indios formarán parte de las unidades de transmisiones encargadas de despistar al enemigo con mensajes de radio totalmente ininteligibles.

La noticia, difundida por los medios de comunicación transatlánticos, provocó no sólo estupor generalizado, sino también alguna que otra sonrisa irónica de quienes se resisten a confiar en la insólita campaña propagandística de la administración de George W. Bush.

AMENAZAS CONTRA OCCIDENTE
Hace tres años, otros comandos integrados por miembros de las tropas de élite del Pentágono, lograron detectar el escondite de Osama Bin Laden, situado en la frontera entre Pakistán y Afganistán. En aquel entonces, los familiares del enemigo público número uno del mundo libre fueron informados que, pasara lo que pasara, no debían temer por la vida o la integridad física del líder de Al-Qaeda. Curiosamente, después de la advertencia, las cosas quedaron en aguas de borrajas.

La razón radicaba en que vivo, Bin Laden podía haberse convertido en un estorbo para sus ex amigos de Washington; muerto, en un mártir del Islam, es decir, en un mito capaz de generar una auténtica oleada de fanáticos seguidores en el mundo árabe-islámico. Tras sopesar los pros y los contras de la posible captura, alguien decidió borrar las huellas de Osama Bin Laden. Finalizado el rocambolesco episodio, la Casa Blanca levantaba el telón del tercer acto de su Guerra Global contra el Terrorismo.

Dejando de lado el carácter meramente teatral, cuando no hollywoodense, del operativo pieles rojas del Pentágono, conviene analizar con detenimiento el alcance y la gravedad de las amenazas contra Occidente proferidas por el número dos de Al-Qaeda, Ayman al Zawahiri, el pasado día 11 de marzo, es decir, tres años después de los sangrientos atentados de Madrid.

El mensaje, aparentemente dirigido a dos países europeos que mandaron tropas a Afganistán –Alemania y Austria– es a la vez sencillo e inquietante. Podría resumirse en unas palabras: retiraos de Afganistán, de Líbano, de las tierras del Islam. Sigue un paralelismo con la actuación del Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, acusado de engañar a su pueblo al enviar soldados a Afganistán, donde los talibán se aprestan a lanzar una ofensiva contra el tambaleante régimen pro occidental que cuenta con el apoyo estratégico de la OTAN.

PREOCUPACIÓN ANTE EL FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO
Algunos expertos en lucha antiterrorista estiman que la advertencia de al Zawahiri podría ser el preludio de otro operativo de los radicales que tendría como escenario suelo español. De hecho, los analistas no disimulan su preocupación ante el espectacular avance del integrismo islámico en el Magreb, a escasos kilómetros de los confines con la fortaleza europea. Los políticos y los servicios de inteligencia españoles tienen sobradas razones para no descartar el peligro de otro atentado islamista. En efecto, el discurso de los integristas no se limita a consideraciones de índole geopolítica, ya que en la mayoría de los casos alude al añorado Al Andalus (Andalucía).

Sin embargo, no hay que olvidar que las reivindicaciones de los radicales islámicos no surgen con el génesis de Al-Qaeda. Durante décadas, los manuales de historia utilizados en las escuelas saudíes aludían a Al Andalus como parte integrante del mundo musulmán. Pero a los príncipes saudíes, fieles aliados de Occidente, se les han perdonado muchos errores, léase despropósitos.

A la hora de la verdad, la culpa recae, como siempre, en Bin Laden y sus seguidores. Aún así, cabría preguntarse: ¿sueña realmente el mundo islámico con la reconquista de Al Andalus?

La Fundación Safe Democracy le invita a suscribirse gratis a los dos boletines electrónicos semanales (martes y jueves), con el análisis y los comentarios de nuestros expertos internacionales (pinche aquí).