Al Qaeda intensifica su estrategia en el norte de África

Por Zidane Zeraoui (para Safe Democracy)

Zidane Zeraoui cree que los recientes atentados en Marruecos y en Argelia, demuestran que, lejos de debilitar al terrorismo, las acciones estadounidenses han logrado dar mayor dinamismo al terrorismo islamista, tanto en Oriente Medio como en el norte de África. Mientras tanto, Buteflika, que logró un segundo mandato gracias a la supuesta derrota del terrorismo, se ve hoy cuestionado seriamente por los grupos radicales que han retomado la iniciativa no sólo en Argelia, sino en toda la región.


Zidane Zeraoui es profesor de Relaciones Internacionales y coordinador de la Maestría en Estudios Internacionales en el Tecnológico de Monterrey, México.

LOS ATENTADOS DEL 10 Y 11 DE ABRIL PASADO, en Marruecos y en Argelia, replantean la problemática islamista en el Magreb, después de casi cinco años de paz relativa. En efecto, desde el año 2002 no se había vuelto a oír en Argelia el ruido de las explosiones de los atentados y todo permitía pensar en el desmembramiento de las redes terroristas en el norte del continente africano.

Sin embargo, una lectura más detenida de los últimos acontecimientos en el Magreb hubiera permitido detectar los cambios en la organización de los grupos radicales locales. Así, desde la ruptura en 1998 del Grupo Islámico Armada (GIA) en dos ramas y el nacimiento del Grupo Salafista para la Predicción y el Combate (GSPC), el movimiento islamista estaba orientándose hacia un mayor radicalismo. En el 2006, el anuncio del GSPC de unirse con la dirección de Al Qaeda, dejó ver claramente el nuevo rumbo de los grupos extremistas.

AL QAEDA DEL MAGREB ISLÁMICO
A lo largo de 2006, el Grupo Salafista argelino logró aglutinar alrededor de su estructura a todos los movimientos islamistas magrebinos (Marruecos, Libia, Túnez, Mauritania y Argelia) para conformar el nodo occidental de Al Qaeda, después de la base central en la frontera entre Afganistán y Pakistán y responsable de las acciones en Asia Central y de la conexión iraquí, que se disemina a través de Oriente Medio. Para fines de enero de 2007, el GSPC y las demás organizaciones afines, se autodefinieron como Al Qaeda del Magreb Islámico.

Durante varios meses se había detectado y anunciado las maniobras de los grupos islamistas en el desierto, en particular alrededor de la zona de los Tuaregs, que según distintas fuentes, varios miembros fueron integrados al movimiento radical.

Las distintas reuniones de los servicios de inteligencia de la región, con las autoridades norteamericanas, no lograron diseñar estrategias concretas para detener el crecimiento del movimiento.

DERROCAR A LOS COLABORACIONISTAS
Con los atentados del 10 y 11 de abril, el terrorismo regresa con más fuerza en el norte de África. El primer atentado en Argelia golpeó la sede del gobierno, en pleno corazón de Argel, mientras que la segunda explosión fue contra una comisaría de policía, cerca del aeropuerto. La información difundida por la red Al Qaeda, después del atentado deja entrever la posibilidad de otros golpes en la región.

La estrategia global de Al Qaeda, para esta región es el derrocamiento de los gobiernos vistos como colaboracionistas y rescatar tanto a la Andalucía islámica (Al-Andalus) como a Jerusalén.

A pesar de las declaraciones, sobre todo marroquíes, de que los dos atentados no tienen nada en común, es bastante claro que la casi simultaneidad de las dos explosiones a un día de diferencia, muestra la coordinación de las dos acciones.

La seguridad de nuestra vecina y hermana Argelia es parte integrante de la seguridad del Reino de Marruecos e incluso de la estabilidad de la región magrebí, afirmó el rey Mohamed VI en un mensaje de condolencia dirigido al presidente argelino, Abdelaziz Buteflika.

Estamos dispuestos a trabajar con todos los dirigentes de los cinco Estados del Magreb para garantizar la protección de nuestros pueblos y prevenir los riesgos de que se vean transformados en bases de un terrorismo odioso y execrable, añadió. Todos aquellos que, en el mundo, creen en los valores religiosos y en las reglas democráticas, en particular aquellas preconizadas por el Islam, son un objetivo potencial del terrorismo, advertía el soberano.

RENACEN LAS PESADILLAS DE LOS NOVENTA
Con tres muertos y cincuenta y siete heridos solamente en Argelia, los dos atentados del 11 de abril se han convertido en unos de los más mortíferos de los últimos años.

En Marruecos, sin embargo, se logró capturar al emir y a los artificieros de los atentados anteriores del 11 de marzo del 2004, sobre todo de los dos grupos radicales como la Salafiya Yihadiy y el As-Sirat Al Mustakim (Camino Recto), cuyos líderes fueron condenados a la pena de muerte.

La nueva situación en Argelia hace renacer las pesadillas pasadas durante la década sangrienta de los años noventa. Las promesas del presidente Buteflika de erradicar al terrorismo parecían haberse cumplido desde 2002, cuando se registró el último atentado en el país. Su primer mandato (a partir de 1999) se centró en el restablecimiento de la paz para, a partir de su reelección (muy cuestionada por varios sectores de la oposición) en 2004, dedicarse a las reformas económicas y sociales.

ELECCIONES LEGISLATIVAS EN ARGELIA
Lo que se había visto como una victoria contra el terrorismo (que le permitió imponerse para un segundo mandato) se derrumba con las acciones violentas del 11 de abril. Los proyectos de diversificación de una economía dependiente de los hidrocarburos y la puesta en marcha de un sistema bancario moderno y de las privatizaciones para atraer los capitales extranjeros, pueden ser cuestionados por el reinició de la violencia.

A unos días de las elecciones legislativas del 17 de mayo (llevadas con una apatía general de la población que no cree en la autonomía de la Asamblea Popular Nacional) y a unos meses del cambio municipal previsto para octubre próximo, el derrotero argelino parece estar siendo cuestionado.

El presidente Buteflika, que se impuso en unas elecciones poco aceptables por el crédito de haber derrotado al terrorismo, se ve hoy cuestionado seriamente por los grupos radicales que han retomado la iniciativa no sólo en Argelia, sino en toda la región.

MÁS VIOLENCIA TRAS EL 11 DE SEPTIEMBRE
Los dos atentados del 10 y 11 de abril son el preludio a una nueva ofensiva de Al Qaeda que ya se estaba estructurando y entrenando en las arenas del desierto del Sahara. Las estrategias locales o norteamericanas no han hecho sino reforzar la capacidad organizativa de la antena magrebina de Osama Bin Laden.

Así, lejos de debilitar al terrorismo, las acciones estadounidenses han logrado, dar un mayor dinamismo al islamismo –tanto en Oriente Medio, como en el norte de África– sin que se vea la posibilidad a corto plazo de erradicarlo. Un reciente documento publicado por la Central Intelligence Agency (CIA) ha demostrado que el mundo de hoy es más violento y peligroso después del 11 de septiembre del 2001.

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