Más allá de una alianza estratégica
Alberto Priego Moreno cree que la reciente visita a Israel efectuada por el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, es la reafirmación de una relación que va más allá de la diplomacia: además de compartir importantes intereses estratégicos a nivel regional, existe una consolidada relación de amistad.
Alberto Priego Moreno es experto en temas del Cáucaso y Asia Central e investigador en el Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Es autor de «La Evolución del conflicto en Chechenia», «The Creation of the Azerbaijani identity and its influence in the foreign policy», «Georgia: ¿Otra Revolución de Terciopelo?», entre otras publicaciones. Ha trabajado como investigador invitado en East-West Institute y en el Center for Euro-Asian Studies.
LA RELACIÓN ENTRE ESTADOS UNIDOS E ISRAEL tiene una sólida base que va más allá de las meras relaciones diplomáticas. Estados Unidos es el país del mundo con mayor población judía, incluso por encima de Israel. Además, la coincidencia de valores entre Tel Aviv y Washington provoca que actúen conjuntamente a nivel internacional tal y como ocurrió en la Guerra del Yom Kippur en la que Estados Unidos evitó la desaparición de Israel con un puente aéreo permanente. Hay que tener muy presente que algunos de los líderes israelíes más importantes –como Golda Meier o Isaac Rabin– vivieron en algún momento de sus vidas en Estados Unidos lo que permite que la relación entre ambas naciones sea fluida.
Sin embargo, también se han producido grandes desencuentros como la protección que la CIA brindó al líder de Septiembre y responsable de la masacre de Munich –Ali Hassan Halami– o el hundimiento, por error, del USS Liberty por aviones israelíes durante la Guerra de los Seis Días.
PREOCUPACIÓN ANTE LA NUCLEARIZACIÓN DE IRÁN
En la actualidad, la relación es excelente tal y como demuestra la visita a Israel de Robert Gates el 19 de abril. Hacía más de ocho años que no se producía una visita de un Secretario de Defensa estadounidense. La última la realizó William Cohen bajo la presidencia de Bill Clinton, en marzo de 1999.
Robert Gates tuvo tiempo para reunirse con el primer ministro, Ehud Olmert, con el ministro de Defensa, Amir Peretz, y con la ministro de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni. Entre los temas tratados en esta visita debemos destacar los siguientes: las relaciones con Siria, la situación en los palestinos, la crisis con Hezbolá y la amenaza que representa la nuclearización de Irán, el tema estrella.
Ambos Estados se encuentran muy preocupados por la radicalización del régimen de los ayatolás y por su incansable búsqueda de armas nucleares. Sin lugar a dudas, ninguno de los dos está dispuesto a que la República Islámica de Irán consiga el arma nuclear. Para ello, Israel no dudará en llevar a cabo acciones como la Operación Ópera (reactor iraquí de Osirak) y por su parte Estados Unidos buscará por todos los medios frenar la carrera nuclear del país persa.
MÁS ALLÁ DE LA MERA COOPERACIÓN
La visita de Robert Gates es un intento por revitalizar la relación entre Estados Unidos e Israel. Washington transfiere unos 1.800 millones de dólares a Tel Aviv en concepto de cooperación en tecnología militar. Sin embargo, Peretz planteó sus dudas a Gates ante la inminente venta de material militar estadounidense a algunos países del Golfo Pérsico, principalmente Arabia Saudí. Esta iniciativa, que debe ser entendida como una reacción a la militarización iraní, está provocando un dilema de seguridad con Israel, que pretende mantener su supremacía militar en la región. Para ello, ha pedido la transferencia de la última tecnología militar estadounidense: aviones F-22. Este avión, conocido como El Invisible, es utilizado, hasta el momento, sólo por Estados Unidos. Israel sería el primer país en recibir dichas aeronaves, algo que le permitiría mantener la supremacía militar en la zona.
La fugaz visita de Robert Gates debe ser interpretada como la reafirmación de una relación que va más allá de la mera cooperación entre dos Estados que comparten una misma visión sobre la comunidad internacional. Parafraseando a Ridge: We are more than allies, we are friends.
Publicado por:
ANA
fecha: 27 | 04 | 2007
hora: 5:19 pm
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Sugiero ,al profesor PRIETO MORENO ya que maneja mejor informaciòn que los que ingresamos a estos comentarios,que siga con este tema que resulta muy interesante.
Acerca del mismo quisiera manifestarle mi inquietud ante ciertas influencias sobre la opinión pública estadounidenses de neto corte nazi.
Publicado por:
alvarosanchez
fecha: 29 | 04 | 2007
hora: 7:22 pm
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Creo que hay un error en el artículo. El avión «invisible» no es el F-22 Raptor, sino el F-117 Nighthawk. Ambos se encuentran en servicio en el US Air Force exclusivamente. En cualquier caso, EEUU no cedería a Israel ninguno de los dos y eso bien lo saben los israelíes.
Por lo demás, el artículo no aporta absolutamente nada nuevo. Que EEUU, Israel y los regímenes musulmanes más moderados de la zona no van a tolerar que Irán llegue a tener armento nuclear es de manual. Pero no sólo que llegue a tenerlo, sino incluso que haga creer a las masas musulmanas que lo tiene. Eso colocaría a los chiitas en una posición de predominancia que resultaría intolerable para otros regímenes musulmanes más moderados.
El régimen de los ayatolás iraníes está acabado. Lo único que falta por determinar es la fecha.
Saludos.
Publicado por:
Alberto Priego
fecha: 30 | 04 | 2007
hora: 12:42 am
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Por supuesto que el F-22 no es el avión invisible. Son aviones de bajo perfil para los radares. Gracias por los comentarios.
Publicado por:
alvarosanchez
fecha: 02 | 05 | 2007
hora: 8:10 pm
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Gracias a Vd., señor Priego, por apreciar los comentarios.
En mi opinión el ataque a Irán tendrá lugar en el plazo de un año, aproximadamente, que es el tiempo que se necesita para que la opinión pública occidental se convenza de que un Irán con el arma nuclear es un riesgo inaceptable para todos los estados de la zona.
En el ataque no intervendrá israel, sino que se llevará a cabo exclusivamente por estadounidenses. Israel habrá intervenido, y mucho, en la fase previa de adquisición de inteligencia. La intervención militar será una operación quirúrgica, con dos fases bien definidas.
En la primera se destruirán los sistemas iraníes de radares y baterías de misiles tierra-aire, así como sus aviones en tierra. Esta acción la llevarán a cabo tanto los misiles Tomahawk lanzados desde submarinos, cruceros y destructores estadounidenses circundando Irán como aviones F-117 con base en Kuwait y Turquía.
Los radares iraníes no pueden detectar ni los misiles de crucero, porque vuelan muy bajo, a unos diez metros del terreno, ni los F-117, porque tienen firma radárica nula.
Para acabar con los restos de estas instalaciones, sucesivas oleadas, esta vez de aviones F-14 y F-18 procedentes de tres o quizá cuatro portaaviones, y de aviones F-15 y F-16 procedentes de las bases antes citadas, se sucederán hasta que el dominio del cielo sea absoluto por parte de los estadounidenses, con lo que se habrá culminado la primera fase. Durante la misma es muy probable que algunos aviones iraníes logren despegar, por lo que es previsible que algunos, muy pocos, aviones estadounidenses sean derribados.
La segunda fase, ya con Irán carente de posibilidad de defensa antiaérea, consistira en la demolición de las instalaciones susceptibles de participar en su programa nuclear y será llevada a cabo por los bombarderos B-1 Lancer, B-2 Spirit y B-52 Stratofortress estadounidenses con base en Kuwait, Turquía y la isla de Diego García.
También pueden intervenir en esta fase misiles Tomahawk lanzados desde buques y submarinos.
Machacarán las instalaciones una y otra vez, tanto con bombas inteligentes, capaces de sortear obstáculos e introducirse en el interior de subterráneos, como con bombas de demolición, capaces de generar pequeños terremotos locales. En ningún caso necesitarán los estadounidenses utilizar armamento nuclear, ni siquiera táctico.
Considérese que un B-52 lleva 32 toneladas de bombas y/o misiles. Y disponen de 94 aparatos de esta clase en servicio. Entre los tres tipos de grandes bombarderos, los estadounidenses pueden enviar a bombardear un día tras otro hasta 180 aparatos.
Simplemente, las instalaciones iraníes desaparecerán, por muy profundamente que estén enterradas.
Que Irán no llegue a tener armamento nuclear no es una cuestión militar, ya que esta opción está asegurada.
Es una cuestión de opinión pública occidental. Es cuestión de que ésta se conciencie de que el arma atómica no puede estar en manos de teócratas islamofascistas.
Saludos.
Publicado por:
anonimo
fecha: 01 | 07 | 2007
hora: 11:11 pm
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iran no sera atacado puesto que un ataque contra dicho pais significaria:
1-un recrudecimiento de la insurgencia en irak
2-se bloquearia el estrecho de ormuz,por lo cual se reduciria considerablemente las exportaciones de crudo hacia occidente,provocando un crisis economica de imprevisibles consecuencias.
3-un ataque a iran podria provocar reacciones no previstas en socios de iran como china o rusia que tienen importantes negocios con dicho pais.
por lo cual con estos tres simples argumentos yo creo que USA,que por cierto no ha conseguido sofocar,por no decir no ganar,dos conflictos(irak y afganistan),parece poco problable que se embarque en un nuevo conflicto.