¿La hora de Europa?

Por Fátima Aburto (para Safe Democracy)

Fátima Aburto cree que la profundización de la crisis política del Gobierno israelí con la publicación del Informe preliminar de la Comisión Winograd constituye una oportunidad para que la Unión Europea, encabezada por la presidencia alemana, dé un paso al frente y ayude a israelíes y palestinos en la consecución de la paz.


Fátima Aburto es portavoz del Partido Socialista en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados de España. Es Vocal de la Diputación Permanente, Vocal de la Comisión Mixta para la Unión Europea y Vicepresidenta en la Asamblea de la Unión Europea Occidental.

EHUD OLMERT, el primer ministro israelí, está acorralado. Amplios sectores de la población, le piden que dimita por sus presuntas implicaciones en casos de corrupción y por el recientemente presentado informe de la Comisión Winograd. Este documento demoledor ha sido presentado por el juez israelí Eliahu Winograd, presidente de la comisión que ha investigado los fallos del Gobierno y de las Fuerzas Armadas en la guerra que enfrentó a Israel y Hezbolá el verano de 2006 en Líbano. Según el informe, el primer ministro actuó apresuradamente al llevar al país a la guerra, sin asesorarse previamente y sin obtener del Ejército planes alternativos, ni tampoco contó con un plan integral para derrotar a la guerrilla chií libanesa de Hezbolá.

TRISTE EPISODIO
Hoy pide también la dimisión de Ehud Olmert la ministra israelí de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, quien tiene desde luego bastante más fuerza y más prestigio que el propio Olmert, entre otras cosas porque nunca lo ha defendido.

Es un triste episodio más que complica la posible solución pacífica de Oriente Medio, después de que los palestinos hicieran el gran esfuerzo de formar un gobierno de Unidad Nacional que representa a más del 95 por ciento de la población. Y después de la oferta de los árabes lanzada en la Cumbre de Riad, paz por territorios, que Olmert rechazó de plano, no sé si por incompetencia o simplemente por debilidad. Pero la oferta del reconocimiento de Israel por parte de todos los países árabes, a cambio del reconocimiento de un Estado palestino en las fronteras de 1967, no puede desecharse tan fácilmente.

UN PASO AL FRENTE
Dentro del llamado Cuarteto para Oriente Medio –integrado por Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y Rusia–, la ONU así como el gobierno de Vladimir Putin han apoyado la apertura de negociaciones. La administración de George W. Bush está tan acorralada como la del propio Olmert, sin la ventaja de poder convocar elecciones anticipadas, pero con el mismo escaso poder de decisión. Es el momento de que la Unión Europea dé un paso al frente.

Ayudar a los israelíes a alcanzar la paz y la seguridad, ansiada por más del 70 por ciento de la población, podría permitirles vivir sin la angustia de sufrir atentados terroristas brutales, dedicar menos presupuesto a Defensa y más a protección social, que evite que algunos sobrevivientes del Holocausto sean hoy mendigos.

Asimismo, ayudar a los palestinos, que sufren una catástrofe económica sin precedentes por el bloqueo internacional y de Israel –que retiene los impuestos cobrados en nombre del gobierno palestino–, y que sufre una crisis humanitaria desgarradora de hambre, encierro y desesperanza, a conseguir al fin, un Estado independiente y viable.

Y también colaborar con los estadounidenses, que alcanzarían al menos un éxito geoestratégico, hoy casi imposible de alcanzar en Oriente Medio, que les ayudaría a rehacer su deteriorada imagen internacional.

EL MOMENTO DE ALEMANIA
La presidencia alemana de la UE puede ser la más indicada para encabezar esta ayuda; en parte porque Israel considera a Alemania como una potencia amiga y también por las excelentes relaciones de Berlín con Washington. Tzipi Livni y la canciller Ángela Merkel podrían entenderse y hacerle entender al presidente George W. Bush, quizá con la ayuda de la Secretaria de Estado estadounidense, Condoleeza Rice.

Sé que no es fácil. Requiere mucho coraje. Se correrían riesgos personales muy importantes, pero es preciso reconocer que todos saldríamos ganando en paz, seguridad y justicia, lo que bien valdría el esfuerzo. Y, además, la Unión Europea habría dado un paso de gigante en la consecución de la paz en la zona.

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