Escasa institucionalidad política en la república centroasiática
Pese a las violaciones registradas en los comicios parlamentarios recientes, el presidente Nazarbáyev sabe que para Europa y Estados Unidos pesa más la geopolítica y el petróleo que la defensa de la democratización de la república centroasiática; Kazajastán está cada día más cerca de presidir la OSCE en 2009.
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Nicolás de Pedro es especialista en el área de Asia central.
Es profesor de postgrado en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Durante los dos últimos años ha realizado trabajo de campo en Kazajstán y Asia central, gracias a una beca de investigación de la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional).
Es autor, entre otros de «La nueva Asia central en el contexto internacional«, «Balance y perspectivas de la relación de Kazajstán con China (1991-2006)» y «The new EU strategy for Central Asia: seizing or missing the opportunity?».
COMO EN ANTERIORES OCASIONES, las elecciones en Kazajstán no han cumplido unos estándares mínimos que permitan calificarlas de limpias y democráticas y no han obtenido un informe favorable de la de misión de seguimiento electoral de la OSCE. Como viene siendo habitual, su informe preliminar resalta algunas de las mejoras observadas como la autorización para que los partidos legalmente inscritos pudieran concurrir a las elecciones o la celebración de debates televisados. No obstante, las violaciones registradas, especialmente en el recuento de los votos, con dudas sobre el funcionamiento de al menos un 40 por ciento de las mesas electorales y sin una verificación independiente del sistema de voto electrónico, limitan mucho la repercusión de las mejoras reseñadas. Lo que sí es destacable es el clima apacible en el que se han desarrollado las elecciones y que ha supuesto una menor presión sobre los candidatos de la oposición real; quienes, no obstante, han denunciado la validez de todo el proceso electoral.
Este resultado, propio de los tiempos soviéticos, puede afectar a la aspiración de Kazajstán de presidir la OSCE en 2009. No obstante, el actual y único presidente hasta la fecha, Nursultán Nazarbáyev sabe que su candidatura aún puede ser aprobada en la cumbre de la OSCE que se celebrará el próximo mes de diciembre en Madrid. El presidente kazajo es muy consciente de que en la mente de los dirigentes europeos y estadounidenses pueden pesar más las cuestiones de geopolítica que la defensa de la democratización de la república centroasiática. Nazarbáyev dispone de algunos ases en la manga; así, las enormes reservas de hidrocarburos de Kazajstán son un elemento importante en la nueva estrategia de diversificación del suministro energético de la Unión Europea y al mismo tiempo, Astaná es uno de los pocos asideros estables para Washington en Asia central, una región fuertemente anclada en la esfera de influencia de Moscú y Pekín.
ATADO Y BIEN ATADO
En los últimos meses, Nazarbáyev ha consolidado por completo su régimen con una serie de reformas constitucionales que potencialmente le permiten mantenerse en el cargo de manera vitalicia y además, pese a las apariencias, han limitado aún más los débiles poderes del parlamento. Así, por ejemplo se ha establecido la disciplina de partido como condición sine qua non para mantener el escaño, por lo que el nuevo parlamento, más monocolor y homogéneo si cabe que el anterior, es aún más propicio para el control del presidente que es, al mismo tiempo, el líder del Nur Otan (patria luminosa).
Lo que resulta evidente es que Nazarbáyev quiere tenerlo todo atado y bien atado ante un hipotético proceso sucesorio; que, vistos los acontecimientos de los últimos tiempos (asesinato de destacados miembros de la oposición, secuestro de banqueros, agresiones e intimidaciones a periodistas críticos o la caída en desgracia del poderoso ex yerno del presidente) se antoja como un proceso bastante más complejo de lo que se preveía. Por otra parte, esta situación introduce mucha incertidumbre sobre la futura estabilidad institucional y política del país, ya que ésta converge, cada vez, más con la propia permanencia y figura del presidente.
FUTURO INCIERTO
Sin embargo, el elemento que introduce más incertidumbre sobre la futura viabilidad de esta república rica en recursos naturales y posibilidades económicas, son las enormes y crecientes desigualdades y el descenso del nivel de bienestar de amplias capas de la sociedad. A pesar del incremento sostenido del PIB en los últimos cinco años, motivado, fundamentalmente, por los altos precios del crudo, un segmento considerable de la población vive en condiciones próximas a la línea de la pobreza; significativamente, concentrados en las regiones ricas en petróleo y en las zonas rurales. Esta situación resulta aún más sangrante teniendo en cuenta, los recursos empleados en proyectos faraónicos de dudosa utilidad para el conjunto de la población.
A pesar de todo, Nazarbáyev sigue teniendo el favor de buena parte de la comunidad internacional (poderoso caballero es don petróleo) y todo parece apuntar a que el reciente fraude electoral no va a despertar demasiadas críticas. Así por ejemplo, el coordinador de la misión de la OSCE, el senador canadiense Consiglio Di Nino comenzó su declaración en rueda de prensa destacando que Kazajstán continúa su evolución para convertirse en un país democrático. Conclusión un tanto sorprendente, si se tienen en cuenta, las serias violaciones recogidas por el informe que resume las conclusiones de la misión coordinada por él mismo o, si se realiza un somero análisis de la evolución política de esta república en estos quince años de independencia.
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