Los resultados electorales registrados en Polonia han transformado el paisaje político del país: la derrota de los conflictivos hermanos Kaczynski, y el fracaso de los partidos radicales han devuelto a los polacos cierto optimismo. Entre las primeras medidas del gabinete de Donald Tusk se anuncia la retirada en 2008 de los 1.200 soldados polacos desplegados en Irak, la adopción del Euro en 2012 y la firma de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE.
LAS ENCUESTAS PRONOSTICABAN un empate entre los dos partidos mayoritarios: la derechista católica Ley y Justicia (LJ) y el partido de centro-derecha liberal Movimiento Cívico (MC). Pero el carácter volátil del electorado polaco y la escasa participación en las últimas citas con las urnas restaban credibilidad a cualquier predicción.
Parece que el debate televisivo entre el ahora ex-primer ministro, Jaroslaw Kaczynski, y el antes líder del principal partido de la oposición, Donald Tusk, fue el empujón para que muchos indecisos se inclinaran en el último momento por la opción moderada que representa el Movimiento Cívico.
Kaczynski no supo sacar partido de los logros de su gabinete, centrados en una notable mejora de las cifras macroeconómicas, y careció de argumentos para rebatir a Tusk cuando éste afirmaba que el gobierno no había cumplido ninguna de sus promesas electorales, a saber: lucha contra la corrupción, promoción de la vivienda protegida y reorganización de la sanidad, entre otras.
Hay que destacar el aumento en esta ocasión de la participación popular, que ha superado el 53 por ciento y supone la más alta desde que se produjo la caída del régimen comunista en 1989.
LOS DERROTADOS: SAMOOBRONA Y LA LIGA DE LAS FAMILIAS POLACAS
Finalmente el MC se alzaba con la victoria con un 41,4 por ciento de los sufragios, frente al 32,2 por ciento de LJ. La tercera fuerza política del país, la ex-comunista Izquierda y Democracia, queda muy por detrás con un 13,2 por ciento de los votos, pero mejora sensiblemente los penosos resultados registrados en el otoño de 2005, cuando perdió su mayoría en el Parlamento.
«En los últimos años, la política en Polonia se ha caracterizado por el conflicto permanente y la lucha de todos contra todos»Tal vez el dato más llamativo es la debacle de Samoobrona y la Liga de las Familias Polacas, que no han logrado acceder al Parlamento. Su impresentable trayectoria como socios de LJ en el gobierno ha sido castigada por los ciudadanos polacos, que de momento han cortado las alas a estas dos formaciones de carácter populista y radical, cuyo discurso agresivo e intolerante ha tenido demasiado eco en los últimos meses. La posible implicación del líder de Samoobrona, Andrzej Lepper, en un escándalo de corrupción destapado el verano pasado ha influido sin duda en estos resultados.
También hay que resaltar el apoyo brindado al partido de Tusk por parte de los jóvenes, en especial de aquellos que han votado por primera vez, y de los polacos que últimamente han emigrado a otros países de la Unión Europea, en especial Gran Bretaña.
POSIBLE PACTO DE GOBIERNO
El interés se centra ahora en la formación del nuevo gabinete, que pasará probablemente por un pacto con el Partido Campesino Polaco (PCP), pequeña formación que en su día gobernó con los ex-comunistas. De carácter conservador en las cuestiones morales y religiosas, el PCP defiende una política económica en la que el Estado debe asumir el papel de protector de los ciudadanos, en especial de ese 18 por ciento de la población que habita las zonas rurales y está empleado en el sector primario.
«Los posibles escollos para la futura labor de gobierno van a centrarse en el programa económico, ya que el MC promueve un modelo liberal, que puede colisionar con la visión estatalista del PCP»
A juzgar por lo ocurrido en los últimos años se puede decir que el ámbito de la política en Polonia se ha caracterizado por el conflicto permanente y la lucha de todos contra todos, salvo momentos puntuales en los que la coincidencia coyuntural de intereses ha llevado a un frágil y breve consenso entre partidos.
Aun así es posible que el MC y el PCP lleguen a un pacto de gobierno, debido sobre todo al margen de votos con el que cuenta el primero y al protagonismo que este hecho proporcionaría al segundo, (eclipsado en los últimos años por la repentina ascensión de la extremista Samoobrona, también centrada en el electorado campesino).
Los posibles escollos tanto para un inminente acuerdo como para la futura labor de gobierno van a centrarse en el programa económico, ya que el MC promueve un modelo claramente liberal, que puede colisionar con la mencionada visión estatalista del PCP. Pero, por suerte para los ganadores de estas elecciones, la posibilidad de que sus adversarios políticos aúnen sus fuerzas contra el nuevo gabinete es nula, ya que los Kaczynski jamás pactarán con los ex-comunistas, a los que han hostigado sin descanso durante la última legislatura.
¿UNA NUEVA POLÍTICA EXTERIOR?
El siguiente gran obstáculo para el próximo gobierno es el propio presidente de Polonia, Lech Kaczynski, que permanecerá como Jefe del Estado hasta 2010.
Éste puede utilizar su derecho a veto sobre las decisiones del Parlamento, el cual puede levantar dicho veto con el respaldo de tres quintos de la Cámara Baja. Hay que señalar que la suma de los diputados del Movimiento Cívico y el Partido Campesino Polaco no alcanza este número de escaños, por lo que se necesitaría del apoyo de los ex-comunistas en caso de veto presidencial.
Aun así en Polonia se respira estos días un cierto optimismo, que sucede al hastío provocado por el clima de confrontación alimentado por el partido de los Kaczynski en los últimos dos años.
Entre las primeras medidas del gabinete de Tusk se anuncia la retirada en 2008 de los 1.200 soldados polacos desplegados en Irak, la adopción del Euro en 2012 y la firma de la Carta de Derechos Fundamentales incluida en el anexo del Tratado de la UE recién acordado en Lisboa.
Ciertamente tales actuaciones representan un giro en la política exterior de Varsovia y será seguramente en ese ámbito donde se aprecien los principales cambios.
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