oviedolugo.jpgAislado durante tanto tiempo, y carente de una cultura política sobre la que forjar valores democráticos, Paraguay necesita ayuda y apoyo de sus vecinos para salir adelante. Especialmente de Brasil, país de referencia obligada para los paraguayos, y uno de los pocos capaces de influir positivamente en la gestión del que será el nuevo gobierno tras los comicios presidenciales de abril.

PARAGUAY CELEBRA ELECCIONES el día 20 de abril de 2008. La propaganda electoral desplegará todos sus recursos persuasivos a partir del 18 de febrero. Algo más de dos millones de ciudadanos mayores de 18 años elegirán a ochenta diputados, 45 senadores, y 17 gobernadores departamentales con sus concejalías correspondientes. La asunción de las nuevas autoridades será el 15 de agosto.

«Hablar de democracia en Paraguay es como imaginar verdes praderas inglesas en las dunas del desierto del Sahara»Una encuesta de mediados de enero da al ex obispo Fernando Lugo el triunfo electoral (43,5 por ciento), casi 28 puntos por encima del ex militar Lino Oviedo.

Para que el lector se sitúe: en 1996, cuando Wasmosy era presidente, Lino Oviedo era general, y jefe del ejército. Ante la orden de su pase a retiro, amenazó con bombardear el palacio presidencial. Entonces Wasmosy le nombró ministro de Defensa. Pero ante la protesta del Parlamento y del pueblo, revocó el nombramiento. Oviedo fue juzgado por sedición, y condenado a diez años de prisión. Puro realismo mágico.

LA CORRUPCIÓN DE LA POLÍTICA

Por el Partido Colorado, que gobierna desde hace 61 años, se presenta Blanca Ovelar, ex ministra de Educación, que dirige el Movimiento Progresista Colorado, y tiene como candidato a vicepresidente a Carlos María Santacruz. Ganó una larga batalla interna entre los colorados, que puso de manifiesto la división del partido: el ex vicepresidente Luis Castiglioni impugnó el triunfo de su correligionaria, y asegura que le robaron la interna.

Eso no es una novedad. En la interna colorada del 27 de diciembre de 1992 ganó Juan Carlos Wasmosy (presidente entre 1993 y 1998), a expensas de Luis María Argaña, en un fraude que muchos colorados reconocen. Años después, en 1998, Argaña fue elegido vicepresidente, y Raúl Cubas presidente, y siete meses después (en marzo de 1999) Argaña fue asesinado, tras lo cual el Presidente Cubas tuvo que dimitir.

UNA HISTORIA DESGRACIADA

Pero nada cambiará tras la jornada electoral. Hay que decir que hablar de democracia en Paraguay es como imaginar verdes praderas inglesas en las dunas del desierto del Sahara.

“Estamos ante un caso típico de unas elites parásitas y depredadoras, que reciben todo del Estado (el Estado es suyo) y a cambio no dan nada a la sociedad” Paraguay es una finca del Partido Colorado (mandan desde 1947) de los militares y de la Iglesia católica, que han colaborado estrechamente en la larga dictadura del general Alfredo Stroessner (1954-1989). El dictador consolidó un Estado ladrón, depredador de los recursos públicos, que no ha sido desmontado, y que supone una seria obstrucción al desarrollo y a la modernidad del país.

La democracia responde a una cultura política, y esa cultura política no existe en Paraguay. En su defecto, ha prosperado el caudillismo, el fenómeno más típico de la cultura política latinoamericana. Paraguay es un país con una historia desgraciada, y con una cultura política generada por un pasado autoritario y ensimismado, y no está dirigido por profesionales de la administración, y nunca lo estuvo: hay un grupo que pone a trabajar la renta nacional para sus propios intereses

EMPRESAS PÚBLICAS MAL GESTIONADAS, SOCIEDAD CIVIL DÉBIL

El crédito público no se dirige a los que podrían aumentar la producción y generar riqueza para el país, sino a una exigua elite cuyo botín es el Estado. Las empresas públicas no están bien gestionadas, y no sabrían lidiar en un mercado abierto frente a empresas competidoras.

Y, aunque en el año 2000 el Senado aprobó la ley que creaba un servicio público profesional, basado en los méritos de los funcionarios, con un sistema de ascenso profesional y evaluaciones periódicas, no hay constancia de que esa iniciativa funcione en las empresas públicas paraguayas. El Poder Judicial está igualmente corrompido por las pasarelas que lo asocian a los intereses de la política.

La sociedad civil es débil, y el clientelismo sigue siendo la cultura política del país. Estamos ante un caso típico de unas elites parásitas y depredadoras, que reciben todo del Estado (el Estado es suyo) y a cambio no dan nada a la sociedad.

LAS ELITES, USURPADORAS DE LOS RECURSOS PÚBLICOS

En América Latina, la compatibilidad de la legitimidad democrática con niveles satisfactorios de racionalidad pública es un problema no resuelto, y Paraguay es un caso típico. Mientras no se afronte ese problema como asunto prioritario de las políticas públicas, no podrá hablarse de legitimidad. “Durante el gobierno de Nicanor Duarte se estima que alrededor de 600.000 paraguayos tuvieron que abandonar el país, por la pobreza y la falta de oportunidades de trabajo”

Las elites siguen siendo usurpadoras de los recursos públicos, en un Estado que es algo menos que un Estado: la antigua Intendencia de Asunción, estuvo desde siempre en manos de un grupo exiguo de ciudadanos, una república de notables, exclusiva y excluyente.

Y Paraguay ingresó en el siglo XXI con asuntos que nunca se quisieron abordar, y modernizar el país, sigue siendo una tarea pendiente.

Paraguay es patrimonio de una elite exigua, un Estado-botín, una República-privada, gran hacienda al servicio de unos pocos, con exclusión de la práctica totalidad de la población. En el período histórico de la segunda hegemonía colorada, desde 1947 hasta ahora, los doce presidentes fueron colorados, siendo Juan Carlos Wasmosy el primer presidente civil en 40 años. En definitiva, Paraguay es un ejemplo de hasta qué punto las elites criollas han estado tocando el violón durante dos siglos.

LA VOZ DE LUIZ ALBERTO MONIZ BANDEIRA

La corrupción paraguaya es bien conocida, y hay eufemismos para referirse a ella: al contrabando de material informático y de otros productos con destino a San Pablo, se le llama comercio triangular, expresión que tiene su origen en la ruta comercial que entre los siglos XVI al XIX se hacía entre Europa, África y América.

Los productos se importan desde Paraguay, van hacia Ciudad del Este y llegan a su mercado brasileño. El comercio triangular supone una pésima gestión de las fronteras, y una pérdida de ingresos fiscales para el Estado, porque los dineros que produce la triangularidad van a bolsillos privados. “Bienvenidas las elecciones, aunque no podamos esperar mucho del nuevo gobierno, a no ser que actúen las variables exógenas, desde el lado de Brasil”

Luiz Alberto Moniz Bandeira escribe que si el Paraguay, desde el término de la construcción de Itaipú, no está en mejor situación la causa es la debilidad de su estructura productiva, deficiente en cultura de trabajo y penetrada por la contravención. Y fuera del Mercosur, Paraguay no es viable. Más del 30 por ciento de sus exportaciones se destinan al mercado brasileño y, si se considera el contrabando, este porcentaje se eleva a mucho más del 60 por ciento.

Durante el gobierno de Nicanor Duarte se estima que alrededor de 600.000 paraguayos tuvieron que abandonar el país, por la pobreza y la falta de oportunidades de trabajo.

LA INFLUENCIA DETERMINANTE DE BRASIL

Un obispo que renuncia a su condición para ser candidato, y una candidata que reivindica su condición femenina, constituyen novedades atractivas para el periodismo, pero pueden ser meras anécdotas.

Aislado durante tanto tiempo –primero por el Dr. Francia, luego por el Dr. López, luego casi exterminado por la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870)–, Paraguay necesita ayuda y apoyo de sus vecinos para salir adelante, y sobre todo de Brasil, país que es referencia obligada para los paraguayos.

En definitiva: bienvenidas las elecciones, aunque no podamos esperar mucho del nuevo gobierno, a no ser que actúen las variables exógenas, desde el lado de Brasil.