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Mugabe debe irse ya (y otros también)

mugabe.jpgMugabe es un dictador. Nadie lo duda. Pero muchos de los países que conspiran y ansían verle fuera del poder en Zimbabwe, son responsables de la instalación de muchos dictadores en países africanos, dice el autor. Mugabe no es el único dictador, ni el más cruel. Hay otros dictadores africanos, amigos de Europa, que deberían marcharse ya mismo, añade.

(Desde Madrid) TRAS LA INDEPENDENCIA EN 1980 en las que se firmaron con Mugabe los Acuerdos de Lancaster [1], el 18 de abril de ese año, Gran Bretaña asumió el compromiso de indemnizar a los granjeros por los gastos de la reforma agraria, mediante la cual los granjeros blancos, unos 4000, o, lo que es lo mismo, el 2 por ciento del total de granjeros, dejaría de poseer el 89 por ciento de la tierra.

En Kenia esta cifra es del 60 por ciento, siendo los granjeros blancos menos del 5 por ciento. En Sudáfrica, siguen con 85 por ciento de las tierras más fértiles. Mientras, la mayoría utiliza la propiedad comunal, llamadas tierras tribales, asiento de las poblaciones expulsadas violentamente durante el Apartheid en aplicación de la Land Apportionment Act [2] de 1930.

Se trataba, por cierto, de tierras pobres, en regiones de escasas lluvias, con carencias de infraestructura y comunicaciones.

ACUERDOS DE LANCASTER

Las razones esgrimidas por el entonces gobierno de Thatcher [3] bajo presión de la administración estadounidense fue evitar a toda costa que en plena guerra fría el nuevo Estado cayera en manos de la Unión soviética, que pondría en peligro sus intereses en la zona. Una vez caído el muro de Berlín el entonces gobierno de Major [4] se negó a cumplir dichos acuerdos alegando que ya no existía el peligro del comunismo, porque textualmente ahora el enemigo era el Islam.

«Criminales de Guerra como Ian Smith nunca fueron arrestados y su espíritu de impunidad permaneció en el país» Las presiones de los campesinos negros, que esperaban una profunda reforma agraria después de la independencia, chocaron contra los incumplimientos de los Acuerdos de Lancaster, y las maniobras anglo-norteamericanas, que negaron a Zimbabwe los recursos prometidos para sufragar las indemnizaciones derivadas de expropiar haciendas y tierras de granjeros blancos. Con todo ello los poderes occidentales convencieron a los regímenes africanos que para recubrirse de legitimidad debían abandonar el socialismo, que a su juicio estaba muertos.

Criminales de Guerra como Ian Smith [5] nunca fueron arrestados y su espíritu de impunidad permaneció en el país, hasta el extremo que, en un debate radiofónico presentado por el periodista español Luis del Olmo, el que fuera responsable de la sección de Internacional del diario El País, Carlos Mendo, se refirió al país africano con el término de Rodesia en más de siete ocasiones. Como dijo De Gaulle en Guinea, nos vamos para quedarnos.

CONSECUENCIAS DEL FIN DE LA GUERRA FRIA

Las grandes compañías negaron créditos al gobierno acusándolo de socialista, mientras que la Sudáfrica de Botha [6], quien luego recibiría el Nobel de la paz, prohibía la exportación de minerales a través de sus puertos. «En 1992, comenzaron los recortes en la educación y en la sanidad, llegando a suprimir en un solo día 32.000 trabajadores públicos» En junio de 1991, el partido gobernante ZANU-PF [7] (Zimbabwe African National Union-Patrotic Front) decidió abandonar la ideología marxista-leninista, eliminando de sus estatutos las referencias al socialismo científico a favor de la socialdemocracia y la economía mixta.

Después del colapso de la antigua Unión Soviética, se sometieron a las disposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). En 1992, comenzaron los recortes en la educación y en la sanidad, en la universidad pública (de la que se expulsó a 10.000 estudiantes), llegando a suprimir en un solo día 32.000 trabajadores del sector público.

CLIMA DE TENSIÓN

Todo empezó cuando en septiembre de 1987 se relanzaron las dos reformas constitucionales en el programa del ZANU donde se abolió la ley que reservaba 20 escaños directos en la asamblea y 10 en el senado para los blancos, vinculados mayoritariamente al grupo de presión Unión de Agricultores Comerciales (CFU, en sus siglas inglesas), que generaba el 90 por ciento de la producción agrícola, un tercio de los salarios y el 40 por ciento de las exportaciones, y que amenazó ya en 1980 del riesgo de arruinar el país si se abandonaba el dólar como moneda patrón.

Para expertos como «Muchos líderes africanos son tan culpables como Mugabe, pero ellos defienden los intereses de la UE»Baffouor Nkoumah, editor de la prestigiosa revista New African [8], Occidente hace caso omiso de la gente que clama por sus derechos democráticos, que son completamente socavados por fuerzas amigas que pretender silenciarles. De hecho, en la mayoría de los gobiernos africanos amigos de la UE, no existe libertad de prensa ni se permiten la posesión de los medios de comunicaciones o la existencia de sindicatos. En Zimbabwe existen 30 diarios, 103 radios, 39 canales de TV, grandes sindicatos y 27 líneas telefónicas por cada mil habitantes. Al año se publican 5 libros nuevos cada cien mil habitantes.

Mugabe es un dictador, si duda. Pero también es cierto que muchos de esos países que conspiran y ansían verle fuera del poder, son al mismo tiempo grandes responsables de la instalación de muchos dictadores en muchos países africanos. Muchos líderes africanos son tan culpables como Mugabe, pero la diferencia estriba en que ellos defienden los intereses de la UE.

WHITE POWER

Se sabe muy bien en África quiénes tienen especial relación con asesinos dictadores y cuáles son los regímenes que matan y mutilan a los miembros de los partidos en la oposición, a los que detienen y torturan sin pruebas y hacen desaparecer sin dejar rastro, como en Etiopía. Sin embargo, nada de esto se publica en la prensa; ni siquiera se habla. «Muchos dictadores y sus regímenes están totalmente subordinados a los intereses del imperialismo occidental»

Durante el pasado febrero, Paul Biya [9] (quien lleva más de 20 años en poder camerunés) y Lansana Conté [10] mandaron asesinar a docenas de manifestantes enojados por el manejo electoral, sin que ni siquiera España se planteara la ruptura de las relaciones diplomáticas, ¿tal vez porque acababa de firmar un acuerdo de extradición de inmigrantes ilegales? Se da la casualidad de que Guinea Conakry, desoyendo a París, votó a favor de la invasión de Irak en el consejo de seguridad de la ONU.

Estos poderes occidentales son los primeros en invocar el hecho de que a estos regímenes se les dé una oportunidad para encontrar soluciones propias a la africana. Muchos dictadores y sus regímenes están totalmente subordinados a los intereses occidentales.

DOBLE RASERO

Gobiernos como Etiopía y Kenia son bien conocidos por su apoyo a Estados Unidos en la zona frente a la influencia gala (ver mi artículo sobre Kibaki [11]), bajo la coartada de guerra al terrorismo, y han ofrecido sus países como plataformas de lanzamiento de tales guerras. La población está siendo mutilada y asesinada por la policía y los cuerpos de seguridad privada (que no son sino mercenarios) con una brutalidad nunca vista, pero apenas tiene la estruendosa magnitud de Zimbabwe, sin apenas muertos. Según decía un informe de Naciones Unidas, Etiopía está asesinando a civiles somalíes bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo, tal como hiciera Mobutu [12] contra su pueblo bajo la excusa de combatir el comunismo.

El presidente de Uganda, Museveni ha estado en el poder durante muchísimos años, pero a él nadie le califica como dictador. Es más, recientemente una prestigiosa Universidad norteamericana le obsequió con el galardón Honoris Causa, sólo porque es un aliado de Estados Unidos, que dispone de bases militares en su país, un país donde cualquier oposición seria es, directamente, aplastada.

LA REFORMA AGRARIA PENDIENTE

Dado que la mayoría carece de tierra, uno se pregunta ¿por qué los gobiernos africanos permiten esta situación tan injusta tanto tiempo? El prestigioso profesor Molefi Asante opina que el poder occidental podría retener becas, subvenciones, ayudas, recursos, denegarles el acceso a las cuentas bancarias, propiedades, viajes a la UE, así como a otros bienes y servicios que los gobiernos africanos buscan en Europa si no tratan de corregir la injusticia.

En efecto, todos los gobiernos africanos no reciben la misma atención mediática que Zimbabwe, aunque sea el país que, según Amnistía Internacional, menos se viola los derechos humanos. Se ha aceptado una guerra contra los zimbabwenses y la desgracia es que dicho conflicto contra Mugabe no es por respaldar la democracia (ojalá), sino para que caras negras se subordinen a Occidente. «El papel de las ONG’s en la demonización de Mugabe ha sido fundamental»Cualquier persona medianamente inteligente sabe que la desastrosa situación económica está siendo deliberadamente implementada para forzar por cualquier medio al régimen de Mugabe a cambiar no sólo su talla sino a renegar de la positiva y necesaria reforma agraria que ha sido el as en la manga de todas las administraciones británicas, incumpliendo sistemáticamente los Acuerdos de Lancaster.

Un gobierno que pasa más de 20 años en el poder obviamente es un dictador o es el Papa, pero en un África sin líderes ni estadistas de la talla de Nkrumah [13], ha surgido la leyenda y el mito de Mugabe.

LA DEMONIZACIÓN

El papel de las ONG’s en la demonización de Mugabe ha sido fundamental ya que se han constituido como una oposición a la sombra, «Han transformado la lógica mediante una retórica que afirma que están ayudando al pueblo. Como si el pueblo no pudiera ayudarse así mismo» instrumentalizando las diferencias y no escatimando en medios que corresponden más a administraciones públicas que a ONG’s de ahí que el entorno de Mugabe las califique como OSG, Organizaciones Sí Gubernamentales, vinculadas a grandes proyectos mediáticos. Las calles de Lisboa fueron testigos durante la contra cumbre UE-UA, en la que quedó claro la división cuando ambos grupos se enfrentaron dialécticamente. Las elecciones en Zimbabwe se han tornado la clave y el más importante tema en los medios de comunicación.

El mundo está siendo convencido que la democratización de Zimbabwe pasa sólo por la única posibilidad de que Mugabe sea depuesto mañana. Esta situación de sabotaje y embargo económico sin ningún acuerdo o resolución del Consejo de Seguridad de la ONU no es sólo moralmente injusta, sino criminal. Senfo Tomkahn, columnista de Afrikan Heritage cree que están jugando el mismo rol que los misioneros en el siglo XX o los cuerpos de paz durante la guerra fría. Han transformado la lógica mediante una retórica determinista que afirma que están ayudando al pueblo. Como si el pueblo no pudiera ayudarse así mismo.

Para los que creemos que gran parte de la solución radica en ofrecer una correcta interpretación de los hechos y por la necesidad imperiosa de apoyar la democracia, la libertad y la participación, es muy frustrante que por culpa del ilegal y perverso bloqueo occidental, un dictador pase a la historia africana como un liberador del continente.

Mugabe debe marcharse y dar paso a una alternancia de gobierno con otras caras y proyectos. Pero, ¿merece la pena destruir todo un país con las rentas más altas de África y vectores que garantizan la libertad de expresión por echar a un presidente, sólo porque no es nuestro amigo?