gazabombas.jpgAunque Hamás está recibiendo un golpe demoledor en el plano bélico, el conflicto de Gaza no tiene una solución militar, dice el autor. Los estrategas israelíes saben que debilitar a Hamás les dará meses y quizás un par de años de tranquilidad; pero la solución, en definitiva, es política, afirma.

(Desde Santiago de Chile) HASTA LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL el noventa por ciento de las víctimas eran militares y el diez por ciento eran civiles. A partir del siguiente gran conflicto mundial la proporción fue la inversa: diez por ciento eran uniformados y el resto civiles. ¿A que se debió tan dramático cambio? Al fin de los campos de batalla. En forma creciente las ciudades se convirtieron en blancos de bombardeos masivos e incluso los combates se libraron al interior de las propias urbes.

Lo que ocurre en la Franja de Gaza es particularmente dramático. Para todos los efectos prácticos, la zona, con su millón y medio de habitantes, es un gueto. Su población está encerrada por un riguroso cerco militar. «Desde una perspectiva política y militar, cada bando tiene sus objetivos y de ellos deriva su estrategia bélica» Se estima que Hamas, la organización islámica que gobierna la Franja, cuenta con unos veinticinco mil efectivos armados. Cuenta además con una base de apoyo entre los civiles puesto que ganó las últimas elecciones. Pero hay indicios que indican que la mayoría de la población no comparte sus tácticas de combate ni el autoritarismo con el que impone su voluntad al conjunto.

Mohammed Dahlan, que ejerció la jefatura de los servicio de seguridad de Al Fatah en la Franja hasta que fue derrotado por Hamas, en junio de 2007, declaró: Con sus cohetes, ellos (Hamas) dieron a Israel el pretexto para la guerra. Hamas es una de las peores organizaciones en la región. La gente teme a los islamistas y nadie se atreve a criticarlos. Ello puede costarles la vida o ser encarcelados. Al igual que Israel, Hamas no tiene ninguna consideración con la gente común, sus combatientes disparan los cohetes desde el corazón de las zonas residenciales.

SEGÚN DE QUÉ LADO DE LA BARRICADA

Desde una perspectiva política y militar, cada bando tiene sus objetivos y de ellos deriva su estrategia bélica. «Cualquiera sea el nivel de aprobación de Hamas lo evidente es que el cerco no la debilitó militarmente» Hamas postula la creación de un Estado palestino independiente y tiene la convicción que Israel jamás accederá graciosamente a ello. La única forma de alcanzar esta meta es mediante la lucha armada. Hamas se niega a reconocer la existencia de Israel y estima legítimos todos los métodos de lucha. Ante la presión internacional para que reconozca a Israel los dirigentes de Hamas responden que no pueden reconocer a un Estado que no ha fijado sus fronteras definitivas. Por ello exigen, como paso previo, que Israel trace sus fronteras finales para luego considerar su posición.

Ante Hamas, Israel fijó una estrategia de cerco y aislamiento. Así ha dificultado el abastecimiento de alimentos y combustible a Gaza. El propósito israelí es lograr que las carencias lleven a los habitantes de Gaza a repudiar a sus gobernantes. Cualquiera sea el nivel de aprobación de Hamas lo evidente es que el cerco no la debilitó militarmente. «Israel no puede permitirse un segundo fracaso en el cual su absoluta supremacía militar sea puesta en tela de juicio» Por el contrario, con la construcción de túneles y una vasta infraestructura bélica consolidaron su control en la zona. Los padecimientos de la población palestina tampoco debilitaron la voluntad de lucha de muchos jóvenes palestinos.

En los esfuerzos de propaganda que acompañan a todo conflicto, Israel ha esgrimido una argumentación simple y de aparente sentido común: ¿aceptaría usted que desde el país vecino dispararan cohetes contra su territorio? Nadie respondería afirmativamente a la capciosa pregunta. En cambio si le preguntaran: ¿estaría usted dispuesto a disparar cohetes para que su territorio sea liberado de un bloqueo que impide la llegada de bienes de primera necesidad para la población? Probablemente la respuesta, en el contexto de una situación límite, también sería positiva. Como ocurre en toda guerra, todo depende de qué lado de la barricada esté cada cual.

LA NATURALEZA DE LA GUERRA

La masiva operación militar israelí en curso es una prueba del fracaso de los esfuerzos de contención de Hamas por la vía del mero cerco. En 2006 Israel lanzó su campaña contra los chiíes de Hezbolá en el sur de Líbano con un alto nivel de improvisación. «Los argumentos políticos y de lógica bélica se desvanecen ante el impacto de imágenes que golpean más que un millón de palabras» Esta vez, en cambio, cada paso fue preparado en forma meticulosa. Israel no puede permitirse un segundo fracaso en el cual su absoluta supremacía militar sea puesta en tela de juicio. Pero el dilema para los gobernantes israelíes no es solo militar. La única duda de la campaña es cuantas bajas sufrirán los atacantes. Si ella es alta despertará debate sobre la forma en que fue ejecutada. Pero nadie duda que Hamas recibe un golpe demoledor en lo bélico. No puede ser de otra forma dada la absoluta disparidad de fuerzas. Pero lo más importante para Hamas, al contrario de Israel, no es cuantas bajas sufrirá. La clave para los milicianos islamistas es si conseguirán consolidar su prestigio político y entronizarse como la organización representativa de sus compatriotas. La experiencia de lo ocurrido en el sur de Líbano es poco auspiciosa para Israel. Hezbolá, pese a haber sufrido serias bajas, vio crecer su popularidad en la región y en el conjunto de Oriente Medio.

El tiempo corre a favor de Hamas. Conforme pasan los días crece la oposición al ataque israelí. La muerte de inocentes ultimados por las más modernas armas de guerra, que supuestamente son capaces de discriminar, levanta una ola de indignación internacional. «El fantasma de Teherán y su presunta fabricación de un arma nuclear gravita en los conflictos de la región» Nadie puede ser ajeno a las desgarradoras escenas de padres que lloran la muerte de sus hijos. Los argumentos políticos y de lógica bélica se desvanecen ante el impacto de imágenes que golpean más que un millón de palabras. La razón de guerra es inclemente. Los milicianos de Hamas no dudan en lanzar sus cohetes desde todo lugar que les brinde refugio. Si está rodeado de civiles pues así sea. Por lo demás nadie, en su sano juicio, los disparará desde lugares descampados para ser detectado por las docenas de aviones espías no tripulados que circulan en permanencia por los cielos de Gaza. Estos drones, como se les llama en inglés, calculan en forma instantánea la trayectoria de los tiros de mortero o cohetes. La información es transmitida en tiempo real a aviones de combate o helicópteros que, en cuestión de segundos, descargan misiles. Se les llama misiles inteligentes porque en vez de ser lanzados en caída libre como las bombas tradicionales son dirigidos a un blanco preciso. Pero su inteligencia no alcanza para detectar que dará muerte a decenas de niños en una escuela. Aunque ésa es la naturaleza de la guerra asimétrica.

EL FANTASMA DE TEHERÁN

Pero mas allá de las asimetrías locales hay un conflicto mayor que está presente en los combates. «El presidente electo Barack Obama ha indicado su preferencia por conversaciones con los iraníes para asegurar que no accederán al arma atómica» En la palabras del Salai Medidor, el embajador israelí en Estados Unidos, lo que usted ve en Gaza es producto de Irán, los terroristas fueron entrenados en Irán, son abastecidos por Irán, la tecnología para fabricar los cohetes de corto alcance es iraní… obviamente el resultado para Hamas tendrá un impacto en Irán. El fantasma de Teherán y su presunta fabricación de un arma nuclear gravita en los conflictos de la región. Ya en 2006 se señaló que la lucha contra Hezbolá fue un combate por persona interpuesta con los iraníes. Hoy se repite el cuadro. Ello en el marco de activas preparaciones por parte de la fuerza israelí para descargar un bombardeo contra las instalaciones atómicas iraníes. El año 2008, más de un centenar de aviones realizaron próximos a la costa griega un simulacro de ataque. El propósito fue, además de ganar experiencia, señalarle a Irán que la aviación israelí tiene la capacidad para semejante ataque a distancia.

Bajo el gobierno del presidente George W Bush se especuló sobre un ataque contra Irán. El presidente electo Barack Obama ha indicado su preferencia por conversaciones con los iraníes para asegurar que no accederán al arma atómica. Los israelíes, por su parte, han reiterado que consideran a un eventual Irán con armas nucleares un peligro insoportable para su existencia. Ante semejante eventualidad señalan que están dispuestos a recurrir a la fuerza para impedirlo.

En lo inmediato el conflicto de Gaza no tiene una solución bélica. Los estrategas israelíes saben que debilitar a Hamas les dará meses y quizás un par de años de tranquilidad. Pero la solución, en definitiva, es política. Y todos saben que el vencedor no suele ser aquél que se impone en las luctuosas estadísticas de la muerte. En el largo plazo la victoria corresponde al que tiene la legitimidad de su parte.