gazadestruida.jpgIsrael tiene que ir ahora al frente de un esfuerzo humanitario masivo destinado a ayudar a la población de Gaza, asegurándose de que no se prosiga con el contrabando de armas por parte de Hamás, dice la autora. Israel debe procurar un mensaje de normalidad a la población palestina.

(Desde Jerusalén) EL ALTO EL FUEGO ENTRE Israel y Hamás ha entrado en vigencia, una tensa calma ha vuelto a reinar a ambos lados de la frontera, las tropas israelíes comenzaron paulatinamente a retirarse del territorio palestino y todos se preguntan y ahora, ¿qué?

El desafío inmediato es tomar las medidas necesarias para que los numerosos palestinos que han quedado sin hogar puedan volver a empezar. El duelo de la población por los 1.300 muertos que cobró la ofensiva militar contra Hamás y lo imperioso de curar a los 5.000 heridos, es sólo parte de la ecuación. Los vivos deben poder seguir adelante, con algo de esperanza en el futuro.

En Israel, tras ocho años de constantes ataques con misiles desde la Franja de Gaza hacia el sur del país, la población de esa zona quiere al fin un poco de calma. Niños y adolescentes ya no recuerdan días en los que no caminaban por la calle mirando hacia arriba temerosos y al mismo tiempo hacia los lados, cerciorándose de que haya un refugio cerca al que correr apenas suene la alarma, sabiendo que tienen sólo quince segundos para tratar de resguardarse antes de que el misil impacte.

¿SE HA APRENDIDO LA LECCIÓN?

«La sensación, por ahora, es que Hamas no intentará probarlo demasiado en los próximos tiempos. Sin embargo, ello no significa que haya aprendido la lección en términos de otro tipo de relación con Israel» La gran pregunta de cara al futuro es si acaso Israel logró dar una lección a Hamas, hacerle comprender qué duro precio pagará si vuelve a atacar a su población civil.

Cuando salgan de los bunkers y escondites, los líderes de Hamás comprenderán la dimensión del daño que han causado a su pueblo, dijeron tanto el primer ministro israelí, Ehud Olmert, como su ministro de Defensa, Ehud Barak, y altos oficiales de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Cabe suponer que en este sentido, la capacidad disuasiva de Israel se ha recuperado, que Hamás comprende ahora que Israel terminó con la política de contención. Aunque eso, por supuesto, depende de cómo reaccionará a eventuales nuevas provocaciones o incidentes aislados con los que se intente probar los límites y las nuevas reglas del juego. «El operativo que acaba de terminar ha sido sólo un capítulo más en el conflicto entre Israel y los extremistas palestinos, no su final»

La sensación, por ahora, es que Hamás no intentará probarlo demasiado en los próximos tiempos. Sin embargo, ello no significa que haya aprendido la lección en términos de otro tipo de relación con Israel. Puede abstenerse de disparar misiles hacia el sur, quizás inclusive por bastante tiempo, pero ni depone las armas, ni se pronuncia en favor del reconocimiento de Israel o de su aceptación como vecino legítimo.

El problema al respecto es que todo indica que el operativo que acaba de terminar ha sido sólo un capítulo más en el conflicto entre Israel y los extremistas palestinos, no su acorde final.

NO SERÁ LA PAZ LO QUE VENGA

Va contra la esencia misma de Hamás declarar el fin de la guerra existencial, aunque haya habido en el pasado pronunciamientos en favor de un Estado palestino en las fronteras de 1967. Enseguida llegaron las aclaraciones de que eso no equivalía al fin del conflicto. «No es paz con Israel lo que vendrá. Y no sólo por el odio generado por la destrucción en Gaza, sino ante todo, por la naturaleza misma de Hamas»

Pero casi por definición, Hamás no puede aceptar la existencia misma de Israel, cuyo territorio es considerado waqf, bien sagrado del Islam, al que ningún musulmán (ni palestino ni otro), tiene derecho a renunciar.

Ellos miran más allá de la agenda palestina, no pueden cambiarlo, nos dijo Fares Kadura, uno de los líderes de Al Fatah en Cisjordania, al analizar la situación actual. Hamas es parte del movimiento islámico mundial y eso determina su actitud, no sólo la temática palestina.

Con esa concepción de fondo, no hay lección que se aprenda. Pueden entender, por razones tácticas, que por un tiempo no pueden ni deben hacer nada. Las advertencias de Egipto al respecto, funcionaron. Y si quieren que se abra el pasaje fronterizo de Rafah, el único contacto directo entre Gaza y el mundo árabe, más les valía escuchar la exhortación del presidente Husni Mubarak a un alto el fuego inmediato.

Pero no es paz con Israel lo que vendrá. Y no sólo por el odio generado por la destrucción en Gaza, sino ante todo, por la naturaleza misma de Hamás, para la que el territorio soberano de Israel es zona ocupada, y no sólo los disputados territorios ocupados.

EL ROL DE ISRAEL

Como siempre en momentos dramáticos, surgen también las voces que llaman a Israel a hablar con Hamás, a intentar esa vía de diálogo, al ver que el conflicto armado no ha resuelto nada.

Siguen siendo una minoría. «Israel tiene que ir ahora al frente de un esfuerzo humanitario masivo destinado a ayudar a la población de Gaza» En medio de la polémica acerca de si sería sabio hacerlo o no, la posición oficial de Israel continúa siendo clara: en la cumbre relámpago con los líderes de Europa en su residencia oficial, el primer ministro Olmert dejó claro –y parece haber recibido buenas respuestas al respecto– que sería un craso error, ahora, hablar con Hamás. No parece que Europa vaya a cambiar de actitud al respecto por ahora. Se criticó la fuerza usada por Israel, pero había también plena conciencia de los ataques misilísticos durante años a Israel. El resultado: condena a la fuerza de la ofensiva, pero también dedo acusador central hacia Hamás.

Pero Israel tiene mucho que hacer aunque no hable con Hamás. La expresión oficial de pesar a todo nivel por la muerte de inocentes, las aclaraciones formales de Israel acerca de la medida en la que se intentó evitar el daño a no involucrados, son elementos imprescindibles. Pero insuficientes.

Israel tiene que ir ahora al frente de un esfuerzo humanitario masivo destinado a ayudar a la población de Gaza. Aunque mucho de esto se tope inevitablemente con reacciones como nos matan y luego quieren ayudarnos, Israel debe seguir adelante con ello, con mente abierta y con inteligencia.

FORTALECER EL MENSAJE

«Debe fortalecerse el mensaje, levantando y anulando la mayor cantidad posible de puestos de control carreteros que limitan la movilización dentro de Cisjordania» También debe enfocar las negociaciones con la Autoridad Palestina de modo tal que el pueblo pueda llegar sólo a la conclusión de que, mientras Hamás le trae tragedia, quienes aceptan negociar obtienen resultados concretos. La comparación que los palestinos pueden hacer ahora entre la tragedia de la vida en Gaza bajo Hamás y la mayor estabilidad económica y tranquilidad diaria en Cisjordania, es un hecho.

Pero debe fortalecerse el mensaje, levantando y anulando la mayor cantidad posible de puestos de control en carreteras que limitan la movilización dentro de Cisjordania, aumentando la cantidad de permisos fijos para palestinos que quieren trabajar en Israel, previas revisaciones de seguridad. Y más que nada, permitir que la población de Gaza se sienta más libre, que sienta que tiene una vía de respiro hacia Israel.

Israel, por su parte, no tiene problema en estudiar los antecedentes de cada uno que pida salir de Gaza a trabajar en Israel. Pues que se haga estrictas revisiones y se vuelva a permitir que palestinos de Gaza puedan mantener a sus familias trabajando en Israel.

Son riesgos calculados con los que un país como Israel, con su alta conciencia de seguridad, puede lidiar. Y con eso, se da a la población un mensaje claro acerca de cuáles son las alternativas al extremismo de Hamás. Puede que entre los trabajadores intenten infiltrarse terroristas suicidas, pero se puede también confiar en que los servicios de seguridad israelíes sean capaces de interceptarlos.

Será un mensaje de normalidad a la población palestina, que tal como dicen reiteradamente las autoridades israelíes, no son el enemigo. El único enemigo es el terror.

Y EL ROL DE LOS DEMÁS

«La solución sería que de la población misma venga la determinación a no permitir la incitación al odio, el uso de los niños para mensajes violentos y el desarrollo de una mentalidad que glorifica la muerte y no la vida» Pero lo central, a fin de impedir que Hamas pueda volver a construir su arsenal, es garantizar que el contrabando de armas no llegue a destino. En eso, también la comunidad internacional tiene un rol a jugar.

Y no menos importante, que se cumplan las promesas de ayuda para la reconstrucción de Gaza, para que no pueda tener incidencia alguna el dinero de Irán. Durante años, ha estado dedicado a armar a Hamas con explosivos y misiles. Ahora querrá, prometiendo ayuda, ganar corazones.

Claro que de cara al futuro, lo ideal para que Gaza no vuelva a vivir tres semanas de tragedia y para que en el sur de Israel no viva más ocho años de tensión y peligro, sería que la población misma comprenda que Hamás no es la solución. Que protestar contra la corrupción de la Autoridad Palestina no debe derivar en optar por quienes consideran una bendición morir en nombre de Alá.

La solución sería que de la población misma venga la determinación a no permitir la incitación al odio, el uso de los niños para mensajes violentos y el desarrollo de una mentalidad que glorifica la muerte.

Si eso se lograra, los israelíes ganarían. Pero los primeros beneficiados, serían los propios palestinos.