greenspan.jpgSino se consideran las fallas éticas es imposible entender ni actuar sobre el acelerado desplome de la economía norteamericana y la mundial.

(Desde Nueva York) EN SU DISCURSO INAUGURAL, seguido por una de las mayores audiencias mundiales de la historia, Barack Obama, el nuevo presidente de la mayor economía del mundo, señaló respecto de la crisis económica internacional actual: Nuestra economía se ha debilitado enormemente como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos; resaltó que sin un ojo vigilante, el mercado puede descontrolarse y que un país no puede prosperar durante mucho tiempo cuando sólo favorece a los que son ya prósperos.

«Para el líder de masas la ética importa» Asimismo, advirtió: El éxito de nuestra economía ha dependido siempre no sólo del tamaño de nuestro producto bruto interno, sino del alcance de nuestra prosperidad, de nuestra capacidad de ofrecer oportunidades a todas las personas, no por caridad, sino porque es la vía más firme hacia nuestro bien común.

Para el líder de masas que surgió de la población negra –una de las más discriminadas de la historia y cuyos antecesores fueron vendidos como esclavos– la ética importa.

UNAS CIFRAS INCONTESTABLES

«El 69 por ciento de los fondos de alimentos creados por ONG han sido rebasados por el explosivo aumento de los necesitados de ellos» Para él, sin considerar las fallas éticas es imposible entender ni actuar sobre el acelerado desplome de la economía norteamericana y la mundial.

Se perdieron en 2008 más empleos que en cualquier año desde 1945. En el tercer trimestre, 199.000 empleos por mes; en el cuarto, 510.000 mensuales. La tasa de desocupación y subocupación pasó al 13,5 por ciento (o, dicho de otro modo, 21 millones de norteamericanos).

Los sufrimientos sociales son muy duros. En la ciudad de Nueva York, el número de personas dependientes de los food stamps (bonos para alimentación) pasó a 1,2 millones, mientras que el de personas que viven en la calle, al récord de más de 50.000. El 69 por ciento de los fondos de alimentos creados por ONG han sido rebasados por el explosivo aumento de los necesitados de ellos, que subieron un 59 por ciento en 2008.

Las economías más fuertes han sido muy afectadas. Inglaterra tiene la mayor caída en treinta años. El PBI cayó, en el cuarto trimestre de 2008, en un 1,5 por ciento. En Alemania, la producción industrial cayó en diciembre en un 3,5 por ciento, comparado con octubre. En Francia, en un 3,4 por ciento. La economía china tendría, en 2009, el menor crecimiento de los últimos diecinueve años, de acuerdo a las previsiones para el gigante asiático.

EL ALIMENTO DE LA CRISIS

La codicia desenfrenada en los mercados, como la ha llamado Obama; el debilitamiento en extremo de las políticas públicas encargadas de regularlos, y de su capacidad real de acción, estuvieron en la base de la crisis norteamericana.

«La necesidad de regulaciones claras que protejan el interés público se acentúa continuamente» Según todas las evidencias, la especulación salvaje, la maximización del riesgo para obtener las más altas ganancias personales por parte de los altos ejecutivos, la falencia grave de las agencias calificadoras de riesgos, que fallaron estruendosamente, y múltiples formas de corrupción corporativa que estallaron con casos como el del Fondo Madoff, alimentaron y multiplicaron la crisis.

Por otra parte, el Estado se hizo a un lado. Arthur Levitts, presidente de la Comisión del Mercado de Valores (Securities and Exchange Comission) durante el gobierno de Clinton, agencia pública clave de regulación, declaró ante el Congreso: Se necesitaba en un mercado recalentado un supervisor fuerte para reinar en sus comportamientos peligrosamente riesgosos. La SEC permaneció con demasiada frecuencia en los márgenes.

The Economist, por su parte, describe así la situación de la Comisión: Está en caos como los mercados que debía monitorear.

EL ESTUPOR DE GREENSPAN

«El ex presidente de la FED declaró que estaba en estado de estupor ante la conducta que habían tenido los operadores financieros» La necesidad de regulaciones claras que protejan el interés público se acentúa continuamente. Según refiere Reich, en The New York Times, ABC News preguntó a dieciséis bancos que recibieron aportes provenientes de los 700.000 millones de dólares del Programa de Alivio de Activos Problemáticos cómo usaron el dinero, y si pagaron bonos con él. La mayoría no quiso contestar. Resalta Reich: Tampoco el Congreso pudo obtener la respuesta.

En tanto, continúan las admisiones, por gurúes desreguladores, de las graves falacias del sistema de ideas que se exportaron alegremente a toda América latina, entre otras regiones. Recientemente, Allan Greenspan, ex presidente del Fondo de Reserva Federal, declaró al Congreso de Estados Unidos que estaba en estado de estupor ante la conducta que habían tenido los operadores financieros. Afirmó: Creía que iban a defender los intereses de sus accionistas e inversores, y no lo hicieron.

Robert Rubin ex secretario del Tesoro, termina de expresar en la carta de renuncia a su calidad de asesor especial de uno de los mayores bancos su gran pena, por no haber reconocido las serias posibilidades de las circunstancias extremas que el sistema financiero enfrenta actualmente.

LOS VALORES, COSAS REALES

Reintegrar la ética en la economía, movilizar la acción pública reguladora en defensa del interés colectivo, fortalecer técnicamente y profesionalizar a fondo los organismos reguladores, «Obama realizó una advertencia final en su discurso: la de alguien cuyo padre, como explicó, no habría sido aceptado hace menos de 60 años en un restaurante de Washington, por su color» aumentar las capacidades de control social de la ciudadanía, y dejar en el desván las ideas económicas fundamentalistas que promovieron y facilitaron la explosión de incentivos perversos, que hoy está ensombreciendo la vida de buena parte de la población del planeta, parecen indicaciones mínimas para seguir en América Latina.

Están contenidas en el discurso de asunción de Obama. Pero, sobre todo, lo decisivo es llevar a los hechos su advertencia de que alcanzar el bien común está supeditado a crear una sociedad con oportunidades para todos. Esto tiene especial resonancia en una región que ha conseguido ser la más desigual de todas.

Obama realizó una advertencia final en su discurso: la de alguien cuyo padre, como explicó, no habría sido aceptado hace menos de 60 años en un restaurante de Washington, por su color. Destacó que los valores son cosas reales y son el pilar. Llamó a la solidaridad y al servicio cívico. Resaltó la bondad de dar cobijo a un extraño cuando se rompen los diques; el valor del bombero que sube corriendo por una escalera llena de humo; la voluntad de un padre de cuidar de su hijo. Valores como esos, enfatizó, deciden nuestro destino.

Esa nota de realismo ético es muy sugerente para América latina y Argentina. Recuperar ante todo, como señaló Obama, el sentido de la ausencia del valor de los valores para la economía, para la vida cotidiana, y cultivar sistemáticamente la educación en ellos: su práctica marcarán el futuro de nuestras sociedades, en las que hay una profunda sed de ética.