hugochavezreferendum.jpgChávez ha ganado el referéndum, el camino para la reelección está despejado, pero el peculiar sistema político que ha forjado en esta década perdida tiene ante sí grandes retos y desafíos: la inseguridad ciudadana y una economía quebrada por la caída del precio del petróleo.

(Desde Bogotá y Madrid) HUGO CHÁVEZ HA GANADO el referéndum que le permitirá la reelección para el año 2012, tal como pretendía desde hacía tiempo y la atomizada oposición venezolana temía. Aprovechando todos los recursos del Estado y poniendo a todas las estructuras administrativas, incluyendo el Parlamento, al que le dio vacaciones para que se volcara en la campaña a favor del , el máximo líder venezolano ha liderado una de las campañas electorales más agresivas de la historia, bipolarizando al país y amedrentando a una oposición que fue presentada desde el aparato del poder como traidora y vendida al imperio.

Así las cosas, y aprovechando su reciente victoria en las elecciones regionales y locales, Chávez convocó este referéndum de improviso y adelantándose a la previsible crisis económica que se avecina.

COMBATE DESIGUAL

«Hay también una responsabilidad clara de la oposición, cuyo mensaje no caló en el electorado venezolano» El ventajismo del que gozaba el régimen era apabullante, la campaña de la oposición era imperceptible. Miles de millones de bolívares fueron gastados a favor del voto afirmativo, los funcionarios fueron movilizados para lograr la victoria y hasta el último de sus seguidores fue convocado para invertir una probable tendencia negativa. Luego la alta abstención jugo a su favor, pues se ha visto que siempre que es alta el régimen gana ampliamente. El combate ha sido absolutamente desigual, tan sólo hubo campaña por parte de los chavistas. Esta fue una campaña donde se enfrentó David contra Goliat y ganó Goliat, declaró tras conocer los resultados el opositor Leopoldo López.

Pero, aparte de estas consideraciones, «El régimen es infuncional, despilfarra los recursos de la industria petrolera y la percepción de la ciudadanía es que el Estado no funciona» hay también una responsabilidad clara de la oposición, cuyo mensaje no caló en el electorado venezolano y porque no supo vertebrar y articular una alternativa viable tras sus recientes victorias. Quizá su naturaleza espontánea e incluso desorganizada, tras haberse hundido los partidos tradicionales, que estaban absolutamente desacreditados ante la opinión pública venezolana, puede explicar este reciente fracaso.

De cara al futuro, si de veras quieren ser una opción viable y con posibilidades de llegar a ejercer responsabilidades de gobierno, necesitan un liderazgo creíble, un programa alternativo al del régimen, la creación de una organización sólida y disciplinada capaz de ganar elecciones y plantar batalla al chavismo y, en definitiva, abandonar la caótica forma de presentarse ante la sociedad venezolana. Para ser creíbles, no basta con tener razón, sino que hay demostrarlo día tras día y luego siendo responsables en las instituciones.

EL FUTURO DEL RÉGIMEN, EN ENTREDICHO

«Venezuela tiene hoy la tasa de homicidios más alta del mundo y se calcula que hay 104 homicidios anuales cada 100.000 habitantes» Chávez ha ganado el referéndum, el camino para la reelección está despejado, pero no por ello el peculiar sistema político que ha forjado en esta década perdida no deja de tener ante sí grandes retos y desafíos.

En primer lugar, está el desafío político, pues el régimen es absolutamente infuncional, despilfarra los recursos que recibe de la industria petrolera y la percepción de la ciudadanía es que el Estado no funciona; la inseguridad ciudadana, a la que se le une la absoluta impunidad y la generalizada corrupción policial, son la demostración evidente de un sistema que no ha sido capaz de generar seguridad y bienestar.

«La bajada de los precios del petróleo y la difícil coyuntura internacional acabarán haciendo mella en la maltrecha economía venezolana» Venezuela tiene hoy la tasa de homicidios más alta del mundo y se calcula que al día de hoy –aunque las cifras oficiales tienden a maquillar y minimizar el problema– hay 104 homicidios anuales cada 100.000 habitantes. Ello por no hablar de la corrupción en todos los estratos de la administración, que ha sido hasta denunciada por el máximo líder y algunos de los máximos dirigentes de este gran caos caribeño llamado la Venezuela del socialismo del siglo XXI.

Luego está la situación económica. La bajada de los precios del petróleo y la difícil coyuntura internacional acabarán haciendo mella en la maltrecha economía venezolana. Con los precios del petróleo por los suelos, sin apenas producción industrial y dependiente de las exportaciones del exterior, el régimen chavista, si de veras quiere sobrevivir y ofrecer alternativas reales a los problemas de una ciudadanía cansada de hueca retórica y escasas soluciones, tendrá que hacer un esfuerzo ingente para generar empleo y riqueza, crear industria y proveer de los recursos suficientes a la economía venezolana para que sea menos dependiente del exterior.

AUTORITARISMO O DEMOCRACIA

Como señalaba el sociólogo, analista y columnista Tulio Hernández, al que cito textualmente, el Gobierno ha creado un sistema paralelo de funcionamiento con las misiones, pero no arregla la estructura. Es un país al borde del precipicio, no importa si haya ganado o perdido, porque Venezuela hoy por hoy no tiene capacidad de producción y es totalmente dependiente.

Y, por último, el régimen tendrá que definir finalmente cuál es su modelo político, es decir, si opta por un régimen autoritario de corte socialista o si hace del sistema democrático, que implica la alternancia y la participación de todos los actores políticos en igualdad de condiciones en todas las elecciones, su forma de juego.

Si opta por la primera de las fórmulas, la confrontación con la oposición democrática estará servida, la inestabilidad política seguirá siendo la tónica dominante y el proceso venezolano se adentrará en los caminos de una incierta deriva revolucionaria, algo que, a la larga, no redundará en el beneficio general y provocará seguras turbulencias. También provocará el seguro rechazo internacional y su posterior aislamiento.

Chávez, en definitiva, tiene la última palabra y tendrá que gestionar de una forma responsable su victoria. Veremos qué pasa en los próximos meses.