tourino-ibarretxe.jpgTanto los partidos nacionalistas (BNG y PNV) como el Partido Popular y el PSOE se juegan mucho en las elecciones en País Vasco y Galicia, unos comicios que están pasando desapercibidos para la mayoría de los españoles.

(Desde Madrid) ESPAÑA CELEBRA dos procesos electorales de carácter autonómico, en Galicia y el País Vasco, que más allá de dichas Comunidades donde los ciudadanos están sometidos a los delirios de las campañas electorales, apenas si están teniendo repercusión en la sociedad española.

Esta ausencia de atención mediática y social se produce, de una parte, por el hartazgo general ante la reiteración de este tipo de procesos electorales; y de otra, por la atención desmedida hacia otros asuntos de mayor calado y actualidad como la evolución de la crisis económica o los casos de espionaje y corrupción que asedian al Partido Popular.

«El BNG tiene la oportunidad de consolidar si el Partido Popular no consigue recuperar la mayoría absoluta, su condición de socio en el Gobierno» Sin embargo, el hecho de que estos comicios no sean percibidos como importantes para el conjunto de la nación, no quiere decir que no lo sean. De hecho, son mucho más definitivos para el futuro de nuestro país que las próximas y también inmediatas elecciones al Parlamento Europeo, un ámbito de decisión política que es percibido por nuestros ciudadanos como demasiado lejano, y en el que la abstención y la apuesta por pequeños grupos políticos como castigo a los partidos consolidados puede dar alguna alegría fugaz a Rosa Díaz, como ya ocurriera años atrás con José María Ruiz Mateos.

El caso es que estos comicios gallegos y vascos son especialmente importantes no sólo para los ciudadanos de aquellas Comunidades Autónomas que tendrán que decidir quién dirige sus destinos durante los próximos cuatro años, sino también para los principales agentes de nuestra política nacional: el mundo de los nacionalismos, el partido en el poder (PSOE) y el principal partido de la oposición (PP).

LA BISAGRA ELECTORAL DEL BNG

El 1 de marzo es una fecha importante para el nacionalismo gallego, representado por el Bloque Nacionalista Galego (BNG), que tiene la oportunidad de consolidar, a partir de una posible y hasta probable renovada posición de bisagra electoral si el Partido Popular no consigue recuperar la mayoría absoluta, su condición de socio en el Gobierno.

«El PNV se enfrenta en estos comicios a la posibilidad real de perder su hegemonía en la sociedad vasca»

Dos legislaturas seguidas incorporado a las labores de gestión de gobierno, aún asumiendo las conocidas dificultades de concomitancia con el PSOE, permitiría sin duda al nacionalismo gallego asentarse en las instituciones fomentando el clientelismo entre los suyos y arraigarse en una sociedad que conoce bien. En caso contrario, podrían resurgir las luchas en su seno, dando al traste con su actual posición de fuerza.

En el caso del nacionalismo vasco, las cosas no son muy distintas. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) se enfrenta en estos comicios a la posibilidad real de perder su hegemonía en la sociedad vasca, lo que supondría romper los fuertes vínculos con el poder y una posición de control político, social y económico que lleva ejerciendo desde hace años.

LA OPORTUNIDAD DEL PSOE

La sombra del desmoronamiento de Convergència i Unió (CiU) tras perder su posición de dominio en Cataluña, persigue al principal partido nacionalista vasco, que sin duda hará todo lo que esté en su mano, antes y después de las Elecciones, para evitar que esta situación se reproduzca en el País Vasco.

«Si alguien se la juega con estos procesos electorales, este es el partido de la oposición, y más concretamente su líder, Mariano Rajoy» Pero si estos comicios resultan especialmente importantes para el ámbito de los nacionalismos, no lo son menos para el partido que gobierna en España, el PSOE, que tiene en ellos una oportunidad única para consolidar su avance electoral de los últimos tiempos y hacerse con el poder en dos regiones históricas clave que aún no constituyendo un especial vivero de votos, si daría nuevos bríos a su condición de partido de poder.

Por el contrario, si el PSOE perdiera la posibilidad de gobernar en Galicia y/o no lo consiguiera en el País Vasco después de que encuestas y analistas lo den como presumible, sus perspectivas electorales nacionales se verían disminuidas ante la progresión y consiguiente recuperación del partido de la oposición y un previsible recrudecimiento de la situación económica.

RAJOY SE LA JUEGA

Sin embargo, si alguien se la juega con estos procesos electorales, este es el partido de la oposición, y más concretamente su líder, Mariano Rajoy, que afronta los comicios como una especie de examen que necesita aprobar para mantener su liderazgo, y hacerlo con nota si pretende relanzar su candidatura a las todavía lejanas Elecciones Generales.

Los casos de espionaje y corrupción en Madrid están debilitando sobre manera al dirigente popular y, por ende, a toda la estructura del partido, que necesita un revulsivo para restablecer la serenidad en esta formación y mantener controlados los conatos de rebelión interna que surgen cada poco tiempo.

Parece pues que tanto los partidos nacionalistas como el Partido Popular y el PSOE se juegan mucho en unos comicios que incomprensiblemente están pasando desapercibidos para los españoles, que parecen estar más pendientes de las corruptelas internas de los partidos y más preocupados de hasta que punto la crisis económica afecta a sus bolsillos, que de los resultados y consecuencias de las citas electorales del 1 de marzo.