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En la primera vuelta, celebrada el 25 de octubre, José Mujica (Frente Amplio) obtuvo 48,16%, Luis Alberto Lacalle (Partido Nacional el 28,9%, y Pedro Bordaberry (Partido Colorado) el 16, 66%.

Para la segunda vuelta, las encuestas dan como ganador al candidato oficialista, José Mujica, que fue senador y Ministro de Ganadería del presidente Tabaré Vázquez.

La encuestadora Interconsult, en encuesta realizada entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre, da a José Mujica un 47,0%, y a Luis Alberto Lacalle un 40,0%. En esta segunda vuelta Lacalle tendrá el apoyo del electorado de Bordaberry. Se calcula en un 2,5% el voto en blanco, y en un 10,6% los indecisos. En Uruguay el voto es obligatorio, por lo que no hay prácticamente abstención. El margen de error es estima en +/- 3,3%.
El Frente Amplio perdió 43.769 votos en Montevideo, desde las elecciones de 2004 a las de 2009, en los barrios de mayor poder adquisitivo, y ganó 24.270 votos en el interior del país, lo que se salda con una caída desde el 50,4% -los que entonces obtuvo Tabaré Vázquez-, al 48,16%, que obtuvo José Mujica el pasado 25 de octubre.

José Mujica, candidato del Frente Amplio

José Mujica, candidato del Frente Amplio, nació en Montevideo el 20 de mayo de 1935 y de joven fue militante del Partido Nacional, uniéndose luego al Movimiento de Liberación Nacional –  Tupamaros. Pasó a la clandestinidad en 1963, y años más tarde entró en la cárcel, donde estuvo 13 años.

Fue elegido diputado en 1994, y a partir del año 2000, fue senador de la República. Tras las elecciones de 2004 –que ganó el Frente Amplio-, el presidente Vázquez le nombró ministro de Ganadería Agricultura y Pesca, cargo que dejó para participar en la actual campaña electoral.

Mujica piensa defender la inversión privada y el capital. “Duerman tranquilos –dice el candidato frenteamplista-, porque no va a haber ni expropiación ni disparates como los que impulsa Hugo Chávez”. Mujica toma distancias del presidente venezolano –dice-, porque está sentado en el petróleo, y afirma que no quiere saber nada de todo eso, porque –asegura-, esa película ya la vio.

Mujica dice que quiere hacer funcionar al Estado como funcionan las empresas privadas. Afirma que no es nada estatista, y que no quiere estatizar nada. y aunque confiesa que su sueño son las industrias y actividades económicas autogestionadas por los trabajadores, acepta que se trata de una utopía, y que no pretende sustituir a los patrones por una burocracia sindical, que luego resulta ser peor que los patrones.
Mujica rechaza que se haya definido a favor de limitar la propiedad privada, y afirma que sólo se decantó a favor de limitar la propiedad privada de la tierra.

Luis Alberto Lacalle, candidato del Partido Nacional

Luis Alberto Lacalle, nacido en 1941, es candidato del Partido Blanco, o Nacional, y fue presidente de la Republica desde 1990 hasta 1995. Considerado de derechas, ha hecho lo posible por centrar su oferta política, y cometió algunos errores en la campaña electoral, en la que ha ido a remolque de la agenda de temas del Frente Amplio, lo cual repercutió negativamente en su imagen.

A Lacalle, de 68 años, que fue presidente de la República en los años 1990 y 1995, le preocupan algunos aspectos del programa del Frente Amplio, como el estatismo en la economía y la convocatoria de una asamblea constituyente.

Por eso afirma que, si él fuera un inversor, esperaría a invertir en Uruguay al mes de diciembre, es decir, esperaría a ver quién gana las elecciones, dejando claro el mensaje de que, si no gana él, no habrá seguridad para los inversores internacionales.

Lacalle sostiene que el Partido Nacional y el Frente Amplio tienen distintas ideas sobre las libertades. La concepción socialista marxista cree que las libertades son otorgadas, mientras que el Partido Nacional –que hace suya la tradición de la revolución americana y de la revolución francesa-, considera que las libertades son connaturales al hombre.

Lo que se juega el Uruguay el 29 de noviembre

Aunque el candidato blanco, Luis Alberto Lacalle, aconsejó a los inversores extranjeros que tuvieran intención de invertir en Uruguay, que esperaran hasta noviembre, lo que le valió se acusado de antipatriota, lo cierto es que el país no se juega tanto.

Aunque la imagen de Mujica –un antiguo guerrillero-, es sin duda alguna de izquierdas, ha tomado distancias de Hugo Chávez, diciendo que en su país no se producirían los disparates que ha hecho el venezolano.
En su programa no hay ninguna amenaza para el inversor extranjero, ni un cambio radical de la estructura productiva. Mujica ha evolucionado hacia la moderación, y ha tranquilizado al mundo del capital, haciéndoles ver que su triunfo no será un riesgo para los intereses del empresariado.

Problemas pendientes para el próximo gobierno

Previsiblemente, el 29 de noviembre José Mujica será elegido presidente de la República. Claro que todavía puede haber sorpresas. Los indecisos tienen la palabra. Por lo demás, el 30 de noviembre no habrá ningún sobresalto. Los problemas económicos del país son graves, y el nuevo gobierno tendrá que hacerles frente.
La inserción del país en el mundo, a través del MERCOSUR, deja mucho que desear, y las relaciones con Argentina siguen envenenadas por el episodio de las pasteras instaladas en el Río Uruguay, con su secuela de corte de puentes y consecuencias para la economía uruguaya, y declaraciones de políticos de una y otra orilla, mientras esperan el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Un país que pierde población

Por lo demás, se calcula que unos 700.000 uruguayos han abandonado el país, lo que supone el 20,1% de la población. Por otra parte, si mantener una estructura constante de la población exige una tasa de 2,1 hijos por mujer -lo que se llama la tasa de reposición-en Uruguay la evolución demográfica es alarmante: a la disminución de nacimientos se le suma el aumento de la tercera edad. Y a menos niños y más ancianos, la pirámide de la población uruguaya presenta un futuro problemático.

En Uruguay nacen hay 47.000 nacimientos cada año, y 32.000 defunciones. Cerca de 12.500 emigran. Si esa tendencia se consolida, Uruguay está condenado a perder población. Actualmente hay 65 pensionistas por cada 100 trabajadores, y en el futuro los mayores de 60 años, que hoy son el 17,5%, podrá alcanzar el 25%.
Si, como decía Juan Bautista Alberdi, “gobernar es poblar”, Uruguay debería revertir la tendencia migratoria, debería captar población del exterior y debería fomentar la natalidad. Y para todo ello necesitaría ser capaz de ofrecer un futuro promisorio a la gente, nada de lo cual parece probable a corto y medio plazo.

Bastan esas breves referencias para que el lector se haga una idea del escenario que tendrá que administrar el próximo gobierno.