En esta clave deben interpretarse los dos acontecimientos más relevantes de su política exterior reciente: la decisión, en septiembre de 2009, de ofrecer su embajada en Tegucigalpa al derrocado mandatario Manuel Zelaya durante el convulsionado proceso político hondureño. Brasilia marcó, de este modo, un punto de inflexión en su relación con Estados Unidas, potencia a la que durante todo el siglo XX había reconocido como líder indiscutido en la resolución –diplomática o por la fuerza– de los conflictos en América Central y el Caribe.

Brasil: entre la proyección global y el liderazgo regional
Brasil acapara todas las miradas. Analistas internacionales, políticos y periodistas dedican cada vez más espacio a reflexionar sobre el milagro brasileño. En este contexto, la diplomacia presidencial –encarnada por la figura de Lula– trasciende su tradicional esfera de influencia, limitada por décadas a América del Sur.

¿El hombre equivocado?
No falta el suspense en el proceso de designación del sucesor de Hu Jintao. Se esperaba su nombramiento como vicepresidente de la Comisión Militar Central, asociado a la confirmación como virtual heredero, en el pasado septiembre.
Pero no fue así. Se argumentó a posteriori que llegaría después de las celebraciones del sexagésimo aniversario de la fundación de la República, a lo largo del mes de octubre y después de la gira por Europa del llamado al cargo: Xi Jinping. Pero tampoco. Algunos datos confirman que esta dilación puede ser una simple anécdota: Xi fue el único que tomó la palabra en la sesión plenaria de septiembre del Comité Central, lo que vendría a confirmarle como la voz autorizada de la “quinta generación”.