Sami Naïr
16/12/10
Ante el declive de economías como la griega, la irlandesa y probablemente la portuguesa, España se presenta como un caso diferente. Aunque la deuda, el déficit y el paro permanecen altos, un posible rescate desencadenaría reacciones especulativas en Italia y Francia. La dura política de austeridad europea puede plantear serias dudas en los países más afectados de si seguir con ella o volver a una política monetaria independiente de Bruselas. Los inversores privados, que se ven como posibles víctimas de esta política, ya presionan a los países más endeudados con unas tasas altísimas. El futuro de Europa se presenta incierto, pues el problema económico afectará también a su concepto político. No se sabe si volverán las monedas nacionales o qué pasará con el mercado único. A pesar del rechazo de Alemania, Europa necesita coordinar sus políticas económicas en cuatro tareas: proteger el espacio monetario europeo; crear «bonos europeos» y un mecanismo de rescate fijado; crear un préstamo para una política pública destinado al crecimiento, la creación de empleo y la investigación-innovación; y una armonización fiscal común. Estas medidas tendrán un efecto psicológico en los inversores y Europa podría salir reforzada de la crisis si ofrece un interés general europeo. Si no, su dominio económico quedará disuelto en divisiones nacionales.
Sami Naïr es profesor invitado de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, especialista en movimientos migratorios y creador del concepto de codesarrollo. Compagina su carrera docente con la de escritor en medios de comunicación, ensayos y libros.
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