Alfonso Gómez Méndez
12/01/2011

No se puede discutir el enorme crecimiento de Brasil en los últimos 16 años, no solo en materia económica, sino también en los aspectos sociales con una disminución de la pobreza y una sólida democracia, bajo el mandato del ya ex-presidente Lula Da Silva. Éste, en su camino hacia la presidencia, se mantuvo fiel a sus principios, arraigados en el sindicalismo, y constituyó un partido sólido. Lo mismo hizo ya en el Gobierno, donde nunca abandonó su misión de lucha contra la pobreza dentro de una economía de mercado, meta que alcanzó sacando a 28 millones de personas de la pobreza. Pero no antepuso la economía de mercado a los intereses de los ciudadanos más desfavorecidos, sino que estos, al verse con más capital, se volvieron consumidores, lo que impulsó la economía y la creación de trabajo. Y ante todo, Lula se limitó a gobernar, dejando de lado cualquier reforma de leyes o de la propia constitución, algo que parece ser la tónica del gobierno de Colombia. Este país, sostiene el autor, podría seguir los pasos de Brasil si se aplicaran «dos o tres artículos de la Constitución vigente». Brasil seguirá su rumbo como líder de la región con Dilma Rousseff, y ya es hora de que países como Colombia tomen ejemplo.

Alfonso Gómez Méndez, político y jurista, fue Fiscal General de Colombia y es columnista del periódico colombiano El Tiempo.

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