Lluís Bassets
28/01/2011
A pesar de que los debates sobre los principales focos conflictivos del mundo han pasado por encima los problemas más comprometidos, y a la ausencia de Julien Assange por sus problemas con la justicia, el World Economic Forum en Davos se resiste a desaparecer ante la nostalgia de aquellos que recuerdan sus primeras ediciones. Lo demuestra la intensa actividad de conferencias y seminarios y las exposiciones de los principales líderes políticos, aunque estos lo utilizan más como foro propagandístico de sus acciones. Sin embargo, es cierto que en estos tiempos en que la globalización no es tan segura como hace unos años, la conferencia falla en tratar algunos de los asuntos más peliagudos, quizás para evitar el conflicto.
Lluís Bassets es periodista y director adjunto de EL PAÍS. Se ocupa de las páginas y artículos de Opinión. Escribe una columna semanal sobre temas de política internacional.
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