La lucha por el poder en una región estratégica
Asoka Ranaweera explica los conflictos históricos y actuales dentro de la (poco conocida) región del Mar Caspio y dice que –desde el descubrimiento de los grandes yacimientos de petróleo y gas– la región ha sido testigo de una fuerte competencia entre las potencias internacionales por el control de la zona. Ranaweera cree que el mundo está presenciando un segundo gran juego, pero mucho más complejo y arriesgado que el primero (de mediados del siglo XIX). Conozca a continuación cómo se entrecruzan los intereses de Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y China en un complejísimo contexto geopolítico y etno-lingüístico, con la amenaza del islamismo en auge.
Asoka Ranaweera es analista político y CEO de «Grid2Grid Networks Powered by People», con sede en Washington DC. Es experto en temas de Eurasia y de la región del Caspio. Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor, y no reflejan necesariamente la opinión de los clientes, socios y/o afiliados de «Grid2Grid».
LA REGIÓN DEL MAR CASPIO fue durante décadas, y hasta el final de la guerra fría, un misterio para muchos, con excepción de algunos académicos.
Se conoce como región del Mar Caspio a la zona que se extiende desde el Mar Caspio hasta las montañas del Cáucaso, incluyendo a los países de Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán, Rusia e Irán. La región es una compleja red de nacionalidades, única por su diversidad.
EL GRAN JUEGO
En la antigüedad, Alejandro Magno cruzó la zona cuando se dirigía a conquistar la India. Los comerciantes navegaban en grandes caravanas entre Europa y China, en lo que posteriormente se conoció como la Gran Ruta de la Seda. El mismo viaje fue hecho por Marco Polo tiempo después.
El descubrimiento de yacimientos de petróleo en Azerbaiyán, a mediados de 1850, llevó Rusia y Gran Bretaña a una dura lucha por el poder: con el tiempo le llamaría el gran juego.
Con la caída de la Unión Soviética y el ascenso de Estados Unidos, Occidente descubrió, poco a poco, el vasto potencial energético de la Región del Mar Caspio.
Desde entonces, un nuevo gran juego ha venido desarrollándose y la nueva competencia por la región tiene lugar dentro de un complejo contexto geopolítico, etno-lingüístico, religioso, histórico y cultural.
RECURSOS NATURALES
Se estima que Azerbaiyán tiene reservas de petróleo de entre 7.000 y 13.000 millones de barriles; Kazajstán tiene reservas aproximadas de 26.000 millones de barriles, mientras que las reservas de gas de Turkmenistán son de 20.400 billones de metros cúbicos. Debido a ello, las compañías petroleras y gasíferas siguen explotando el gran potencial de la región.
En el año 2000, un consorcio llamado OKIC (conformado por Shell, British Gas, Exxon y Mobile entre otros) hizo uno de los más grandes descubrimientos de los últimos 30 años en el este de Kashagan (Kazajstán). El yacimiento contiene aproximadamente 13.000 millones de barriles de petróleo. Pero además de las reservas de gas y petróleo, la región también es rica en oro, platino, uranio y una variedad de minerales.
Las transnacionales estadounidenses y europeas fueron las primeras en llegar a la región del Mar Caspio. En 1994, British Petroleum firmó un acuerdo con Azerbaiyán para explotar tres yacimientos con reservas estimadas en 3.000 millones de barriles. A este acuerdo se le conoció con el nombre de El contrato del siglo.
Los impulsos por la búsqueda de más yacimientos petroleros sólo decayeron cuando los precios del petróleo registraron su punto más bajo en dos décadas, en 1998.
Sin embargo, los precios comenzaron a subir una vez más y el ímpetu por explorar surgió de nuevo. Fue entonces cuando compañías transnacionales japonesas, chinas, indias y surcoreanas se unieron a las europeas y estadounidenses en su afán de diversificar sus yacimientos base. Desde entonces, la región ha sido testigo de una fuerte competencia entre países grandes y pequeños, provenientes de todos los rincones del mundo.
EL CRECIMIENTO DE LOS OLEODUCTOS
Desde mediados y hasta finales de la década de los noventa se incrementó el interés estadounidense, europeo y asiático por la región del Mar Caspio.
Rusia comenzaba a ejercer de nuevo su influencia en la zona. Para entonces, Moscú ya controlaba la mayoría de los gasoductos y oleoductos de la región, sobre todo en Azerbaiyán, Kazajstán y Turkmenistán.
Sin embargo, para descontento de Rusia, a finales de los noventa British Petroleum comenzó la construcción del oleoducto Baku-Ceyhan, que pasa por territorio ruso a través de Georgia, dirigiéndose hacia el Mar Mediterráneo vía Turquía. El oleoducto fue inaugurado recientemente y se dice que su capacidad máxima es de un millón de barriles de crudo por día. A pesar de que existen numerosos planes para la construcción de oleoductos con diversas rutas –que incluyen a China, Irán y Afganistán–, el Baku-Ceyhan es, por el momento, el único que no se encuentra bajo control ruso en el área.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea, han conversado con los gobiernos de Azerbaiyán, Kazajstán y Turkmenistán para que apoyen la construcción de oleoductos con múltiples rutas con el fin de diversificar su acceso a yacimientos de gas y crudo. Hasta la fecha, no se han obtenido resultados.
La reciente participación de compañías asiáticas ha complicado aún más el escenario geopolítico, dado que cada día compiten más países por la colaboración de Azerbaiyán, Kazajstán y Turkmenistán.
GEOGRAFÍA Y ETNO-LINGÜÍSTICA
La región del Mar Caspio alberga numerosos y pequeños grupos étnicos. Entre ellos: ávaros, turcos, osetios y chechenos. En total, existen aproximadamente 3 nacionalidades mayoritarias, 24 nacionalidades minoritarias e incluso más subgrupos. La región también acoge a una diversidad de religiones, incluyendo a los suníes musulmanes, chiíes musulmanes, cristianos y judíos. Se habla una variedad de lenguas, muchas de las cuales son de origen turco.
El imperio otomano y el imperialismo ruso tuvieron una gran influencia en cuanto a la definición de la cultura y la historia en la región del Mar Caspio. Y la historia continúa siendo una fuerza importante en la política regional, tanto que el actual conflicto entre Rusia y Georgia por Osetia y Abjazia está vinculado a una disputa de cientos de años de antigüedad.
Muchos de los problemas actuales están ligados también a nuevas realidades geopolíticas, como la lealtad hacia Estados Unidos: el gobierno georgiano es claramente pro estadounidense.
LOS CAMBIOS DESPUÉS DEL 11-S
Antes del 11 de septiembre, Estados Unidos y Rusia competían ferozmente por la influencia de la zona. Con Azerbaiyán determinada a liberarse del control ruso, Estados Unidos aprovechó la oportunidad para desestabilizar el poder de Rusia, apoyando el proceso de independencia y democracia en Azerbaiyán.
Sin embargo, el 11-S trajo consigo grandes cambios en la forma en la que Estados Unidos veía a la región. En lugar de promover la democracia, Washington pasó a ser fue cada vez más tolerante con los gobiernos autocráticos del Mar Caspio; necesitaba bases militares para su guerra contra los talibanes y posteriormente contra Irak. Es por esta razón que prefería gobiernos autoritarios pero estables –no importaba qué tan represivos fueran–, que democracias caóticas.
Y mientras la escalada entre Estados Unidos e Irán crece ante la cuestión nuclear, países como Azerbaiyán –que comparte frontera con Irán– se han convertido en lugares estratégicos para la política exterior de Washington.
Ignorando sus anteriores principios, los estadounidenses han mirado al costado ante la brutal campaña rusa en Chechenia.
EL TERRORISMO QUE CRECE
A pesar de ello, el terrorismo sigue creciendo. Las redes terroristas islamistas han surgido a lo largo y ancho de la región del Mar Caspio, donde antes no existían; muchas de ellas dicen estar afiliadas a Al-Qaeda.
Los rusos han presenciado levantamientos violentos no sólo en Chechenia, sino también en la caucásica República de Daguestán. La mayoría de estas confrontaciones son el resultado del derramamiento del conflicto en Chechenia.
La competencia en la región continúa, pero la cooperación entre Rusia y Estados Unidos –con el fin de financiar sus propias guerras–, ha dominado el funcionamiento del mercado económico.
EL SEGUNDO GRAN JUEGO
El segundo gran juego está en curso, pero a diferencia del primero, este es mucho más complicado. En la primera competencia por el poder, sólo existían dos imperios que peleaban por influencia en la región. Actualmente hay numerosos países, grandes y pequeños, luchando.
El riesgo también es mucho mayor. Ganar el control de la región no sólo traería una gran riqueza económica, sino además lograría estabilizar un área que es vulnerable a los ataques de redes islamistas. Este segundo gran juego, que está dándose a lo largo de la línea etno-religiosa del Mar Caspio, aún está por decidirse.
Es muy difícil armar el rompecabezas del Caspio. El futuro de sus habitantes seguirá siendo incierto.
Publicado por:
Luisa Comas
fecha: 30 | 11 | 2006
hora: 12:37 pm
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Esto me hace acordar a cuando los europeos se repartieron África con una regla…