Las nuevas relaciones de Moscú con Washington, Bruselas, Pekín, Europa del Este y Oriente Medio
Grupo de trabajo del Encuentro Internacional de Safe Democracy

ESCENARIO
Rusia vuelve a jugar un papel central en las relaciones internacionales del siglo XXI tras más de una década de aislamiento y descomposición desde la caída de la Unión Soviética.

Durante la guerra fría, y bajo la estructura bipolar del enfrentamiento comunismo-capitalismo, Moscú ejerció una compleja y ambiciosa política exterior orientada a la hegemonía de sus zonas de influencia, tales como Europa del Este y amplias regiones de Asia Central, el Cáucaso, los Balcanes, etc. La dinámica internacional de aquel período tenía al kremlin como uno de los dos principales centros de decisión político-militares.

A más de diez años de la implosión de la Unión Soviética, Rusia vuelve, sin dudas, a ocupar un rol central, derivado fundamentalmente del incremento en los precios de hidrocarburos, de su (aún) enorme poderío militar y de su influencia política.

La antigua zona de influencia soviética es hoy un territorio que Washington y Moscú se disputan. Por un lado, Rusia se niega a perder su antigua hegemonía y Estados Unidos ha aprovechado muy bien el clima creado tras los atentados del 11- S para penetrar en Asia Central: cuenta con bases militares en la zona fronteriza con Afganistán, y países como Kazajstán figuran entre los principales beneficiarios de las ayudas concedidas por la administración estadounidense. Asimismo, Moscú desea recuperar su posición de fuerza en una región estratégica como es Oriente Medio.

¿Podrá Rusia volver a jugar el mismo papel hegemónico de antaño? ¿Qué rol debería jugar Rusia para promover la paz y la seguridad internacional en el nuevo escenario multipolar (Estados Unidos, Unión Europea, China, India, Brasil, etc.)?

El reto que se plantea es repasar las relaciones de Rusia con los principales actores internacionales (sin olvidar el papel estratégico que jugará la energía) y formular una ecuación que permita a Moscú continuar su crecimiento de la mano del respeto a la democracia y los Derechos Humanos, la lucha contra la pobreza, y la sostenibilidad. (SIGUE…)

Las preguntas de los expertos se articularan entorno a:

– ¿Qué medidas podrían servir para fortalecer la libertad de expresión, la democracia y los derechos humanos, y combatir la pobreza en Rusia?

– ¿Cuál debería ser la relación de Moscú con los siguientes actores en la línea de la promoción de la estabilidad, la seguridad y la cooperación internacional?:

– Estados Unidos: ¿Por qué las relaciones bilaterales entre Rusia y Estados Unidos se han enrarecido en los últimos dos años? ¿Es útil la estrategia de Washington de cortocircuitar la posibilidad de que reaparezca una gran potencia contestataria como Rusia? ¿Qué ha aportado Estados Unidos a cambio de la general docilidad mostrada por Rusia desde los atentados del 11 de septiembre?

– La Unión Europea: El monopolio energético de Rusia continúa propagándose y divide a la Unión Europea sobre qué posición tomar ante la creciente dependencia con el gran vecino oriental. Existen varias tendencias: la de aquellos que desconfían de Rusia por el talante poco democrático de su ejecutivo y por la opacidad de su economía, y la de los que optan (la mayoría) por dejar en un segundo plano estas cuestiones y buscan la rentabilidad económica. ¿Crece la resignación de Bruselas ante Moscú?

– Europa del Este y los Balcanes: ¿Por qué los países occidentales han reconocido el principio de libre determinación y la independencia de quince Estados herederos de la URSS, de los dos nacidos de Checoslovaquia y de los seis que han visto la luz en virtud de la desintegración del Estado federal yugoslavo? ¿Por qué no lo hacen, en cambio, en el caso de Kosovo? ¿En qué consiste la política de reconocimientos? ¿Por qué algunos se han visto premiados con el derecho a autodeterminarse mientras que se ha cerrado a otros este horizonte?

– Asia Central: ¿Qué papel podría jugar Rusia en achicar el déficit democrático que sufren los países de Asia Central? ¿Cómo dar respuesta a la dramática situación en Uzbekistán? ¿Cómo apoyar a Kirguizistán, donde ha habido un amago de «revolución» y donde los pasos son lentos y dubitativos? ¿Sirven los ejemplos de lo sucedido Ucrania o en Georgia?

– China: ¿Es la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), recientemente creada, la alternativa oriental (y no democrática) a la OTAN? ¿Puede servir esta organización, liderado por China y Rusia e integrado por más de media docena de países, para algo más que frenar la influencia norteamericana en una región considerada hoy como prioridad estratégica?

– El mundo Árabe: ¿Qué rol podría jugar Rusia en la normalización de las relaciones diplomáticas de Irán con Estados Unidos? ¿Y a la estabilización política regional? Después de la caída del Muro de Berlín, la posición rusa en esta zona quedó muy debilitada. Ahora el Kremlin pretende recuperar ese espacio recibiendo a los líderes de Hamas, a Saad Hariri o estableciendo colaboración con regímenes como el iraní. ¿Abre esta nueva estrategia una ventana de oportunidad en Oriente Medio o torna más complejo el panorama actual?

– OTAN: ¿Continúa viendo la OTAN en Rusia un enemigo a batir? ¿Hasta dónde llegará la expansión de la Alianza Atlántica?