Yakarta 2007: el PKS mira a las presidenciales
Javier Gil Pérez explica cómo y por qué el islamista Partido de la Justicia y la Prosperidad (PKS) tiene posibilidades de gobernar Yakarta y desde allí proyectarse como una magnífica plataforma desde la que podría alcanzar el poder en las elecciones legislativas de Indonesia en 2009. Una nueva victoria del PKS tendría un importante valor simbólico para el Islam político no sólo dentro de Indonesia, sino también internacionalmente.
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Javier Gil Pérez es experto en terrorismo islamista en el Sudeste Asiático y candidato a Doctor por el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado en Madrid. Ha sido investigador invitado en el Instituto de Defensa y Estudios Estratégicos de Singapur e investigador invitado en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Yakarta, en Indonesia.
LOS PRÓXIMOS COMICIOS para elegir gobernador en Yakarta, Indonesia, representan mucho más que un simple proceso electoral. Suponen un magnífico botón de muestra para conocer la situación de la política indonesa en la actualidad, y sobre todo para calibrar cuál es la fuerza del Islam político, representado principalmente por el Partido de la Justicia y la Prosperidad (PKS).
Yakarta, como capital del Estado indonesio, se constituye como el principal campo de batalla electoral del país. Por ello, las distintas fuerzas políticas están empezando a jugar sus cartas ante tan importante contienda.
Los próximos comicios constituyen la primera oportunidad para los habitantes de Yakarta de elegir directamente a su gobernador. Las últimas elecciones legislativas, en 2004, depararon una inesperada victoria de los islamistas del Partido de la Justicia y la Prosperidad en la ciudad de Yakarta. Una nueva victoria del PKS tendría un importante valor simbólico para el Islam político no sólo dentro de Indonesia, sino también internacionalmente. Se constituiría además, como una magnífica plataforma desde la que el PKS podría alcanzar el poder en Indonesia en las elecciones legislativas de 2009.
CAMBIO POLÍTICO
Los resultados de las últimas elecciones legislativas registraron un aumento en la fuerza de los partidos islamistas y un descenso en la fuerza de los partidos tradicionales seculares indonesios, GOLKAR (el partido del ex dictador Suharto y que gobernó durante 33 años) y el Partido Democrático de Indonesia (PDI), del presidente Susilo Bambang.
Lo anterior marca el probable inicio de un cambio político, lento pero imparable, en el que el islamismo (representado por tres grandes fuerzas políticas: el Partido de la Justicia y Desarrollo, el Partido de la Luna Creciente –PBB– y el Partido de la Unidad y el Desarrollo –PPP–), se puede llegar a convertir en el principal bloque político. Este cambio finalizaría con la llegada de un partido islamista al poder en 2009. Por ello, los partidos políticos seculares han entendido que es necesario parar el ascenso al poder del PKS en Yakarta. En consecuencia, se están produciendo interesantes movimientos en el bloque secular que denotan su preocupación.
El derecho electoral dictamina que únicamente pueden presentar candidatos los partidos que hayan obtenido más de un 15 por ciento de los votos en las elecciones legislativas de 2004. Los que no hayan alcanzado dicha cifra deberán presentarse en forma de coalición. Debido a ello, sólo tres partidos tienen la posibilidad de presentarse en solitario (aunque únicamente lo hará el PKS): el Partido Democrático, GOLKAR, y el Partido de la Justicia y de la Prosperidad, que consiguió más de un 22 por ciento de los sufragios, revelándose como la gran sorpresa, pues fue la primera vez en la historia de la joven democracia indonesa que se tuvo una alternativa a los partidos políticos seculares de Indonesia.
LA FUERZA Y SEGURIDAD DEL PKS
El fenómeno más importante que se ha producido es que el PKS es el único partido que se presenta en solitario, el resto lo hará a través de coaliciones. Este hecho muestra dos claves esenciales para comprender la actual situación política indonesa.
En primer lugar, que el PKS se presente en solitario denota la fuerza y la seguridad con la que concurre a las elecciones. Esta certeza se debe a que las variables que lo empujaron electoralmente en 2004 siguen vigentes: pobreza, corrupción, desempleo, inestabilidad internacional, etc. Si bien las variables macroeconómicas han mejorado, la situación de una importante masa de indonesios no ha cambiado. Lo anterior perjudica a los defensores del actual sistema político, pues éste no ha logrado resolver los problemas de la población. Así, la aceptación de ideologías alternativas va creciendo poco a poco.
Por otra parte, el reagrupamiento de las fuerzas políticas seculares y nacionalistas en una coalición (Jakarta Coalition, conformada por 17 partidos defensores de una Indonesia secular) es un movimiento defensivo que tiene como objetivo detener, si no el avance electoral más que probable, sí la llegada al poder del PKS en Yakarta.
ISLAMIZACIÓN A NIVEL LOCAL
El PKS ha sufrido una interesante evolución desde su nacimiento tras la caída de Suharto en 1998. En 2002 defendía la inclusión de la Yakarta charter en la Constitución indonesa, es decir, la introducción de la Sharia o ley islámica en el régimen jurídico indonesio. Actualmente, ha rebajado de forma sustancial el papel del Islam en la vida política nacional, es decir, ha variado su estrategia política rebajando el perfil del Islam.
Sin embargo, este cambio merece una explicación más profunda. El perfil del Islam ha sido disminuido a nivel estatal y los dirigentes del PKS se han centrado más en solucionar los grandes problemas sociales y económicos de la población. No obstante, a nivel local el PKS sí ha impulsado la aplicación de la Sharia en aquellas ciudades donde gobernaba y ha iniciado un proceso de islamización de la sociedad.
Por ello, cabe concluir que existe una doble agenda por parte de los dirigentes del PKS. La derrota parlamentaria sobre la inclusión de la Yakarta charter en 2002, produjo un efecto clave en la estrategia de éste y del resto de los partidos islamistas. La estrategia de islamización desde el ámbito estatal no podía ser llevada a cabo debido a que el control del parlamento estaba en manos seculares, por lo que se centraron en el nivel local donde el Estado no interviene. Desde el plano local se construiría una nueva Indonesia y desde ahí se iniciaría el asalto al poder.
CERCA DE LA POBLACIÓN
La batalla electoral por el poder en Yakarta es un paso más en la larga lucha política entre los bloques secular e islamista iniciada tras la caída de Suharto. Los partidos islamistas buscan deslegitimar el actual sistema político indonesio catalogándolo de ineficaz, pues no ha ofrecido una solución para los problemas económicos y morales de la sociedad indonesia. Y si bien actúan dentro de él, también defienden cambios profundos en su funcionamiento. Estos cambios se personifican en la introducción de la Sharia como elemento mágico para solucionar los males de la sociedad.
La crítica al sistema se ha visto acompañada de una intensa actividad social (escuelas, dispensarios médicos, ayuda social de emergencia, etcétera) con la que se han puesto de manifiesto las fallas del régimen. Pero quizá lo más importante es que de esta forma el PKS ha conseguido acercarse a la población, dulcificando al Islam político para presentarse como una alternativa válida, real y eficaz.
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