Internet y las restricciones a la libertad individual en el siglo XXI

Por Martin Varsavsky (para Safe Democracy)

Martin Varsavsky analiza las formas de censura y control con los que gobiernos vigilan y limitan el ejercicio de la libertad, a través de Internet (la cibercensura y el cibercontrol): es el caso, conocido, de China, pero también de Estados Unidos y de una gran cantidad de países (democráticos y no democráticos). Varsavsky cree que la línea que separa a la censura del control en Internet es muy fina y sirve a las cúpulas del poder para atentar contra la libertad individual.

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Martín Varsavsky es Presidente de la Fundación Safe Democracy y fundador de seis exitosas empresas en los últimos 15 años. Actualmente es Presidente Ejecutivo de FON.

EL PAÍS PUBLICÓ HACE UNOS DÍAS un artículo sobre la censura en Internet. En él se presentaban los resultados de una investigación realizada por el grupo Open Net Initiative (ONI) (en el que participan los más prestigiosos centros de investigación en temas de la Sociedad de la Información) que 25 países ejercen la censura de webs con contenidos políticos o sociales peligrosos, e impiden el acceso a aplicaciones como YouTube o Google Maps. Dice, además, que la censura en Internet está aumentando en escala, alcance y sofisticación en todo el mundo, en muchos casos gracias a la colaboración de empresas occidentales.

El estudio de la ONI se basó en 41 países escogidos como los lugares donde había más por aprender sobre el gobierno y su vigilancia (muestra en la que no se incluyó a Estados Unidos y determinados países de Europa, a pesar de poseer en algunos casos importantes niveles de control de la red). Los resultados arrojan, de todas formas, que los países donde se filtra más contenido son Birmania, Irán, Pakistán, Arabia Saudita, Siria, Túnez, los Emiratos Árabes Unidos y Yemen. Y que con distintos matices, los rubros en donde se aplica el estudio son la política y el poder, asuntos de seguridad, y normas sociales. Corea del Norte, por ejemplo, silencia lo que se refiere a Corea del Sur. En otros casos, la presión se practica sobre disidencias en los hábitos sociales o las normas, algo que ocurre en China, Vietnam, Birmania, Siria, Irán, Yemen Arabia Saudita y Túnez.

FORMAS DE CENSURA
Pero, ¿cómo es que esta censura se implementa? Además de los filtros que pueden usar los propios usuarios (como aquellos que protegen la navegación de los más pequeños o el uso de Internet en las compañías), hay diferentes soluciones para censurar el tráfico en Internet , que pueden muchas veces combinarse entre sí.

Una de ellas consiste en bloquear URL´s usando el servidor DNS; cuando se busque una IP que está censurada, el servidor DNS no enviará nada o enviará a una dirección con un mensaje de lo siento….

Otra medida es la filtración de contenidos; todo el tráfico de Internet pasa por el servidor del censor, el cual escanea el contenido en busca de malas palabras y bloquea los sitios que las contengan.

También se recurre al bloqueo de puertos; de forma de que todo el tráfico dirigido a ese puerto se rechace.

Existe asimismo la denominada lista blanca; a diferencia de los filtros que se basan en una lista negra (que listan los sitios a los cuales no está permitido el acceso) la lista blanca trabaja de manera opuesta: el acceso a todos los sitios está bloqueado excepto para algunos especiales. Este sistema es usado generalmente en terminales de acceso gratuito que están esponsorizados por alguna compañía, la cual permite, por ejemplo, libre acceso a sus sitios de comercio electrónico.

EL PARADIGMA DE CHINA
China es sin lugar a dudas el caso más citado como ejemplo y alarma ante la cibercensura. Y sirve tomar este ejemplo para ver cómo es que estas herramientas funcionan en la realidad. Como bien explica Reporteros sin Fronteras, la arquitectura de la Red china se concibió desde su origen para permitir el control de la información: en ella sólo existen cinco backbones, por lo que cualquiera que sea el proveedor de acceso utilizado por el internauta, sus e-mails y los documentos que descarga transitan necesariamente por esos nudos de conexión.

El gobierno chino ha comprado, además, tecnologías y material puntero en empresas norteamericanas (Cisco Systems vendió varios miles de cursores, a más de 16.000 euros la pieza, para formar la infraestructura de vigilancia del régimen y sus ingenieros ayudaron a parametizar el material) que le permiten leer y filtrar las informaciones transmitidas por la Red. Esto le permite al gobierno bloquear cientos de miles de sitios, yendo desde los informativos a publicaciones sobre las minorías étnicas, pasando por la pornografía, el movimiento espiritual Falungong o los derechos humanos.

Y si bien algunos usuarios del consiguen eludir la censura (por ejemplo, conectándose a la Red a través de servidores con sede en el extranjero), la policía dispone de medios para filtrar contenidos y saber quién consulta sitios prohibidos, o envía correos electrónicos peligrosos.Tanto es así que en 2004, 61 personas estaban presas en China por publicar en Internet textos considerados subversivos. Y diecisiete de esos internautas habían sido condenados a penas que llegaban hasta los 14 años de cárcel.

TAMBIÉN EN DEMOCRACIA
Pero la cibercensura no es propia únicamente de los países no democráticos. Estados Unidos, por ejemplo, fiel a la Primera Enmienda de su Constitución, no censura Internet en su territorio. Sin embargo, sí implementa formas más sutiles o concretas de censura que son igualmente reprochables. Tras el escándalo por la difusión en Internet de las fotos de los soldados americanos torturando a prisioneros iraquíes encapuchados, el Ejército de Estados Unidos, ha incrementado las restricciones en el uso de Internet de sus soldados.

En este mes de mayo, un memorando enviado por un comandante de las fuerzas estadounidenses en Corea, advierte que bloquearán en los portales militares el uso de YouTube, MySpace y otros once sitios, so pretexto de que la organización terrorista Al Qaeda puede aprovecharse de esta información para perpetrar atentados en puntos estratégicos.

Tras el éxito del blog My War: Killing Time in Iraq, se incrementarán, además, las restricciones en los blogs de los soldados, así como su participación en foros y similares. Al punto que existe una nueva legislación que los obliga a consultar con su superior inmediato qué información es considerada de seguridad operacional. De esta forma, todo lo que los soldados publiquen en la web deberá ser anteriormente revisado, incluyendo cualquier texto, post o discusión en foros y correos electrónicos que no sean personales.

EL CASO DE FON
En el caso de Fon nos hemos encontrado también con cibercensura o, para ser más específicos, con con cibercontrol, por ahora sólo en el Reino Unido. El Reino Unido tiene el sistema de espionaje de internautas más sofisticado del mundo. Todos los ISP (y en el caso de Fon nos consideran un ISP) tienen que poder dejar al gobierno inglés espiar en cualquier momento lo que está haciendo cualquier internauta. Por eso no hemos lanzado FON en el Reino Unido aún. En primer lugar, porque para operar necesitamos construir una infraestructura muy complicada y cara. Pero, además, porque si bien los ciudadanos ingleses parecen apoyar esta medida porque confían en que su gobierno no va a hacer nada malo con esta información y están preocupados por el terrorismo, para Fon esto significa crear túneles de la conexión de cada fonero a un servidor nuestro que luego puede ser interceptado por las fuerzas de seguridad y que está conectado a Internet.

MATICES Y ALTERNATIVAS A LA CIBERCENSURA
Claramente, el tema de la cibercensura y cibercontrol presenta matices y, como todo en esta vida, tiene sus dos caras y un límite bien fino entre ambas. Porque por más que defendamos la libertad de expresión, no estamos de acuerdo con la pedofilia, racismo o la violencia en la red. Pero el hecho es que menos del 3 por ciento de la actividad en línea es realmente inquietante y si bien las autoridades no pueden ignorarlo, ésta no es la razón más común detrás de la cibercensura. Por el contrario, el argumento detrás del control de la red es casi siempre (especialmente después del 11-S) la lucha contra el terrorismo y la seguridad de los países.

Ahora bien, más allá del debate y sus consecuencias a nivel mundial, ¿qué es lo que podemos hacer para evitar y combatir la cibercensura? Muchos de los organismos más activos en este campo tienen herramientas de participación o campañas en línea a las que nos podemos adherir. Entre ellos: Reporteros sin Fronteras, que además de organizar distintas manifestaciones lanzó un manual para ciberdisidentes; Amnistía Internacional, con su campaña Irreprensible; y la Electronic Frontier Foundation y su campaña Blue Ribbon. Por otra parte, para evitar ser censurados en nuestro uso de la red podemos usar herramientas como Psiphon, una herramienta de código abierto para burlar la censura que desarrolló el laboratorio de investigación Citizenlab, de la Universidad de Toronto (Canadá). O Relakksm, una red oscura comercial lanzada por mi amigo Jonas Birgersson, que ofrece una IP neutral por encima del servicio ISP existente a través de una conexión VPN encriptada. Es decir: que te permite enviar y recibir archivos e información a través de Internet sin temor a que te puedan supervisar.

Existen otras muchas formas de eludir el cibercontrol, y todas ellas reflejan una misma realidad: que, en otra ocasión, la libertad de expresión y la ética entran en conflicto. Sin embargo, la lucha contra los usos delictivos y deleznables de la red, que desde aquí rechazamos firmemente, no puede servir de pretexto a las cúpulas del poder para ejercer su control y censura en áreas que atentan contra la libertad individual. La línea que separa a las dos caras de esta realidad es, efectivamente, muy fina.

Con la colaboración de María Frick.

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