Retroceso a la libertad de prensa en un país polarizado

Por Iraxis Bello (para Safe Democracy)

Iraxis Bello cree que más allá de la discusión legal sobre la suspensión del gobierno de Hugo Chávez de la transmisión de la cadena privada Radio Caracas Televisión lo que está siendo avasallado en Venezuela es la pluralidad y la libertad de prensa.

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Iraxis Bello es periodista licenciada en la Universidad Central de Venezuela. Trabaja en la sección internacional del diario El Universal, y posee amplia experiencia en la cobertura de acontecimientos políticos y sociales para distintos medios de comunicación. Está finalizando el Master en Relaciones Internacionales y Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid.

LA NO RENOVACIÓN DE UNA CONCESIÓN a una televisión privada en sí misma no constituye una novedad ni es una decisión al margen de la ley; sin embargo, una medida de esta naturaleza, en este momento, tiene distintas lecturas en un país polarizado políticamente como Venezuela.

Se limitan los sectores nacionales e incluso los internacionales, que estiman que el cese de las transmisiones de la televisión privada de emisión nacional Radio Caracas Televisión (RCTV), después de 53 años de transmisión, el pasado día 28 de mayo por disposición de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), es tan sólo un capítulo más de las telecomunicaciones en Venezuela en aras de nuevos espacios para la recreación, la educación y el esparcimiento en el marco de la Revolución Bolivariana.

CONTRA LA PLURALIDAD
Y es que no se trata de criticar la muy importante necesidad de que exista la mayor cantidad de medios de comunicación posible al servicio de los ciudadanos, sino de que la creación de estos nuevos espacios públicos no sirva de excusa para disminuir y condicionar los escenarios para el debate político, el análisis y la confrontación de criterios, así no favorezcan al gobierno en curso. Estos espacios prácticamente han desaparecido y es allí donde se atenta contra la pluralidad. El resto de las televisiones privadas, como Venevisión (a la que se le renovó la concesión el hace apenas unos días) y Televén, poco o nada producen al respecto una vez que adaptaron su programación. El destino de Globovisión (canal de 24 horas de información) es incierto.

También constituye un error político no dejar dudas de que la no renovación de la señal del canal de televisión más antigua y más amplia de Venezuela (llega a todos los rincones del país) se haya aplicado a uno de los pocos medios de comunicación privado que hacía abierta oposición al gobierno chavista. Tomar una medida de esta naturaleza simplemente porque el canal no conviene puede ser contraproducente, independientemente de que la decisión de CONATEL este apegada a la ley. Lo legal no necesariamente es moral.

¿AMENAZA PARA EL PAÍS?
El mandatario venezolano, Hugo Chávez, expresó horas antes al fin de la concesión: Lo que ocurrirá mañana (en referencia al pasado 28 de mayo) es algo muy normal. Se terminará una concesión. No quisimos renovar ésa, otras las estamos renovando pero ésa no (…) hicimos una evaluación del comportamiento de esa televisora privada contra la moral pública y podemos decir que esa televisión se convirtió en una amenaza para el país, para los niños, por ello, decidí no renovar la concesión.

La otra versión de los hechos argumenta que fue la cobertura de los acontecimientos de abril de 2002 cuando el presidente fue separado del poder la que marcó el destino de RCTV, canal acusado de haber respaldado el Golpe de Estado o vacío de poder de acuerdo con el dictamen que en su momento dio el mismo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que recientemente decidió transferir el uso de la frecuencia de televisión abierta (que incluye microondas, telepuertos, transmisores, torres, antenas y casetas de transmisión) a la Televisora Social (Tves), la cual entró en funcionamiento 20 minutos después de que se desalojara la sede del canal privado en Caracas.

Hay algo de pereza en ocupar las estructuras, disponer del equipo y el sistema para la transmisión que ya existen, teniendo la posibilidad y los recursos para crearlas, comprar equipos y ponerlos en marcha con igual apego a la ley.

CAOS, CONFRONTACIÓN… Y MUCHA HISTORIA
No se trata tampoco de victimas y victimarios. En medio de la polarización mediática cada actor involucrado en la crisis generada por el cese del referido canal debe asumir su cuota de responsabilidad y dar cabida a la autocrítica. Si de lo que se trata –en parte– es de cuestionar el ejercicio del periodismo en Venezuela, los criterios deben ser válidos tanto para los comunicadores que pierden la mesura e incluso la postura y se tranzan con el gobierno, así como con los que se asumen como líderes de la oposición en los mismos términos, ya que por lo general el grueso de los periodistas venezolanos hacen su trabajo e incluso somos críticos de nuestros propios medios de acuerdo con criterios profesionales, el respaldo, el respeto a nuestra propia labor y la solidaridad con el gremio en estricto apego a la democracia.

Otro aspecto no menos importante es el impacto social del fin de la señal pública de RCTV que por medio siglo se insertó en la población. Los venezolanos vuelven a salir a las calles, unos a favor y otros en contra de la medida gubernamental, evidenciando que la división del país sigue latente y sirviendo una oportunidad en bandeja de plata a aquellos sectores, de un lado y del otro, interesados en fomentar el desorden e institucionalizar el caos.

La solución la tenían las autoridades en sus manos si hubiesen promovido la negociación en vez de la confrontación. Todo el país hubiese salido ganando.

RCTV salio al aire el 13 de noviembre de 1953. Forma parte de la cadena 1BC que incluye otras empresas como Radio Caracas Radio (RCR). Se le reconoce por ser el primer canal en hacer transmisiones en vivo, a color, y dar cobertura internacional. Además, fue uno de los principales productores de telenovelas del país, producto fuertemente arraigado en la cultura y costumbre de los venezolanos, sobre todo de la clase media y más deprimida.

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