Deterioro en las relaciones Brasil-Venezuela que complican al MERCOSUR

Por José Luis Martínez (para Safe Democracy)

El cierre de RCTV en Venezuela y las críticas de Chávez a Lula por sus relaciones con Estados Unidos no sólo provocan malestar en la capital Brasilia, sino que generan una nueva crisis para el MERCOSUR.


José Luis Martínez es periodista, editor y analista de política internacional del diario La República de Montevideo. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Diplomado en Estudios Europeos y Relaciones Unión Europea, América Latina y el Caribe de la Universidad Miguel de Cervantes de Chile.

Asimismo, es graduado en Planificación y Administración de Recursos de Defensa en el CHDS, Universidad Nacional de Defensa de Estados Unidos. Ha publicado varios libros sobre política y conflictos internacionales.

EL PRESIDENTE VENEZOLANO HUGO CHÁVEZ no tiene problemas en la región: en realidad él es el problema. Venezuela es signataria de la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos (OEA) y está sujeta a las condiciones de la Cláusula Democrática del MERCOSUR. Sin embargo, su constante retórica de confrontación podría justificar una acción diplomática de sus pares regionales si se aplicaran los acuerdos firmados.

La escalada parece crecer y no tener fin, al menos las declaraciones del presidente Chávez así lo confirman. Pero el gobierno y el Parlamento brasileño fueron claros al respecto y hablaron con voz alta. Rechazaron las críticas del presidente venezolano, al que acusaron de faltar el respeto a ese país por haber dicho que el Congreso de Brasil está subordinado a Washington.

El presidente Luiz Inacio Lula da Silva fue firme: Chávez tiene que ocuparse de Venezuela, yo tengo que ocuparme de Brasil y Bush tiene que ocuparse de Estados Unidos.

¿INVOLUCIÓN?
La polémica se desató porque la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado brasileño aprobó un pedido a Chávez para que éste reconsiderase la no renovación de la concesión a la televisión opositora RCTV, que dejó de emitir tras ser cerrada por Caracas.

El senador y ex presidente José Sarney, uno de los principales aliados de Lula y uno de los fundadores del MERCOSUR, protestó contra la decisión de no renovar la licencia a RCTV, y advirtió sobre el riesgo de una involución de los valores democráticos en el MERCOSUR.

Eduardo Azeredo, del Partido Social Demócrata Brasileño, le advirtió a Chávez que uno de los presupuestos del MERCOSUR es la plenitud democrática, la libertad de prensa, lo que no está siendo respetado en su gobierno. Yo me opongo al ingreso de Venezuela al MERCOSUR, dijo el senador Azeredo, del partido del ex presidente Fernando Henrique Cardoso.

Venezuela no está viviendo un régimen democrático pleno, y el MERCOSUR debería concentrarse en consolidar la relación entre los cuatro países fundacionales, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Para el senador brasileño, Chávez perjudica la imagen de América latina, y su populismo perjudica la percepción que se tiene de la región en el exterior.

Hasta el teólogo brasileño Leonardo Boff, vinculado a los sectores de izquierda, calificó de acto autoritario la decisión del gobierno venezolano de no renovar la licencia de RCTV, y advirtió de los riesgos de populismo en ese país. Boff –uno de los padres de la Teología de la Liberación— alertó que la concentración de poder puede ser peligroso y despótico.

EL RIESGO DE NO INTEGRAR A CHÁVEZ
El diario Correio Braziliense sostuvo que Lula ya no trata más a Chávez como compañero, sino como socio.

Brasil ya había expresado su malestar por la asesoría que Chávez habría brindado el año pasado a la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos, que afectaron los intereses de Petrobrás.

Lula se considera traicionado por Chávez, pero prefiere mantenerlo integrado institucionalmente, pues su salida del MERCOSUR podría acercarlo más a países como Irán o Corea del Norte y crear incertidumbre en la región, opina el analista Murilo Aragao, de la consultora de riesgo político Arko Advice.

Lula tuvo en marzo dos encuentros con el presidente estadounidense George W. Bush, con quien lanzó una alianza para promover el etanol a escala continental. Una perspectiva que generó críticas del cubano Fidel Castro, de la diplomacia petrolera de Chávez y de su aliado boliviano Evo Morales.

Las histriónicas declaraciones y las decisiones de Chávez avivan las discrepancias dentro del MERCOSUR y lo debilitan, mientras el mandatario está caminando aceleradamente en dirección a un férreo autoritarismo en su país.

El senador Heráclito Fortes, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa del Senado de Brasil, dijo que llegó el momento de que Brasil comience a preocuparse por las actitudes de Chávez, que siguen el camino de una dictadura, y pidió que Venezuela no fuera incorporada al MERCOSUR. El MERCOSUR no es un palco para gobiernos dictadores, dijo el legislador.

Luego de no acudir a la última cumbre del bloque realizada en Asunción, Paraguay, para emprender una gira por Rusia e Irán, Chávez criticó al viejo MERCOSUR, que en su criterio favorece la integración de las elites, de las empresas, de las multinacionales, pero no de los pueblos.

SIN REGLAS PARA SALIR
Venezuela solicitó su adhesión al MERCOSUR en octubre de 2005 y fue admitida en el bloque en julio de 2006. Los parlamentos de Argentina y Uruguay ya ratificaron la adhesión, pero los de Brasil y Paraguay aún no lo hicieron, pese a la presión de Caracas y el ultimátum de tres meses que dio el presidente Chávez. Pero el militar también amenazaba con desistir de la integración de Venezuela al MERCOSUR y acusaba de impertinente al ministro de Asuntos Exteriores Celso Amorim.

Brasilia no tardó en rechazar la amenaza de Caracas. Nadie nos fija plazos, nosotros no fijamos plazo a nadie, respondió Dilma Rousseff, ministra jefa de gabinete del presidente Luiz Inacio Lula da Silva.

El presidente de la comisión de Relaciones exteriores del Senado brasileño, Heráclito Fortes, recordó a Chávez que en Brasil, los poderes son independientes unos de otros.

El Congreso brasileño decidirá soberanamente cuando considere oportuno sobre la adhesión de Venezuela al bloque, subrayó el senador. Su homólogo paraguayo, Alfredo Ratti, también condenó las declaraciones fanfarronas de Chávez.

Lula advirtió que si bien hay reglas para entrar al MERCOSUR, no hay reglas para salir de él.

Marco Aurelio Garcia, secretario de Asuntos Internacionales del gobierno brasileño, fue más tajante. Si el presidente Chávez cree que vale la pena entrar, será una decisión soberana de él. Espero que entre, pero Brasil o el MERCOSUR no tendrían problemas si eso no ocurriera: logramos vivir hasta ahora sin Venezuela, dijo a la prensa argentina el asesor del presidente Lula.

LOS DOS DESTINOS
Las actuales polémicas con Chávez, que quiere un MERCOSUR antiimperialista y antiliberal, configuran una crisis anunciada desde el momento mismo en que Venezuela fue admitida en el bloque sin un calendario preciso de adopción de las normas comunitarias, dijo Ricardo Seitenfus, que fue asesor del gobierno brasileño y ahora es miembro del Comité Jurídico Interamericano de la OEA.

El MERCOSUR y el nuevo Parlamento (que ya fracasó en su última sesión que se realizó en Montevideo a la hora de analizar el tema de la RCTV) tienen dos destinos. Se convierte en un lugar de decisiones en favor de los ciudadanos de todo el bloque, de la democracia y la libertad, primando el interés supranacional y el desarrollo de la economía, o se limita a otro organismo que vegeta y genera burocracia como ya les ha sucedido a muchos de los inocuos foros latinoamericanos.

Gobiernos y legisladores de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay deberán pronunciarse sobre si la Venezuela de Chávez puede convivir hoy en una debilitada alianza regional, bombardeada a diario por las autoritarias decisiones unipersonales y declaraciones del ex paracaidista.

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