Martin Varsavsky expone mediante diez argumentos, basados en diversas publicaciones, por qué cree que la presidencia de George W. Bush es la peor en la historia de Estados Unidos. La existencia de Guantánamo, las mentiras sobre Irak, el rechazo al Protocolo de Kyoto o la indiferencia ante los altos niveles de pobreza en el país más rico del mundo son algunas de las razones.

VIVÍ DIECIOCHO AÑOS EN ESTADOS UNIDOS y quiero mucho a ese país, pero me asombra lo mala que está resultando la presidencia de George W. Bush. Nunca ningún otro presidente norteamericano me pareció tan mediocre. Pensando en este tema, decidí tratar de encontrar las diez razones principales por las que Bush es un pésimo presidente y obtuve esta lista.

Antes de que se inicie su lectura, quisiera aclarar que cuando vivía en Estados Unidos era demócrata y que, de hecho, aún estoy en el Consejo de la Fundación Clinton, luego entenderé si alguien piensa que mis ideas están influenciadas por el ex presidente Bill Clinton y no son objetivas. Pero me reservo el derecho de compartirlas con los lectores.

SOBRE MENTIRAS, RELIGIÓN Y DERECHOS HUMANOS
En primer lugar, Bush miente. La mentira más evidente y conocida fue la de las armas de destrucción masiva en Irak, pero ha dicho muchas otras, quizás no tan publicitadas en la prensa. Clinton también mintió, sobre el tema de Lewinsky, pero como decían unas pegatinas en los coches que circulan por Los Angeles, nadie murió cuando Clinton mintió (nobody died when Clinton lied).

Otra razón: Bush piensa que Dios le habla y realmente parece creer que el mundo cristiano va a derrotar al mundo musulmán, no por su cultura principalmente laica, sino a través de la religiosidad. No concuerdo con los políticos que dicen hacer las cosas en nombre de Dios.

El tercer argumento estriba en que Bush ignora los derechos civiles, al tomar medidas como la de las escuchas telefónicas sin permiso judicial. Y hace caso omiso de la Constitución mediante la negación del Habeas Corpus, las declaraciones de firmas y el despido de fiscales por motivos políticos.

La cuarta razón es que Bush todavía mantiene el centro de detención (y tortura) de Guantánamo, violando flagrantemente los derechos humanos de las personas allí detenidas. Además, tiene un abogado general, Al González, que inventó una justificación jurídica de la tortura.

MATRIMONIOS SALUDABLES, EL NO A KYOTO Y EL NUEVO AISLACIONISMO
Además de lo anterior, creo que Bush no es un buen presidente porque ha tenido actitudes insensibles con la comunidad homosexual, como su oposición al matrimonio gay y su fuerte insistencia en la promoción de matrimonios saludables. Inclusive la católica España aprobó el matrimonio entre homosexuales, algo que poco le debería importar a los que no lo son. Vivir y dejar vivir parece estár muy lejos de ser el lema Bush.

Un sexto motivo radica en que al presidente Bush poco le importa el medioambiente, tal como demostró al repudiar el Protocolo de Kyoto.

Por otro lado, el aislacionismo de Bush ha deteriorado gravemente la reputación de Estados Unidos en el mundo. La invasión de Afganistán se llevó a cabo con el consenso de la mayoría de los países, pero al irse a Irak, teniendo opiniones en contra, se embarcó en un camino que no sólo resulto un desastre en el mismo Irak, con cientos de miles de muertes, sino que además empeoró las relaciones transatlánticas.

DUDOSO ENTORNO, SOSPECHOSO COMPROMISO CON LA EDUCACIÓN Y CRECIENTE POBREZA
Como octava razón, porque Bush no elige (o hereda) buenos colaboradores, ya sea dentro del equipo de gobierno (basta recordar a Michael Brown, John Ashcroft, Donald Rumsfeld, Lewis Libby, Richard Cheney) como fuera de él (como lo dejó claro el escándalo Wolfowitz).

En absoluto menos importante, Bush no tiene un serio compromiso con la educación ni con la ciencia. Y si bien aprobó la ley Que ningún niño quede atrás, ésta no sólo fue promocionada mediante sobornos sino tuvo duras críticas por parte de los padres, maestros e incluso los gobiernos estatales.

Finalmente, considero que Bush es un mal presidente porque heredó una sana economía pero acrecentó alarmantemente el déficit fiscal. Y, lo que es más grave aún, tampoco combatió la creciente pobreza y la desigualdad social que sufre el país más rico del mundo.