Pese a que el calentamiento global tiene su origen en los hábitos de los países industrializados, serán las regiones más pobres, como el continente africano, las más afectadas por su dependencia de recursos primarios ligados al clima.

EN LOS ÚLTIMOS AÑOS desde la Comunidad Científica es aceptado el calentamiento global como una evidencia contrastada, que tiene su origen en unos hábitos de consumo, fundamentalmente de los países industrializados, insostenibles.

En abril de 2007, en Bruselas, los delegados de más de cien países ratifican el cuarto informe del Grupo Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés). En él se recogen los impactos, vulnerabilidad y adaptación en distintos sectores socioeconómicos, sistemas naturales y regiones del planeta.

Del informe se desprende que las regiones dependientes de recursos primaros ligados al clima serán las más afectadas, ello quiere decir, las comunidades más pobres.

Asimismo, se acaba de abordar por primera vez en una cumbre de Naciones Unidas en Nueva York la amenaza del Cambio Climático. El objetivo declarado de la convocatoria era dar un impulso político a la renovación del compromiso de Kioto con vistas a llegar a un acuerdo en 2009, de manera que pueda ser ratificado antes de que expire el actual tratado en 2012.

La preocupación sobre los efectos y las acciones a tomar hacen referencia recurrentemente a los países industrializados, precisamente los productores netos de contaminantes. Hay un olvido habitual y posiblemente intencionado por estados, colectivos sociales, organismos internacionales y medios de comunicación de los efectos que ocasiona el Cambio Climático sobre los desfavorecidos.

CUATROCIENTOS PROYECTOS, SÓLO NUEVE INCLUYEN A ÁFRICA

La Conferencia sobre Cambio Climático de Nairobi, celebrada en noviembre de 2006, aprobó una decisión sobre el llamado Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), que hace un llamamiento expreso a los países desarrollados para que la distribución geográfica de los proyectos sea más equitativa. Aún así, en la actualidad, de cuatrocientos proyectos, sólo nueve incluyen a África.

El Cambio Climático se deja sentir en el acontecer cotidiano de las gentes y paisajes africanos con una intensidad desconocida.

La transformación de territorios y la consecuente desaparición de formas tradicionales de vida implican la irreparable pérdida de la biodiversidad social y natural. Si se tienen en cuenta que millones de personas dependen de un frágil equilibrio de los modos de producción en la agricultura, ganadería y pesca, se entiende fácilmente que esta situación les hace especialmente vulnerables.

Todo ello lleva inevitablemente a incorporar a los movimientos de población tradicionales, el nomadismo, las sequías periódicas, la escasez de recursos o las guerras, las producidas por el Calentamiento Global.

LITORALIZACIÓN DE LA POBREZA

Lo imprevisible, cambiante e irreversible de los ciclos meteorológicos se traduce en un cambio forzoso de los ciclos vitales, que deriva a un número indeterminado de personas a buscar posibilidad de subsistencia en las ciudades.

Grandes concentraciones urbanas surgen de forma generalizada en los últimos años en los litorales. Se podría hablar de una litoralización de la pobreza. Carecen de capacidad para responder a la demanda sanitaria, alimenticia o de vivienda, y son habitualmente fronteras de la desesperación o muro de contención que evita una huida masiva hacia los países del primer mundo.

Estas concentraciones se sitúan con mayor frecuencia en países frontera y lanzadera a la vez, como es el caso de Mauritania, Marruecos, Senegal y Argelia. Éstos no tienen la capacidad para soportar esta situación si la Comunidad Internacional no elabora estrategias globales, regionales y locales que, por una parte sensibilicen sobre la necesidad de cambio en las formas y modos de consumo, y por otra den respuesta a las necesidades básicas de millones de seres humanos, condenados ya por un conjunto de factores endémicos, a los que se une lo irreversible del Cambio Climático.