La desigualdad, el gran tema (pendiente) de América Latina
El 10 por ciento más rico tiene el 48 por ciento del ingreso; el 10 por ciento más pobre el 1,6
América Latina tiene una oportunidad muy favorable para luchar por la equidad. Los buenos resultados macroeconómicos de los últimos años, la profundización democrática que ha llevado a una nueva generación de gobiernos renovadores, y las fuertes demandas de la ciudadanía exigiendo más igualdad, ofrecen tierra firme para aplicar políticas a su favor.
¿QUÉ SIGNIFICA VIVIR EN AMÉRICA LATINA, la región más desigual? De cada cien niños que nacen en Suecia, sólo el 0,5 por ciento muere antes de cumplir un año. En Bolivia, entre niños de madres con poca educación, la cifra asciende al 10 por ciento, veinte veces más.
Un niño no elige los ingresos del hogar en que nace, ni el lugar, ni la educación de los padres; pero en la región, son determinantes en su destino.
Así, aunque la democracia ha hecho un gran esfuerzo por aumentar el número de matriculados en primaria (que supone más del 90 por ciento) el 50 por ciento no termina el ciclo. Entre el 20 por ciento más pobre, sólo el 12 por ciento finaliza la educación secundaria, y sólo el 0,9 por ciento finaliza la Universidad a pesar de ser gratuita. Operan las trampas de desigualdad.
¿ACCIDENTE DE NACIMIENTO?
Los niños pobres desertan en primaria porque deben trabajar (20 millones de menores de 14 años trabajan), están desnutridos (el 16 por ciento tienen una talla menor a la que deberían tener de acuerdo a su edad), y vienen de familias desestructuradas por la pobreza. Sólo tres de cada diez hijos de padres que no terminaron la primaria finaliza la secundaria. Sin esta educación, están condenados a formar parte de la economía informal, donde no tienen crédito, apoyo tecnológico, protección social, y ganan muy poco. En 1990, un trabajador formal ganaba un 60 por ciento más que un informal; hoy es un 72 por ciento más.
«La desigualdad congela la movilidad social: estrecha los mercados internos, hace que la tasa de ahorro nacional sea muy baja, fractura la cohesión social, y atenta contra la eficiencia de la economía»
Por otra parte, un 25 por ciento de los jóvenes no forman parte del sistema educativo, ni del mercado laboral, y en muchos casos sus familias se desmembraron. Están fuera de todo marco de integración.
La desigualdad es decisiva para entender a América Latina, y para poder actuar con efectividad sobre sus enormes niveles de pobreza (38,5 por ciento, 205 millones de personas). Es necesario ponerla en el centro de la agenda pública y buscar el modo de desarmar el accidente de nacimiento, y asegurar oportunidades para todos.
La desigualdad de América Latina, donde el 10 por ciento más rico tiene el 48 por ciento del ingreso, y el 10 más pobre el 1,6 por ciento, y caracterizada por diferencias notorias en el acceso a tierra, salud, crédito, educación de buena calidad, agua, instalaciones sanitarias, Internet, y otras áreas… se paga muy cara.
«La equidad, además de ser ética, es la palanca más formidable para disparar las capacidades productivas de una sociedad y crear cohesión social, y gobernabilidad»
Viola la ética común a todas las cosmovisiones espirituales que proclaman la dignidad e igualdad de todos los seres humanos. Impide, además, que la pobreza se reduzca más allá de ciertos límites. A altas desigualdades, el crecimiento tiene un impacto casi nulo sobre la pobreza.
Congela la movilidad social. Estrecha los mercados internos, hace que la tasa de ahorro nacional sea muy baja, fractura la cohesión social, y atenta contra la eficiencia de la economía. Los latinoamericanos saben hoy que el hecho de que casi la mitad tenga que resignarse a vivir agobiados en un continente tan rico potencialmente, y que unos pocos en cambio tengan el nivel de vida de las metrópolis más ricas del mundo, no supone un juego limpio.
Un 90 por ciento afirma en las encuestas que están muy insatisfechos o insatisfechos con los niveles de equidad de la región. Lo expresan, entre otros campos, en su bajo nivel de confianza hacia las instituciones básicas. Todas se hallan por debajo del 45 por ciento de confianza. También lo manifiestan en las continuas protestas sociales masivas.
LA EQUIDAD, UNA PALANCA FORMIDABLE
El tema no es realidad crecer con equidad; es más profundo. Como plantean Bourguignon y Walton (Universidad de Harvard) es cómo entender las relaciones entre ambos. «La ONU verificó que los países con más hambre podrían reducir a la mitad la población desnutrida si disminuyeran moderadamente las desigualdades de acceso a alimentos» La equidad, además de ser ética, es la palanca más formidable para disparar las capacidades productivas de una sociedad y crear cohesión social, y gobernabilidad.
Así lo indica el caso de las economías más exitosas del planeta. Noruega, Finlandia, Suecia eliminaron el accidente de nacimiento, dando a todos los ciudadanos la posibilidad de ser becados hasta terminar la Universidad. Corea, y Taiwán hicieron grandes inversiones en educación, y dieron acceso masivo a la propiedad de la tierra. Japón tomo como prioridad al salir de la guerra construir un sistema universal de protección de la salud. Hoy dice la Oficina de Evaluación del Banco Mundial que ha sido un concepto equivocado la idea de que se puede crecer primero y preocuparse por la distribución después.
América Latina tiene una oportunidad muy favorable para luchar por la equidad. Los buenos resultados macroeconómicos de los últimos años, la profundización democrática que ha llevado a una nueva generación de gobiernos renovadores, y las fuertes demandas de la ciudadanía exigiendo más igualdad, ofrecen tierra firme para aplicar políticas a su favor.
Pueden hacer diferencias inmediatas. CEPAL, IPEA y PNUD muestran que bastaría que el coeficiente Gini bajara 1 ó 2 puntos para que la pobreza se redujera igual que en varios años de crecimiento. La ONU verificó que los países con más hambre podrían reducir a la mitad la población desnutrida si disminuyeran moderadamente las desigualdades de acceso a alimentos. CEPAL y PMA cuantificaron que la región produce alimentos para abastecer al triple de su población; sin embargo, hay 53 millones de personas con hambre y un 16 por ciento padece desnutrición crónica.
La Unión Europea ha obligado a todos sus países miembros a crear un Organismo nacional de igualdad. Es hora de trabajar juntos en el continente latinoamericano para lograr que ésta deje de ser la región más desigual de todas.
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Publicado por:
Lucas Tarazona Minaya
fecha: 19 | 11 | 2007
hora: 1:46 am
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Excelente tema que no solo debe ser interes de los politicos, si no de cada ciudadano en general. Pero la responsabilidad de los lideres es escuchar a los expertor como Bernardo a quien admiro mucho por tu trabajo, por su profundidad en el tema y por su aporte a la sociedad en general.
Publicado por:
ana
fecha: 23 | 11 | 2007
hora: 6:19 pm
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Después de la fábrica de pobreza que fué el neo liberalismo,otorgando previamente créditos a intereses fluctuantes para poder lograr que las repúblicas iberoamericanas tuvieran que constituir sus empresas prestatarias de servicios y explotadoras de sus riquezas fundamentales en»patrimonio comùn de los acreedores».
Llevando ese bien estudiado proceso ,por apertura de los mercados,al empobrecimiento compulsivo de la otrora clase trabajadora convertida en clase desocupada ,aumentàndo en proporción geomátrica el nùmero de pobres.
Habiendo ya surgido en américa latina los clásicos populismos(reminiscencias del cuarenta)en los paises que han aumentado el valor de sus materias primas.
Todo ello se soluciona si de los paises centrales se disminuye la despiadada ser de ganancias(que ya es pareja entre conservadores y pseudo socialistas).Se deja de confundir la democracia con expansión capitalista sin límite y respeto.
No creo que los mismas instituciones que programaron el saqueo puedan solucionar el problema antes que se produzca el incendio.
Podría pensar Europa que se puede mirar en el mismo espejo.Téngase en cuenta lo que pasa en Francia,seguramente a causa de que los fondos previsionales son muy bien cotizados por el neo capitalismo.