Cuando hasta el más optimista había perdido la esperanza en una solución al más enconado conflicto de nuestros días, tres agónicos dirigentes políticos, como George W. Bush, Abu Mazen y Ehud Olmert, podrían dejarnos un regalo inesperado. Annapolis podría cambiar Oriente Medio, dice el autor

PESE AL PESIMISMO GENERALIZADO, la conferencia de Annapolis, en Estados Unidos, escenificó un acuerdo entre el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, para iniciar negociaciones encaminadas a lograr un acuerdo de paz antes de que finalice 2008. Ante representantes de más de 50 países y organizaciones, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aseguró: Creo que se acerca el día en que veremos la paz. Exactamente eso: racionalmente no se puede decir más; pero intuimos una posibilidad real por fin de un final feliz.

«Las dos partes se han declarado dispuestas a alcanzar un acuerdo para finales del año que viene, antes de que Bush agote su segundo mandato en la Casa Blanca»

Los árabes deben reconocer la existencia de Israel y enterrar su voluntad de aniquilar el Estado judío. Israel debe ser generoso en las fronteras del Estado palestino, concederle Jerusalén Este para hacer su capital, devolver los Altos del Golán a Siria, y permitir un amplio retorno de los refugiados. Jordania y Egipto podrían aportar tierras y toda la ayuda que siempre han negado. ¿Y la Gaza en poder de Hamás? Deberá ser reconquistada por las buenas o por las malas. No, no parece nada fácil. Pero la primera reunión será el 12 de diciembre. Y las reuniones se producirán cada dos semanas. Nos atrevemos a mantener esperanza aunque nos hagamos pocas ilusiones. Pero 2008 puede traer el final del conflicto más desestabilizador de la situación actual global en el mundo.

La cita estaba obligada a tener buenos resultados, pues lo que está en juego es la cristalización de una alianza árabe-occidental contra Irán que permita mantener el libre flujo del petróleo desde el Golfo Pérsico a los países industrializados. Las dos partes, sin dar detalles, se han declarado dispuestas a alcanzar un acuerdo para finales del 2008, antes de que el presidente Bush agote su segundo mandato en la Casa Blanca. El partido republicano se juega ser desplazado del poder en Estados Unidos por mucho tiempo; el presidente de la Autoridad Palestina se lo juego todo; Israel está agotado, más psíquica que materialmente.

Como elemento de esperanza, israelíes y palestinos han insistido en que esta vez comparten la determinación de poner final a sangre, sufrimiento y décadas de conflicto entre nuestros pueblos y hacer posible una nueva era de paz basada en la libertad, la seguridad, la justicia y la dignidad.

LOS TRES LADOS DEL TRIÁNGULO

«Abbas destacó las difíciles cuestiones de estatus final pendientes en esta negociación al insistir en que su pueblo necesita que Jerusalén Este sea su capital«

El presidente Bush reconoció que si la paz fuera fácil, hubiera ocurrido hace mucho tiempo. Fiel a su estrategia declarada de no presionar a las partes, Bush ha reiterado que corresponde a israelíes y palestinos mostrar paciencia y flexibilidad si de verdad quieren alcanzar su objetivo de coexistencia pacífica, además de recalcar como requisitos básicos que los palestinos abandonen a sus elementos terroristas y que los israelíes acaben con la ocupación que empezó en 1967; de fracasar una vez más en estas negociaciones, los grandes triunfadores serán los extremistas en Oriente Medio. Un Estado independiente facilitará a los palestinos la oportunidad de vivir con libertad, propósito y dignidad, además de ofrecer a los israelíes algo que ellos han estado buscando durante generaciones: vivir en paz con sus vecinos.

«Ehud Olmert prometió que en las negociaciones quincenales no se evitará ningún asunto»

Abbás, quien situó la guerra y el terrorismo en el pasado para animar a los israelíes a defender hasta el final el proceso iniciado, afirmó que la paz es un interés común, un derecho dijo, para luego considerar que debe defender abiertamente y sin indecisión los derechos de los palestinos, sin ocupación, asentamientos, muros de separación, cárceles con miles de prisioneros, asesinatos, asedio, y sin controles policiales en pueblos y ciudades.

Destacó las difíciles cuestiones de estatus final pendientes en esta negociación al insistir en que su pueblo necesita que Jerusalén Este sea nuestra capital, sin olvidar que Israel ponga fin a los asentamientos, reconozca los derechos de refugiados y libere a miles de presos.

«El ministro francés de Asuntos Exteriores saludó los signos de progreso pero añadió que la gente está muy escéptica por los intentos fracasados.»

Mientras que el primer ministro israelí, Ehud Olmert, se presentó como deseoso tanto de paz como de un final al terror, la incitación y el odio. Olmert prometió que en las negociaciones quincenales no se evitará ningún asunto. Aunque éste será un proceso extremadamente difícil para muchos de nosotros, es inevitable, pero estamos preparados para ello, incluyendo la formación de un Estado palestino.

No obstante, subrayó que sólo se podrá llegar a un pacto cuando se hayan cumplido plenamente las obligaciones derivadas de la hoja de ruta del Cuarteto.

Este triángulo debe convertirse en un cuadrado, cuyo cuarto lado firme y abiertamente sea el mundo árabe.

ESCEPTICISMO E INTERROGANTES

El encuentro dejó una estela de interrogantes y escepticismo con respecto a posibilidades de paz reales. Scott Lasensky, experto en Oriente Medio del estadounidense Instituto para la Paz, abandonó Annapolis insatisfecho. Indicó que el valor de la conferencia estuvo más en el simbolismo de la presencia árabe que en su sustancia. Lasensky dijo que el documento israelo-palestino era muy vago y no especificaba los principales puntos a resolver. No es buena señal, indicó.

«La conferencia no produjo un documento final o un apoyo oficial árabe al nuevo proceso de paz. La rueda de prensa de clausura se convirtió en una declaración final de Rice, sin responder preguntas»

Los estadounidenses se mostraban eufóricos tras la conferencia en la Academia Naval en el puerto de Annapolis, Maryland (este), en la que israelíes y palestinos se comprometieron a trabajar hacia un acuerdo de paz que se concrete el año entrante, dijo la agencia francesa AFP.

Es un logro increíblemente significativo que acordaran hacerlo, porque no se han sostenido discusiones importantes en temas clave en siete años, dijo la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice.

Pero si bien Rice y el presidente estadounidense, George W. Bush, quien leyó en Annapolis el acuerdo alcanzado entre palestinos e israelíes, se muestran optimistas, otros líderes manifiestan escepticismo acerca de las reales posibilidades de un avance en el enquistado conflicto. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchner, saludó los signos de progreso pero añadió que la gente está muy escéptica porque ha habido muchos intentos de lograr la paz fracasados.

««Nada genera optimismo», dijo un diplomático árabe, en el anonimato»

El Alto Representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Javier Solana, llamó en el encuentro de Annapolis –que reunió a una cincuentena de países y organismos, incluso los rivales árabes de Israel– a extraer las lecciones de decepciones pasadas. Al final de cuentas, queda a cargo de dos partes hacer que funcione el proceso, dijo Solana a los medios. Pero el apoyo sostenido de la comunidad internacional será esencial.

LA PRESENCIA DE SIRIA Y ARABIA SAUDÍ

Uno de los aspectos más importantes que resaltaron funcionarios, diplomáticos y analistas fue la presencia en Annapolis de Siria y, particularmente, Arabia Saudí, que hizo una aparición sin precedentes en una conferencia de paz con Israel. Pero aunque con su presencia los saudíes hicieron un gesto positivo a su aliado Estados Unidos, el ministro de Exteriores, el príncipe Saud Al-Faisal, dejó claro que no normalizarán las relaciones hasta que se retire Israel de los que consideran territorios palestinos.

«Algunos analistas destacaron el rol jugado por Bush, quien se apoderó del centro del escenario en Annapolis, después de que durante los siete años de su presidencia no tuviera un papel importante en el proceso de paz»

La conferencia no produjo un documento final o un apoyo oficial árabe al nuevo proceso de paz. La rueda de prensa de clausura se convirtió en una declaración final de Rice, sin responder preguntas.

Nada genera optimismo, dijo un diplomático árabe, que pidió el anonimato. En general, los árabes están decepcionados. No hay un compromiso claro para respetar la fecha límite, solo un compromiso a hacer esfuerzos. Efectivamente, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, rápidamente minimizó cualquier idea de un calendario, al señalar a la radio pública estadounidense: No pretendemos que se trate de algo que pueda cumplirse en una semana o en un año, pero hay que empezar por algo.

Algunos analistas destacaron que un elemento positivo fue el rol jugado por Bush, quien se apoderó del centro del escenario en Annapolis, después de que durante los siete años de su presidencia no tuviera un papel importante en el proceso de paz. Edward Djerejian, ex embajador en Israel bajo el gobierno del predecesor de Bush, Bill Clinton, expresó que esto podría tornarse vital, ya que derrotar las animosidades existentes en Oriente Medio necesitará de una gran voluntad política. Rice está comprometida pero más importante es que el presidente se comprometa más, dijo Djerejian, director del Instituto James A. Baker III para políticas públicas en la Universidad Rice en Texas (sur).

LAS MECHAS DE GAZA Y LÍBANO

«existe un gran temor a que Irán intente boicotear el proceso de conversaciones, activando el conflicto interno en Líbano. Ya ha habido tiroteos con muertos y heridos»

Una persona resultó muerta, 50 fueron heridas y 300 detenidas por la policía palestina que cargó en Cisjordania contra manifestantes que protestaban contra la conferencia palestino-israelí de Anápolis, mientras en Gaza miles de seguidores de Hamas rechazaron la normalización con Israel. Las protestas fueron convocadas poco antes de la reunión.

En la ciudad cisjordana de Hebrón, un palestino que participaba en una de las manifestaciones contra la conferencia auspiciada por Estados Unidos, murió a manos de las fuerzas de seguridad palestinas. Entretanto, en la franja de Gaza, Hamás, que controla ese territorio desde junio, consiguió reunir a decenas miles de seguidores para protestar contra la conferencia. Horas antes, el depuesto primer ministro islámico, Ismail Haniye, en un discurso televisado, había asegurado que el pueblo palestino no se quebrará y seguirá con la resistencia.

¿Se lanzará Hamas a la rebelión abierta? ¿Qué hará Hezbolá en Líbano?

Mientras, existe un gran temor a que Irán intente boicotear el proceso de conversaciones, activando el conflicto interno en Líbano. Ya ha habido tiroteos con muertos y heridos. En Trípoli se enfrentaron seguidores del grupo islamista Movimiento de la Unificación Islámica (MUI), pro-sirio, y de las Brigadas de Trípoli, simpatizantes de las Fuerzas 14 de Marzo, que respalda al Gobierno anti-sirio del primer ministro libanés, Fuad Siniora. El fallecido fue identificado como Nawaf Al Haidar, miembro del MUI, y entre los heridos figura el hijo del fundador de la agrupación, Usama Chaban.

El enfrentamiento terminó con la intervención del Ejército y la Policía libanesas, que cercaron el área tras instar a los hombres implicados en el incidente a rendirse. El ejército se ha hecho cargo de la seguridad en el país, desde la medianoche del pasado viernes, cuando el Líbano se quedó sin presidente después de que fracasaron cinco intentos del Parlamento para elegir al sucesor del jefe del Estado libanés, Emile Lahud. El fracaso en la elección del nuevo presidente se debió a las profundas divergencias entre la oposición, liderada por el grupo chií Hezbolá, y la mayoría parlamentaria, encabezada por las Fuerzas 14 de Marzo.