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En el asunto de la liberación de los rehenes de las FARC, los presidentes de Colombia y de Venezuela son presos de la política interna, dice el autor. Chávez necesita éxitos afuera para asimilar la derrota política del referéndum, y Uribe precisa demostrar que no sólo Chávez es buen gestor para liberar rehenes. La comunidad internacional espera que estos acontecimientos reduzcan las tensiones que se viven entre Colombia y Venezuela y no al revés, señala.

(Desde México D. F.) EN LOS ÚLTIMOS MESES se ha calentado la geopolítica en América Latina. El tema de los rehenes de las FARC y su liberación ocupa una relevancia de primer orden, después de más de ocho años de estar subsumido en las páginas interiores de los diarios y como nota marginal de las cancillerías. El hecho que elevó el asunto fue la implicación de Hugo Chávez como mediador.

“La mega marcha del 4 de febrero en Bogotá, con dos millones de personas condenando a las FARC supone una clara muestra de respaldo a Uribe” Por la influencia de la activa diplomacia chavista, donde el factor petróleo ocupa un lugar destacado para lograr tener adeptos, involucrarse activamente en el país vecino le esta dando grandes dividendos. Ahora sí tenemos un verdadero problema geopolítico y no tanto un juego coyuntural de intereses mediáticos entre dos presidentes, pues Álvaro Uribe, claramente, está también jugándose el todo por el todo.

Al poner Chávez las cartas sobre la mesa, ha contribuido a clarificar las posiciones del debate en Colombia. Además, los países sudamericanos, pese a su prudente distancia, tienen puesta la mira en los acontecimientos. Ecuador, Perú y Brasil, vecinos de Colombia, en concreto, mostraron sus reservas respecto a aquella propuesta declarar a las FARC como fuerza representativa y no terrorista.

MÁS DE DOS MILLONES DE CONDENAS A LAS FARC

Mucho se venía especulando sobre la relación Chávez-FARC, pero para mucha gente Chávez no era más que un megalómano con dinero y un desbordado afán de protagonismo. “Parece que las fuerzas armadas no acompañan a Chávez en esta nueva aventura y, por lo pronto, mantienen una actitud de reserva” En Colombia se ha dado una posición de amplio respaldo al gobierno de Uribe y prácticamente se han desplazado de la agenda los demás temas de controversia.

La mega marcha del 4 de febrero en Bogotá, con dos millones de personas condenando a las FARC supone una clara muestra de respaldo a Uribe. Los otros temas oscuros del uribismo, como el de la parapolítica, en el que están involucrados miembros de grupos políticos afines al presidente, pasaron a un segundo término.

Es preocupante que Chávez esté llevando las cosas a un plano de provocación que puede desencadenar en un enfrentamiento militar; “La opinión interna a favor de Uribe no va en consonancia con parte de la comunidad internacional, pues respaldan su política de mano dura «no más FARC»” los empresarios de ambos países comienzan a ver los efectos de los golpes de la política en los negocios comerciales en la frontera común, y a un sector de la opinión pública venezolana le genera gran preocupación el friccionar al máximo la relación con Colombia. Por cierto, las declaraciones del mandatario venezolano a favor de las FARC han generado más bien rechazo.

Incluso, parece también que las fuerzas armadas no acompañan a Chávez en esta nueva aventura y, por lo pronto, mantienen una actitud de reserva. Sin embargo, no se puede desconocer la capacidad de Chávez de producir tensiones. Puede ser que su próximo paso sea autorizar la apertura de una oficina de representación de las FARC en Caracas.

EL DILEMA DE ÁLVARO

Todo lo anterior pone al presidente Uribe ante un dilema. A pesar de todo, se liberaron a las dos (primeras) rehenes, y él debe también dar pasos para garantizar que continúe el intercambio diplomático para la liberación de los próximos. “La comunidad internacional espera que estos acontecimientos puedan bajar las tensiones geopolíticas que se viven entre Colombia y Venezuela” Se rumorea que la próxima liberación incluirá tres norteamericanos y un grupo de rehenes enfermos. La opinión interna a favor de Uribe no va en consonancia con parte de la comunidad internacional, pues respaldan su política de mano dura no más FARC, como fue el lema de la marcha. Por otro lado, en contra, muchos países están pidiendo más flexibilidad e, incluso, negociación.

Los dos presidentes son presos de la política interna. Chávez necesita éxitos afuera para asimilar la derrota política del referéndum, y Uribe necesita demostrar que no sólo Chávez es buen gestor para liberar rehenes.

Mientras tanto, la comunidad internacional espera que estos acontecimientos puedan bajar las tensiones geopolíticas que se viven entre Colombia y Venezuela, y que se agregan a una geopolítica en proceso de calentamiento en toda América Latina, principalmente en los países andinos.