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Más allá de las lecciones que deban sacar los partidos nacionalistas y la izquierda comunista (IU) ante la pérdida de votos a favor del PSOE, lo único válido a día de hoy es que las elecciones generales en España sólo tienen un ganador: José Luis Rodríguez Zapatero. El PP, si bien ha ampliado su presencia parlamentaria, es hoy más oposición que hace cuatro años. Los estrategas de Mariano Rajoy han fracasado.

(Desde Madrid) LOS RESULTADOS ELECTORALES DEL 9-M han corroborado todas las tendencias de orientación de voto que se habían manifestado de manera clara desde fines del otoño de 2007. El PSOE, en un escenario de participación similar al de 2004, vencería en los comicios por una distancia de entre 3 y 4 puntos.

La única sorpresa que deparó la jornada fue el hundimiento electoral de los principales socios del gobierno socialista durante esta legislatura: la izquierda comunista y los independentistas catalanes perdieron más de la mitad de su fuerza parlamentaria. “¿No será que los posicionamientos que algunos consideran fruto de la inmadurez del líder socialista sean en verdad maniobras altamente calibradas?” El abrazo del oso funcionó con precisión.

Hay aún quien piensa que el presidente del gobierno y su equipo se manejan al azar de los acontecimientos, que se dejan llevar en cada ocasión por una posición, o la contraria, y que, como expresó Rajoy en los debates televisivos, mantienen opiniones distintas según sean los tiempos políticos. Quizá sea verdad, pero no lo parece tanto a la vista de los resultados obtenidos, sobre todo en Cataluña y el País Vasco.

Que el PSOE gana las elecciones nacionales gracias a sus apoyos en una Andalucía subsidiada por el resto de las comunidades es de sobra conocido. Pero en esta ocasión, además, se sumó su excelente rendimiento en Cataluña y en el País Vasco. ¿No será que los posicionamientos que algunos consideran fruto de la inmadurez del líder socialista sean en verdad maniobras altamente calibradas?

DOS DISCURSOS, UNA ESTRATEGIA Y SENDOS RESULTADOS

“Quizá crea el líder popular que para 2012, su niña (Victoria Esperanza) ya estará más crecidita” El discurso de patriotismo constitucional que manejó el PP durante la legislatura parece que ha tenido éxito en aquellas comunidades donde la presencia de partidos no nacionales es pequeña o inexistente, Madrid, Comunidad Valenciana, Murcia, mientras que la versión alternativa de ese mismo discurso, la manejada por el Partido Socialista, ha tenido éxito precisamente en el País Vasco y Cataluña.

Si la negociación con ETA y la aprobación del Estatuto de Cataluña reforzaron el discurso del PP y su éxito en las “Quizá Rajoy sea más sensato la próxima vez que se rodee de analistas electorales que ya erraron en su lectura de las encuestas en 2004”comunidades sin presencia de partidos no estatales, esos mismos procesos políticos parecen haber mejorado la posición de los socialistas en aquellas comunidades autónomas con presencia de importantes fuerzas nacionalistas.

No es probable, aunque así seguramente lo interpreten los analistas más afines a la derecha, que la brecha territorial haya perdido fuerza en estas elecciones.

Lo que seguramente es más preciso, es que parte del imaginario nacionalista, en el ámbito de la izquierda, bien pueda expresarse en esta ocasión en un voto hacia el partido socialista.

UN GANADOR Y MÁS OPOSICIÓN

“Ninguno de los asesores de Rajoy salió al balcón de Génova la noche del domingo, aunque, para qué: son de los que siguen pensado que su realidad es la de todos” Más allá de las lecciones que deban sacar los partidos nacionalistas y la izquierda comunista de estas elecciones, que dicho sea de paso, serán pocas (el líder de IU dimite y advierte que ya no se presentará a coordinar la coalición, mientras su grupo en el País Vasco sigue apoyando a alcaldes que no condenan el terrorismo), lo único que parece válido a día de hoy es que las elecciones sólo tienen un ganador: José Luis Rodríguez Zapatero.

¿Y Rajoy? Pues los populares parecen contentos, han aumentado su cuota parlamentaria, y parecen felices siendo más oposición que hace cuatro años. Inexplicable. Quizá piense el líder popular que para 2012, su niña (ya bautizada como Victoria Esperanza) ya estará más crecidita. O quizá, lo dudo, sea más sensato la próxima vez que se rodee de analistas electorales que ya erraron en su lectura de las encuestas en 2004, o de asesores de imagen que le venden una niña que ya parece haberse paseado por medio mundo (quizá no sea tan niña como pensábamos), o de consultores que sin haber oído en su vida a un inmigrante le quieran hacer un contrato de integración.

Ninguno de ellos salió al balcón de la calle Génova la noche del domingo, aunque, para qué: son de los que siguen pensado que su realidad es la de todos. Una vez más, se equivocaron.