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Bolivia no deja de sorprender. Más de alguna vez en su historia, cuando parece que camina hacia el precipicio, se detiene y se produce una salida inesperada que la aleja de la violencia. ¿Es esto lo que está teniendo lugar hoy?

 

(Desde Santiago de Chile) BOLIVIA NO DEJA DE SORPRENDER. Más de alguna vez en su historia, cuando parece que camina hacia el precipicio, se detiene y se produce una salida inesperada que la aleja de la violencia. ¿Es esto lo que está teniendo lugar hoy?

No lo sabemos con certeza. Lo único seguro es que las alternativas siguen siendo negociación o conflicto. “Es posible que no se cumpla con uno de los objetivos por los que se determinó acudir al pueblo, es decir, que en forma pacífica se resuelva una controversia” En cuanto a los caminos que llaman la atención, inmediatamente después que Santa Cruz aprobara por abrumadora mayoría su referéndum autonómico el 4 de mayo de este año, el Senado decidió convocar a un referéndum revocatorio de la gestión del presidente Morales y de los Prefectos departamentales.

Evo Morales en vez de vetar esta iniciativa como pudo haberlo hecho, la aceptó y Bolivia se encamina hacia un decisión de este tipo, con el agregado que no es una de aquellas que se resuelven por un voto más, sino que las autoridades que se sometan a la voluntad popular deben obtener al menos el mismo porcentaje y/o cantidad de votos que lograron cuando fueron electos.

UN CONFLICTO GENERALIZADO QUE ENFRENTA A DOS VISIONES OPUESTAS

“Una fractura generalizada enfrenta a dos Bolivias: una globalizante, selvática, blanca y europeizante (con sede en Santa Cruz), y otra indígena, altiplánica y antiglobalización (con sede en La Paz)” La gran pregunta es si Bolivia resolverá sus problemas en forma democrática, sobre todo si al día de hoy los antecedentes indican que las partes en pugna, tanto el presidente de Bolivia como la autoridad de Santa Cruz, deberían ser reelectos.

En otras palabras, es posible que no se cumpla con uno de los objetivos por los que se determinó acudir al pueblo, es decir, que en forma pacífica se resuelva una controversia.

La razón es doble: en primer lugar, que el conflicto de Bolivia no es sólo político y jurídico, sino también económico, territorial, étnico y social, es decir: la crisis de la sociedad es una de tipo general. En segundo lugar, que detrás de todo está una fractura generalizada y que consiste en dos visiones totalmente contrapuestas de dos Bolivias muy diferentes: una que es globalizante, selvática, blanca y europeizante (con sede en Santa Cruz), “Las alternativas siguen siendo las mismas: conflicto o negociación” y otra que es indígena, altiplánica y antiglobalización (con sede en La Paz).

Por ello las alternativas siguen siendo las mismas: conflicto o negociación. Santa Cruz avanzó un paso en su proyecto al aprobar una asamblea legislativa regional transformando a su prefecto en el gobernador Costa, y auto-otorgándose competencias en áreas que estaban en manos del poder central.

EL MAYOR DESAFÍO A LA UNIDAD DEL PAÍS

Además a partir del proceso autonomista, se ha dado una situación donde ambas partes tienen razón en lo jurídico. “La Constitución que va a ser plebiscitada por Morales fue aprobada en un recinto militar, sin participación de la oposición y sin seguir lo establecido en la ley” La tienen los partidarios de Evo Morales, en el sentido que el proceso de Santa Cruz no tiene sustento constitucional, pues no ha estado validado ni por la Constitución ni por los tribunales electorales.

Pero también tienen razón los líderes cruceños en un doble sentido: primero, que el referéndum que llevaron a cabo se basaba en uno vinculante que tuvo lugar el 2 de julio de 2006 y que fue dejado de lado por Morales; segundo, que la Constitución que va a ser plebiscitada por Morales fue aprobada en un recinto militar, sin participación de la oposición y sin seguir lo establecido en la ley, es decir, que cada artículo necesitaba de dos tercios de los constituyentes y no la simple mayoría, como en definitiva ocurrió. “La reivindicación autonómica apunta a una reforma estructural del Estado boliviano”

Por ello, el problema de Bolivia no es jurídico, sino que esta situación es la expresión de una crisis de fondo y representa el mayor desafío a la unidad del país.

El primer escenario, el del conflicto, conduce inevitablemente a que la autonomía se oriente hacia el independentismo, y el segundo, el de la negociación, a un reconocimiento real de la oposición por parte del gobierno de Evo Morales.

UNA FRACTURA CON REPERCUSIONES EN LA REGIÓN

“Si la tensión crece y se escala de las autonomías al independentismo, las Fuerzas Armadas pasan a ser decisivas” El proceso de negociación es indudablemente lo que más le conviene a Bolivia, aunque ambas partes tienen la posibilidad de radicalizar el proceso. En todo caso, la reivindicación autonómica apunta a una reforma estructural del Estado boliviano, tan profunda como la que propone Evo Morales, aunque obviamente, en un sentido totalmente distinto. El tema no es menor, ya que lo que se discute entre otras cosas, es si la potestad sobre los excedentes de los recursos naturales, desde la tierra al gas, depende del Estado nacional o del gobierno departamental.

“Una fractura de Bolivia es tema de legítimo interés para la seguridad nacional de muchos países de la región. Lo que ocurra interesa al menos a Brasil, Argentina, Paraguay, Perú y Chile” Ahora, si la tensión crece y se escala de las autonomías al independentismo, las Fuerzas Armadas pasan a ser decisivas. La duda es si van a actuar en forma concertada o van a reproducir las divisiones de la sociedad boliviana. Las declaraciones de sus altos mandos apuntan a que para ellos predomina la doctrina de mantener la integridad territorial, pero no hay duda que las regiones están en condiciones de crear su propia fuerza militar.

Si se produjera un escenario de este tipo, por su ubicación geográfica en el corazón de América del Sur, una fractura de Bolivia es un tema de legítimo interés para la seguridad nacional de muchos países de la región. Lo que allí ocurra interesa al menos a Brasil, Argentina, Paraguay, Perú y Chile, y la respuesta de varios va a depender de cuán abierto sea el intervencionismo de Venezuela, lo que atraería la participación de Estados Unidos.

UNA DIVISIÓN HISTÓRICA

“Bolivia vive un periodo decisivo para su historia, donde lo ideal sería que el gobierno de Morales abriera un periodo de negociación” Mi propia opinión es que se ha abierto un compás de espera, un escenario intermedio, desde el momento que los partidarios de las autonomías debieran esperar los próximos referendos de Beni, Pando y Tarija, mientras que el Gobierno de Evo Morales debe abocarse al plebiscito mayor, el de reforma de toda la Constitución. Por su parte, ambos deben esperar el resultado de los referendos revocatorios de las autoridades.

En otras palabras, Bolivia vive un periodo decisivo para su historia, donde lo ideal sería que el gobierno de Evo Morales abriera un periodo de negociación para evitar el estallido de un conflicto de proporciones.

Sin embargo, en uno u otro escenario, por ahora se mantiene el mencionado compás de espera, donde ninguna de las convocatorias electorales puede resolver el tema de fondo: la división territorial y étnica, como el tema de mayor importancia y gravedad del país.