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El nuevo gobierno de coalición en Pakistán no logra acabar con los elementos subversivos de la frontera y áreas tribales: prueba de tal ineficacia es el reciente atentado contra la Embajada danesa en Islamabad. Sepa por qué hace falta más Inteligencia (espionaje) en el país.

 

(Desde Londres) UNA BRILLANTE COLUMNA en The Times comenzaba con una broma muy popular en el país del Sur de Asia: Islamabad está tan sólo a 15 minutos de Pakistán. Pues bien, la globalización hace milagros y ahora está incluso más cerca, tal y como prueba la toma de la Mezquita Roja y el reciente atentado contra la Embajada de Dinamarca.

El lugar elegido para el atentado es una zona repleta de delegaciones diplomáticas y de organismos extranjeros. El coche bomba, que llevaba matrícula diplomática falsa, se elevó varios metros antes de que su caída provocara un inmenso cráter. El resultado: seis muertos, incluyendo a un danés de origen pakistaní. Sin embargo, esta acción no debe ser solamente entendida como un simple ataque con motivaciones internas, sino como un ataque a un posicionamiento frente a ciertas cuestiones internacionales candentes.

UNA CONSECUENCIA DE LA FALTA DE ACCIÓN DEL GOBIERNO DE COALICIÓN

En abril pasado, Al-Zawahiri alentó a castigar a Dinamarca en cualquier lugar del mundo. “El pasado marzo una bomba en una zona frecuentada por extranjeros segó la vida de una ciudadana turca y dejó malheridos a cuatro agentes del FBI” Sus pecados son varios y de suma gravedad, ya que no sólo mantiene tropas desplegadas en Irak y en Afganistán, además fue el país en el que publicaron las polémicas caricaturas de Mahoma, que, por cierto, han sido reeditadas recientemente. Si esto fuera poco, Copenhague tiene un proyecto de ley para prohibir cualquier símbolo religioso a los funcionarios en lugares públicos, incluyendo kipas y crucifijos, además de burkas y pañuelos.

Parece que, para los grupos cercanos a Al-Qaeda en Pakistán, Dinamarca se ha convertido en la encarnación del mal, algo por lo que ya han pasado otros países como Suecia, Noruega o los Países Bajos, que se vio obligado a trasladar a su personal a un hotel de Islamabad tras el estreno de la famosa y controvertida película Fitna. Este hecho demuestra que el objetivo de los terroristas se encarna ahora en los extranjeros. Además, el pasado marzo una bomba en una zona frecuentada por extranjeros segó la vida de una ciudadana turca y dejó malheridos a cuatro agentes del FBI. Parece que estos grupos encuentran más facilidades, ya que el nuevo Gobierno de coalición entre el PPP y el PML(N) está enfrentado entre sí por el control de la justicia, pues tras el nombramiento de los nuevos magistrados del supremo, la nueva mayoría es favorable a Zardari frente a Sharif, que hubiera preferido a los sustituidos por Musharraf. “La falta de acción por parte de la coalición está permitiendo a los Talibán contraatacar una vez se han recuperado en las zonas fronterizas con Pakistán”

El atentado contra la Embajada de Dinamarca no es más que la consecuencia de la permisión con los grupos radicales que tienen su santuario en la provincia de la Frontera Noroeste (NWFP, en sus siglas en inglés) y en las Áreas Tribales (FATA, en sus siglas en inglés. El Gobierno de coalición no está siendo acusado de buscar un pacto con estos grupos para lograr una falsa paz en el país, que le conceda un artificial periodo sin atentados con el que legitimar al Gobierno ante la sociedad pakistaní. Sin embargo, hay quien piensa que es simplemente falta de eficacia ya que sus luchas internas le restan capacidad de acción. En cualquier caso, esta falta de acción por parte de la coalición gubernamental está permitiendo a los Talibán contraatacar una vez se han recuperado en las zonas fronterizas con Pakistán. El atentado contra la Embajada de Dinamarca además de la lectura externa también tiene una interna. Poco antes de la deflagración, por el lugar pasó la comitiva presidencial, con Musharraf al frente, que se dirigía a un acto del ejército en la National Defence University.

ESTRATEGIA EQUIVOCADA

Al igual que le ocurrió a Musharraf, el nuevo Gobierno de coalición no ha sido capaz de acabar con los elementos subversivos de la frontera y parece haber decidido un acercamiento negociado. “La corrupción y las violaciones de los derechos humanos provocan que los líderes tribales encuentren más atractiva la colaboración con Al-Zawahiri que con el trío Musharraf-Zardari-Shariff” Sin embargo, esta política de apaciguamiento puede acabar con un nuevo golpe de Estado por parte de los militares que, además, se sienten agraviados por el cerco al que está siendo sometido el presidente de Pakistán. A este fin puede contribuir el desencanto que viven los países occidentales con el gobierno del PPP y del PML(N) de quien se esperaba una mayor cooperación frente al terrorismo y de quien ni siquiera se ha obtenido la captura del asesino de Benzair Bhutto, Baithullah Mehsud.

La estrategia, tanto de Musharraf como del nuevo Gobierno, es equivocada, ya que, si bien es cierto que elementos subversivos se esconden en la zona fronteriza, las tribus locales, en principio, no son muy favorables a la colaboración con Al-Qaeda. Ya en la Jirga que organizó Jan Aurakzai, gobernador de la provincia de la Frontera Noroeste, se acordó con los jefes tribales que no se colaboraría con los insurgentes y que se trataría de denunciar a los combatientes extranjeros. Esta línea, que en mi opinión es la correcta, no debe ser confundida con el apaciguamiento respecto a los grupos más radicales y cercanos a Al-Qaeda. La corrupción galopante y las violaciones de los derechos humanos pueden provocar y provocan que los líderes tribales encuentren más atractiva la colaboración con Al-Zawahiri que con el trío Musharraf-Zardari-Shariff. “Se deben evitar cargar de razones a grupos radicales con errores infantiles en la lucha contra el terrorismo o apoyando a los grandes violadores de los derechos humanos”

Sin embargo, el atentado contra la Embajada de Dinamarca, en ningún caso debe ser debe ser entendido como un enfrentamiento entre musulmanes y occidentales porque las primeras víctimas de la violencia radical son los propios musulmanes. Desgraciadamente son muchos los ejemplos de intelectuales perseguidos y castigados por estos grupos, como la feminista Nawal al-Sa`dawi, el profesor Nasr Abu Zayd, o el único Premio Nóbel de literatura en lengua árabe, Naguib Mahfouz, quien fue atacado por grupos islamistas egipcios en 1994 y que se vio obligado a permanecer encerrado hasta su muerte en 2006. En muchas ocasiones los islamistas radicales se dirigen a ellos con el término Kafir, que podría ser traducido como apóstata.

TOMORROW IS BUSINESS AS USUAL

“El primer ministro danés, ha realizado un comunicado en el que expresa su firme voluntad de no cambiar su línea política a pesar del atentado y de las amenazas de Al-Zawahiri” Por lo tanto, no se trata de ceder en los valores que hemos considerado como propios, sino de alcanzar un acuerdo un entendimiento entre los grupos más tolerantes y dialogantes. Además, se deben evitar cargar de razones a grupos radicales con errores infantiles en la lucha contra el terrorismo o apoyando a los grandes violadores de los derechos humanos. Estos fallos han provocado que la población mayoritariamente pashtún se acerque más a los Wahabistas que a los defensores de posturas más liberales, lo que en el fondo no hace más que ahondar en el problema y retroalimentarlo.

Algunos críticos con la posición norteamericana en la zona proponen una vuelta a los medios de inteligencia humana (HUMINT) frente a los medios electrónicos. Parece que la falta de estos efectivos humanos ha provocado el descontrol de la región y la propagación de las ideas más radicales.

En lo que al Gobierno danés se refiere, Anders Fogh Rasmussen, el primer ministro danés, ha realizado un comunicado en el que expresa su firme voluntad de no cambiar su línea política a pesar del atentado y de las amenazas de Al-Zawahiri. Esta actitud ha recibido el apoyo del Consejo Musulmán Danés, que ha calificado el atentado como atroz. Parece una actitud no sólo valiente sino sabia, ya que las políticas de pacificación se han mostrado poco eficaces cuando de terrorismo se trata.

Como dijo Tony Blair tras los atentados de Londres Tomorrow is business as usual.